Hoy mi corazón está triste, por que la mujer que mas besos y abrazos ha dado en todo el pueblo de Huertas de Ánimas, nos ha dejado. Tuvimos la suerte de poder conocernos desde pequeños y era un auténtico lujo el poder cruzarnos contigo y saludarte, pues lo siguiente sabíamos que era un beso tuyo acompañado de un gran abrazo. De esos que jamás nos dio nadie, ni siquiera familiares cercanos. Como los tuyos, no los hubo iguales. En ellos no había malicia, ni intereses, ni nada que se le pareciera, eran abrazos verdaderos, positivos y sanadores.
Unas veces del brazo de tus padres y otras del brazo de tu hermana, siempre estabas pendiente de las personas con las que te cruzabas. Tu primera pregunta era saber de quienes éramos y luego sin esperar casi la respuesta, ya tenias plantado en nuestras caras el primer beso. A continuación nos preguntabas por nuestras madres y antes de soltarnos nos despedías con otro beso.
Aquellos años de niñez que andábamos siempre liando alguna de un lado a otro del pueblo y que sin embargo era como un pacto el que teníamos contigo, que si nos cruzábamos en el camino estaba prohibido no saludarte y decirte algo, fuera el día que fuera y en cualquier lugar del pueblo.
Es una paradoja que la paisana mas besucona y simpática se haya tenido que ir, tan solo con los cariños de sus hermanos, que jamás la dejaron sola a pesar de la situación en la que vivimos.
Vaya desde aquí mi pequeño homenaje hacía ti, Pili. Que la tierra te sea leve y que donde estés, sigas dando los besos y abrazos de los cuales tus paisanos nos quedamos huérfanos. Tus padres seguirán cuidando de ti.
Un abrazo a toda la familia, descanse en paz.
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