lunes, 3 de abril de 2017
Capitulo 821: Volver a Almoharin.
Si hay un sitio por el que caminar que mas recuerdos buenos me traigan a mi cabeza, ese sin duda que es el pueblo de Almoharin, donde ayer domingo fuimos a realizar la novena ruta por la Sierra de San Cristobal, mas conocida por todos como la ruta del garbanzo.
Como la ruta comenzaba a las nueve o algo después, quedamos en la plaza de Huertas a las ocho menos cuarto, donde nos dimos cita cuatro amigos con la idea de pasar un buen domingo de senderismo, donde seguro que el buen ambiente y el fenomenal día que había amanecido, ayudarían a ello.
Habíamos quedado con nuestros amigos de Belén en la plaza de toros de Trujillo y allí se unieron a nosotros otros nueve compañeros de ruta. Todos juntos pusimos rumbo a la tierra de los higos y antes de las nueve estábamos aparcando cerca de la nave donde al finalizar la ruta, nos comemos los garbanzos. Todo muy bien organizado para que el aparcamiento fuera lo mas cerca del lugar posible.
Una vez allí nos encaminamos hasta la plaza del pueblo, donde había que apuntarse y pagar un par de eurillos para los gastos de los garbanzos, así que una vez apuntados nos bebemos unos chupitos de licores caseros que nos alegran la mañana. Entre besos y abrazos a los conocidos del lugar, nos dan una serie de recomendaciones para la ruta y pronto estamos caminando, calculo que unas quinientas personas.
Los primeros metros son complicados, puesto que vamos todos muy apretados, pero pronto cada uno coge su ritmo y la fila se empieza a estirar. El campo está precioso y la primavera está en su pleno esplendor.
Unos te adelantan y a otros adelantamos nosotros, saludas a otros senderistas a los cuales conocemos de varias rutas ya en las que hemos emparejado. Es lo bonito de este deporte, que una vez que entablas amistad con alguien en una ruta, le tienes de amigo para todas las siguientes.
Y vamos caminando y nos empieza a sobrar ropa, el calor parece querer asomar, aunque es cierto que se está bien gracias a un poco de aire que todavía sopla fresco.
Lo mejor de este año es que hay varias rutas en una, es decir que si no quieres hacer los dieciocho kilómetros, tienes varias opciones. La primera está justo al llegar al primer avituallamiento, donde nos regalan unos higos y un buen vaso de limonada, fresquita y dulce, sin duda que apetece mucho. Aunque nosotros aprovechamos para comernos nuestro muerdino, que ayer sin duda fuimos los mas envidiados por todos los senderistas que pasaban y se quedaban mirándonos.
Allí nos reagrupamos todos nosotros y una vez comido el muerdino decidimos hacer la ruta completa seis de los trece que fuimos. Sin duda que una vez en el camino a un servidor le gusta completar las rutas.
La calor nos sigue acompañando, pero no puede con el buen rollo que llevamos los seis amigos que sin duda echamos un maravilloso rato el día de ayer.
Y a unos cinco kilómetros de meta, nos vuelven a refrescar la ruta de nuevo con la rica limonada que tan solo en este pueblo, son capaz de dar este toque tan particular.
Ya todo es cuesta abajo hasta volver a Almoharin, donde antes de ir hasta la nave decidimos tomar un refrigerio que nos sabe a gloria ante la calor que llevamos.
En la nave nos volvemos a reencontrar todo el grupo y los que no habían comido todavía lo hacen con nosotros mientras escuchamos la música de fondo. Se respira buen ambiente entre todos los participantes y da pena volver a nuestro pueblo, pero va siendo hora.
Una vez que nos despedimos de algunos de los organizadores, nos montamos en los coches y poneos rumbo hasta Trujillo, donde decidimos tomarnos un café todos juntos antes de marchar cada uno a su casa.
Buen día el vivido ayer con buena compañía, merece la pena los domingos levantarse temprano.
Nos vemos por las callejas.
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