Pero se hacen los prudentes poniendo por delante de todo y acusando a toda la juventud. Ni tan siquiera son capaces de recordar sus dieciocho años y lo que hacían ellos y ellas por entonces. La palabra empatía ni la conocen, tan solo se quedan con el dedo acusador levantado ante cualquier chaval que se cruce delante de ellos.
Si se juntan unos cuantos de amigos en alguna cochera tardan cero coma en llamar a la autoridad, porque ellos y ellas en su juventud estuvieron recluidos en conventos de monjas y frailes, y jamas hicieron ruido ni se saltaron ninguna prohibición que les pusieron sus padres. "Ni se te ocurra irte a lo oscuro con ningún muchacho", tranquila madre, que yo se bien lo que hago....
Estas, eran las primeras que nos buscaban a nosotros, los chavales que con esa edad no hacíamos caso a Dios bendito, porque con dieciocho años lo único que estaba de moda era incumplir la ley. Que estaba prohibido entrar en una propiedad, allí estábamos todos y todas metidos. Que fulanito tenía membrillos en su huerto, podía despedirse de unos cuantos. Que las bombillas alumbraban demasiado, pues afinar la puntería con las piedras.....
Y aquellos sinvergüenzas de aquellos años no conocieron con aquella edad una pandemia de esta, donde a todos los jóvenes los han tenido en sus casas tres meses metidos, sin poder salir a liar ninguna de aquellas trastadas que los que ahora acusan, hacían día si y día también.
No se trata de defender a toda la juventud, puesto que los hay como los hubo siempre, que pasan de todo. Pero me molesta demasiado que siempre se apunte al mismo bando desde la acera de enfrente sin cumplir las mismas normas que están impuestas para todos.
Vuelvo a recordar mis dieciocho y me pongo en el pellejo de los de ahora y estoy seguro que ya me había caído alguna que otra multa, puesto que la sangre con esa edad, le hierve a uno.
Así que antes de acusar a los jóvenes primero nos miramos el ombligo y repasamos las leyes que hay impuestas para todos y nos fijamos en si las cumplimos a rajatabla o si por el contrario tan solo cuando nos ven.
Esta pandemia será larga y las acusaciones irán de acera en acera, de casa en casa y se llevará por delante muchas amistades de toda la vida, ojala y sepamos comportarnos todos de la manera mas adecuada para ponérselo difícil al cabrón del virus este, que vino un día a jodernos la vida y poco a poco, lo está consiguiendo.
Juventud, divino tesoro.
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