sábado, 19 de octubre de 2019

Capitulo 956: Hasta siempre, portero.


Dicen que las buenas personas cuando nos dejan, quedan entre sus seres queridos un dolor mas grande aun si cabe; pero con el paso de los días y de los meses se los recuerda siempre con media sonrisa en los labios al recordar todos los momentos vividos al lado de ellos.

Hoy nos ha dejado una de estas personas que siempre tenía en sus labios una palabra de humor para recibirte, una persona que a pesar de vernos poco siempre se preocupaba porque en tu familia siguiesen todos bien. Un compañero de trabajo por aquellos años de abundancia en la construcción de los que siempre hacían falta a nuestro lado para poder sobre llevar las ordenes del jefe. Un señor de los pies a la cabeza para decirte las cosas como otros no eran capaz de hacerlo a la cara. Le daba igual que la persona que recibía el mensaje se cabreara con él o le sentara mal, si tenía que decir que aquello era blanco le importaba tres cojones que los demás creyeran que era negro.

Te conocí desde bien pequeño cuando en las fiestas de Huertas tus hermanos y tú, siempre estabais al pie del cañón para echar una mano en todo lo que se os requería. Aquellos años míticos donde en las bajadas de las vacas había alguna caída y tocaba bajar las vacas a pulso o agarrarlas para montarlas en el camión. También si hizo falta alguna que otra vez liarse a guantazos con algún gilipollas que venía a joder las fiestas siempre estabais los primeros, aunque al día siguiente cuando te preguntaban siempre le restabas importancia y decías en voz baja que no había pasado nada. Las movidas en la discoteca Viñeros después de las capeas siempre las recordaremos los que tuvimos la gran suerte de vivirlas en primera persona, todas las peñas juntas bailando a pesar del olor a vaca que teníamos los que nos había tocado llevar agarrados a los astados hasta los "guasiles".

Pero sin duda donde hemos pasado mas ratos juntos fue jugando al fútbol-sala. Gracias a compartir la posición de portero en el campo hemos hablado mucho de como había que hacer unas cosas y otras. Tus explicaciones siempre las tuve en cuenta porque para mi fuiste uno de los mejores porteros que he visto en el mundo del fútbol-sala. Eras tan valiente jugando que nunca tuviste miedo a cualquier patada o balonazo de los muchos que nos llevamos siempre los que defendemos la portería y que tan poco se nos valora siempre. Cuando nos tocaba jugar en contra las ganas de cachondeo antes de los partidos me hacían salir relajado al encuentro y siempre pensaba en tus palabras cuando decías que allí íbamos a divertirnos y a intentar ganar, que perder jode mucho. Y lo mejor de nuestros enfrentamientos era el pos partido donde entre cerveza y cerveza nos daba tiempo a echar unas buenas risas y a reírnos de aquel "Berraquete" que tu nombrabas o de aquel otro que pasaba delante nuestra. En tu faceta de arbitro siempre recordaré dentro de la difícil posición que significa serlo, las ganas de dialogar ante cualquier jugada que tu pitabas y tus explicaciones de porque habías pitado eso y no lo otro, y sobre todo siempre me quedará en la memoria aquel partido que nos arbitrabas y que desde la grada uno de los padres de los jugadores que había en el campo no paraba de insultarte y llamarte la atención. Todos los de mi equipo nos imaginábamos lo que podía pasar y pasó. Fuiste a la mesa arbitral, soltaste el silbato te fuiste hasta la grada y el guantazo que soltaste a aquel hombre sonó hasta en Belén. Merecido o no cada uno pensaría lo que fuera, pero a ti te sobraban huevos para mandar todo a tomar por culo y dejarnos aquel día sin terminar el partido y alucinados por lo que había pasado. Seguro que esa persona no volvió a meterse nunca con ningún arbitro, de eso todos estamos seguro.

 Si te sacaban el tema de la caza ahí se acababa el hablar de lo demás. Ese tema era sagrado y tu querencia al campo y a tus perros se podía ver cada domingo. Junto a tu inseparable hermano "Miguel", al cual me tiré muchos años confundiendo contigo y confundiendo los nombres, lo que a ti siempre te hacía especial gracia cundo te llamaba Miguel y no Javi.

Nos dejas un poco cojos en nuestras excursiones, hemos hecho tantos kilómetros juntos por toda España y parte de Portugal que en la próxima nos será difícil mirar y no verte sentado en el autobús al lado de tu inseparable y gran mujer Pili, la cual era la primera que se lo pasaba en grande a tu lado, riéndose siempre de tus ocurrencias y regañandote cuando soltabas alguna "prenda" a alguno o alguna así sin pensarlo ni nada. Buenos ratos sentados a la mesa de cualquier hotel y restaurantes, buenos ratos echando unas cervezas en cualquier bar de cualquier lugar de los que hemos visitado.

Y hasta aquí mi pequeño homenaje a tu persona amigo Javi, nos dejas un gran vacío y nos costará acostumbrarnos a tu no presencia pero como siempre dice el gran hijo que dejas entre nosotros, siempre estarás de una forma u otra a nuestro lado y seremos capaces de recordarte en cualquier anécdota o cualquier excursión, donde tus ganas de fumar unidas a las de Jose Fernando hacían que las paradas en los viajes fueran mas amenas.

Hasta siempre Javi, un abrazo a Pili y a toda tú familia y da muchos besos a Merche que será la que mas contenta esté hoy. Descanse en Paz.

Fotografía: Paqui Lozano.






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