miércoles, 5 de diciembre de 2018

Capitulo 929: Ese olor a bolas de alcanfor.



Y mientras siguen llegando facturas a la casa del pueblo de la ultima feria deficitaria que el señor alcalde se empeñó en realizar sin que los organizadores arriesgaran ni un solo euro, (así cualquiera es empresario) nos plantamos en el puente de la Constitución esperando a 400 soldados de la legión para darlos una medalla. Y es que el señor Casero quiere apurar sus últimos meses de mandato engordando la millonaria deuda que tiene el consistorio, además de pasar a la historia por ser uno de los pocos alcaldes que ha regalado la medalla de oro de la ciudad.

Y uno que tiene la virtud de pasear por las calles de donde vivo y charlar y cambiar opiniones con mis vecinos y paisanos llego a la conclusión de que Trujillo lleva anclado en el siglo XIX los últimos siete años, cuando un joven y delgado chaval, ocupó el puesto de la alcaldía, llenando las cabezas de muchos vecinos y votantes, de pájaros y promesas que todos hemos podido ver y comprobar como se quedaron por el camino en aguas de borraja. Sin embargo este alcalde pasará a la historia entre otras cosas en ser el alcalde que mas ferias y fiestas ha traído a la plaza mayor, ademas de quitar y poner los coches dentro de la misma cada vez que le parece.

Pero últimamente lo que clama al cielo es la cantidad de meses que lleva la ciudad sin celebrar un pleno municipal. El ultimo fue donde se llevó a cabo la concesión de la medalla de oro a la legión española. Justo el pleno donde no acudió el concejal de izquierda unida que supongo se hubiera opuesto a este reconocimiento que no viene a cuento en estos momentos tan delicados que vive la ciudad, donde los parados no bajan de 900 personas y si no llegan a los mil es porque los ciudadanos han optado por salir a trabajar fuera por no morirse de asco. Es rara la familia que no tiene uno de sus miembros trabajando a cientos, incluso a miles de kilómetros de aquí, a los cuales solo pueden ver cada muchos meses.

Y este señor como he dicho antes, prefiere gastar el dinero en parranda antes de intentar dar trabajo a los habitantes para que no tengan que dejar la ciudad, la cual camina a pasos agigantados hacia los nueve mil habitantes. Perdemos población a la misma velocidad que perdemos el dinero. Es una pena saber que la deuda es insufrible y que esta se quedará ahí para quien venga, por lo que el marrón que le espera al que decida presentarse a la alcaldía, será de órdago.

Pero lo que molesta a parte de la ciudad es la concesión de esta medalla la cual solo se ha entregado en tres ocasiones a lo largo de la historia de la ciudad. Y como me decían hoy los tres ancianos con los que he compartido banco en un descanso de mis paseos, que necesidad tendrá la ciudad de gastar dinero en estas tonterías. Sin desmerecer la misión de la legión que no seré yo quien se meta en esos berenjenales, prefiero dar dicha medalla al jefe del taller mecánico de la ciudad que soporta todos los meses los sueldos de veinte obreros, llueva, truene o relampaguee. O al dueño de esa pequeña tienda que sabe que puede ser un día mas flojo en ventas y quizás no saque ni para pagar la luz, pero que sigue aguantando como un coloso para no cerrar, otros sin embargo tuvieron que cerrar y abandonar los negocios que tantos años les dieron de comer. Y que me dices de la empresa cárnica que da de comer a otras pocas de familias? no merecen otra medalla? Y esas mujeres que se ganan el jornal limpiando casas y escaleras sin contrato alguno que cuando les llegue la hora de jubilarse estos años no figuraran en ningún documento, no merecen otra medalla? Estos sin duda son los que sostienen la ciudad y no los que vienen a desfilar.

Me da pena ver a la ciudad sujeta tan solo por actos circenses para entretener a los habitantes, que uno a veces piensa si son conformistas por naturaleza o se han hecho así los últimos siete años.
Espero que no tengamos que salir en ningún medio de comunicación debido a la ruina que tenemos encima, ni tampoco por los registros sufridos en el consistorio donde la oficina de obras parece ser estar muy demandada, algo no huele bien y esperemos que no salpique a la ciudad, porque los políticos por desgracia pasan, pero las ronchas nos las comemos los habitantes.

Viva la legión.






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