Unos dicen que estamos tontos, otros que si no nos da pereza, otros cuantos que es una paliza y nosotros ya estamos pensando en la siguiente.
Y ya llevamos unas cuantas en los riñones, noches de bohemia y de mucho cachondeo, donde los habituales nos damos cita y alguno que otro suele debutar en cada viaje y cuando llegamos los domingos por la noche, creo ver en sus caras la ilusión y el descojono que se han pasado al lado nuestro.
Porque desde que esperamos al autobús ya empezamos nuestro fin de semana de risas y buen rollo, que, la verdad, tal y como están las cosas son muy necesarios.Así que la madrugada del sábado, cuando dieron las doce y media nos acoplamos en nuestros asientos para emprender una nueva aventura por tierras burgalesas, las cuales aun no habíamos pateado.
Dentro del autobús, una vez saludado a todos nuestros acompañantes habituales, con los cuales hemos hecho mas kilómetros juntos que el baúl de la Piqué, emprendemos la marcha.
El que no haya venido nunca creerá que desde que montamos hasta que nos bajamos vamos dormidos ( ojalá), pero no, con nuestro equipo de música vamos poniendo canciones habituales de otros viajes y entre canción y canción, alguna que otra anécdota y muchas risas, esto ultimo es lo mas sano para que sigamos asistiendo a estos viajes todos juntos.
Cuando la jefa (Paqui) decide, paramos a tomar un café el que quiera y otros, a esas horas prefieren algún refresco guisado o alguna cerveza, son horas en las cuales si estás despierto sería para estar de fiesta....
Y cuando apenas amanece llegamos a Santo Domingo de Silos, donde debemos esperar un rato para poder desayunar en alguno de los bares antes de emprender la ruta, la cual nos llevará hasta el cementerio donde se rodó la ultima escena de la película; " El Bueno, el feo y el malo".
Esa la ruta más larga, otros deciden esperar en el pueblo para cuando al volver y después de conocer el monasterio, continuemos andando hasta el desfiladero del Yecla, para concluir la ruta.
La primera parte de la ruta no nos gustó mucho. Aparte de ser cuesta arriba todo el camino, un incendio de años atrás había arrasado con todos los arboles del lugar y la escena era penosa, la verdad que podían volver a rodar otra película del oeste dado el paisaje.
Algunos decidieron darse la vuelta puesto que había que volver por el mismo sitio y otros decidimos acompañar a nuestro amigo José Fernando para que disfrutara del lugar donde se rodó su película favorita. Nos costó llegar, pero llegamos y desde lo alto del cerro ya se divisó el cementerio al cual bajaron los mas valientes y otros esperaron arriba comiéndose el muerdino.
La vuelta hasta el pueblo la hicimos a buena velocidad, puesto que es lo que tiene hacer estas cosas en tan poco tiempo, debes programar todo muy bien para que de tiempo.
El monasterio nos le enseñaron todo lo rápido que pudo el guía y luego en la calle, todos juntos nos encaminamos al desfiladero, lo mas bonito sin duda de la ruta.
Un lugar famoso y concurrido por muchas personas que ante la corta distancia que tiene, se animan a recorrer sus pasarelas para ver lo que ha ido destruyendo el agua en las rocas.
Al terminar la ruta nos esperaba el bus para llevarnos hasta Burgos donde teníamos el hotel. Por el camino vamos contándonos lo vivido hasta el momento y nuestras impresiones. Compartimos fotos y algún que otro trago.
Dejar la maleta en el hotel y salir a buscar donde comer, no es mala hora pero no te puedes atontar si no quieres hacer ayuno voluntario, por lo que el que mas y el que menos bichea algún sitio en condiciones para comer. La verdad que nosotros acertamos y nos dimos un buen banquete en uno de los restaurantes cercanos a la catedral.
La visita a la catedral la dejamos para el domingo, por lo que el sábado la gente aprovecha para conocer el resto de la ciudad, otros se tumban un rato hasta la hora de la cena para después de esta salir a conocer la noche de Burgos.
El domingo amanecemos y toca desayunar fuerte para aguantar otros pocos de kilómetros andando, que con lo del día anterior las piernas se van cargando demasiado.
Dejamos las maletas en la consigna del hotel y a las cuatro quedamos para volver. Tenemos tiempo de conocer la ciudad y sobre todo, conocer LA CATEDRAL. Y lo pongo en mayúsculas porque sin duda de todas las que conozco hasta la fecha, es la que mas me ha impresionado. El arte que hay metido allí dentro no lo ves en unas pocas de horas y uno se va sorprendiendo aun mas si cabe a medida que vas conociendo otra estancia nueva. El hierro, la madera y la piedra allí empleada es una locura y los miles de detalles que no te da tiempo a memorizar. Nosotros estuvimos dos horas allí metidos pero si hubiéramos querido, nos pegamos otras dos tranquilamente.
Unas cervezas nos esperan acompañadas de alguna que otra ración para comisquear algo antes de volver al autobús, donde nos esperan otros cuantos de kilómetros y de aventuras, porque para nosotros el bus es una gran aventura donde entre algún que otro cante y procesión, se nos pasa el rato volando, gracias a la "Cofradía del Niño Glorioso" por enseñarnos su paso y procesión.
Y poco más que añadir, que si no conocéis esta maravilla os invito a que no dejéis de ir a verla porque no os defraudará.
A los compañeros de viaje muchas gracias por hacerme olvidar las penas que pueda tener uno, estas cosas te llenan para otros cuantos meses y en junio estaremos de nuevo cantando la morita camino de Bilbo, donde nos esperará otra gran aventura sin duda.
Gracias Paqui por seguir empeñada en que conozcamos España entera, Ahh !!Y viva el niño glorioso!!!!
Nos vemos por las callejas.
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