domingo, 24 de julio de 2016

Capitulo 749: Ruta por los Passadiços do Paiva. (Portugal)


Dicen que cuando pasan los años, los únicos recuerdos que te van quedando son los derivados de las experiencias que se viven intensamente. Pues esto mismo fue lo que tuvimos la suerte de vivir ayer. Una experiencia única y al alcance de pocas personas hasta la fecha, pero que seguramente en un breve espacio de tiempo, será una de las rutas mas visitadas por muchos de los que lean esta entrada de mi blog.
Como se que hay mucha expectación por leer esta entrada, voy a intentar explicar lo mejor posible el día de ayer.


 Esta ruta se encuentra a poco mas de cuatrocientos kilómetros de Huertas de Ánimas. Si, alguno puede pensar que está muy lejos, pero si quieres vivir  estas experiencias, algunas veces hay que recorrer mas distancia de la que a uno le pueda apetecer.
Cuando te planteas una ruta así, debes de estar bien preparado mentalmente para aguantar un viaje tan largo con otros tres compañeros. Lo mejor es cambiar el chip nada mas montar en el coche, desde ese momento empieza la aventura y de esta forma la ruta será recordada por todos desde el primer minuto de viaje.

 A las cinco de la mañana y con una temperatura muy agradable a esas horas en la calle, nos dábamos cita en la plaza de Huertas. Cargadas las mochilas un poco mas de la cuenta para sobrevivir una jornada entera, poníamos rumbo hasta la capital cacereña, siempre bien controlado por el encargado del GPS, nuestro amigo Carlos.
A pesar de esperarnos algo de trafico, las carreteras por las que íbamos circulando estaban muy tranquilas, y pronto estábamos repostando en el pueblo de Moraleja, donde empezábamos a ver la luz del alba.
Una vez compradas algunas botellas de agua, continuábamos la marcha.


Seguíamos devorando kilómetros y pronto estábamos en la comarca de Gata, donde se nos volvió a hacer de noche al pasar por la zona que justo un año atrás, devoraron las llamas de aquel terrible incendio. Da mucha pena contemplar este paisaje y dentro del coche todos debíamos pensar lo mismo, puesto que durante el tramo que atravesamos de bosque quemado, el silencio se hizo dentro del coche.

 Nos quedaba poco para cruzar la raya y la conversación dentro del coche iba por los derroteros del idioma al cual nos enfrentaríamos en poco tiempo. Es cierto que el Portugués es un idioma que podemos llegar a entender muchas de sus palabras, pero debe de ser por zonas, puesto que en esta que visitamos ayer, nos costaba un mundo entablar conversaciones con los habitantes de la zona.
Así al parar en una de las vías de servicio de la autovía portuguesa, nos vimos negros para poder bebernos un café con leche,dado que el trabajador de dicho lugar nos decía una cosa y nosotros otra.
Las risas que nos pegamos a cuenta del café nos iban animando a continuar nuestra ruta, mas aun al comprobar que acabábamos de ganar una hora a nuestro día. Y es que no comprendo como España no sigue el mismo horario de Portugal, viviendo en el mismo meridiano.

 El caso es que estábamos en medio de Portugal, poco después de las siete de la mañana. Cambiando de carreteras como profesionales del volante, intentando memorizar todos y cada uno de los pueblos que íbamos atravesando.
La ultima hora de viaje fue sin duda la mas larga. Una vez que te adentras en el valle de Arouca. Cada pocos kilómetros te van saliendo al paso cinco o seis viviendas , con nombres raros para nosotros, los cuales nos hacían reír al pronunciarlos de la manera que eramos capaces.
 Con los datos de los móviles desactivados, cosa que debéis de hacer si no queréis que os metan buenos sablazos vuestras compañías de telefonía móvil, estábamos incomunicados con nuestro pueblo, por lo que uno sin esta adición va prestando mas atención a todo lo que nos va saliendo al paso. El paisaje de este valle es espectacular y a nadie le extraña que le hayan declarado geoparque la UNESCO, como a nuestras queridas Villuercas.
Los últimos pueblos que vamos atravesando nos van sonando, quizás por haber echado un vistazo antes al lugar donde tenemos que ir en algún que otro mapa.


 Poco después de las diez, hora española, estábamos aparcando en una zona cercana al inicio de la ruta. Hay que ir temprano en época estival para entre otras cosas, evitar demasiada calor y poder aparcar cerca, puesto que el lugar en poco rato se convierte en una procesión humana de coches, motos, furgonetas y algún que otro autobús
 El primer kilómetro de la ruta es totalmente gratuito, precisamente donde existen la mayor concentración de escaleras. este tramo le pueden hacer quienes quieran, el resto es necesario adquirir una entrada por Internet, la cual tiene un precio simbólico de un euro.
Cuando acabas de subir el ultimo escalón uno necesita echar un trago de agua tranquilamente a la sombra, antes de acercarnos hasta la caseta que existe antes de comenzar la ruta, allí un trabajador del lugar verifica nuestras entradas y nos da paso a la ruta.
Esta cuenta con una longitud de ocho kilómetros actualmente, aunque he leído que quieren ampliarla hasta los doce. La obra es nueva y se inauguró hace menos de un año, aunque tras un incendio en la zona, tuvieron que volver a cerrarla para actuar sobre los setecientos metros de pasarelas que devoró el fuego.
El coste total de la inversión no llegó a los dos millones de euros y ha dado un vuelco total a la zona, dando empleo directo a varias decenas de personas e indirecto a varias decenas mas.



 La construcción es entera de pino tratado y seguramente por lo que pudimos comprobar al ver varios aserraderos por la zona, que la madera es también del lugar. Una gran inversión que se ha llevado ya varios premios y los que quedan por reconocer esta gran obra.


 Una vez dentro del trazado oficial de la ruta, vamos comprobando según vamos andando que esta ruta la realiza cualquier tipo de personas, desde mayores a niños, gente preparada y gente que no tanto, lo único es que cada uno la haga a su ritmo y si quiere subir menos escaleras, es mejor empezarla por donde lo hicimos nosotros, es decir, por la zona de Areinho, para terminar en Arouca. Aunque es verdad que nuestra intención era hacerla de ida y vuelta, según íbamos recortando los pasos que nos quedaba para terminar, decidimos muy pronto disfrutar solo la ida y aprovecharla a tope.


 Así a los dos kilómetros recorridos nos llevamos una grata sorpresa al toparnos de frente con una caseta de madera la cual hacia funciones de bar. Dentro, un lugareño despachaba cerveza y refrescos fríos, por lo que optamos por tomarnos alguno de ellos y refrescarnos, ademas de parar unos minutos.
También existen servicios para hacer nuestras necesidades, cosa que está muy bien para no tener que ver un sinfín de pañuelos y servilletas por todo el recorrido, como nos pasó el día de Málaga. Y luego hablan mal de los portugueses y ese falso mito que les persigue para con respecto a su limpieza. Totalmente falso, ya quisiéramos parecernos un poquito a ellos.
Ademas de esto, han habilitado durante todo el recorrido tres teléfonos de emergencia, por si alguien entre tanto escalón, tiene la mala serte de hacerse daño.



 Pero sin duda la parte mas divertida del recorrido es el puente o pasarela que cruza el río Paiva, verdadero anfitrión de esta ruta la cual gira en torno a el. Y aunque al comenzar el recorrido avisan de que esta prohibido el baño en el lugar, la gente ante la subida de la temperatura no se resiste a darse un baño en sus aguas, las cuales deben de estar frías. Nosotros no quisimos comprobarlo siguiendo las recomendaciones del lugar, al igual que tampoco se puede fumar dentro de el, por lo que la limpieza es digna de comprobar in situ.



 Antes de abordar la pasarela otro chiringuito nos anima a volver a refrescarnos, un lujo en un día veraniego y caluroso como el de ayer. También posee servicios que la gente usa para mantener el lugar pulcro.
Y de diez en diez vamos pasando por el puente, el cual se menea mas que los precios, y aunque no nos da vértigo, es muy poca la gente que pasa sin ir agarrada a las barandillas. Echamos buenas risas ante los chillidos de nuestra compañera Pai, la cual fue capaz como una campeona de mantener a raya sus vértigos para no desaprovechar esta oportunidad única de sentir esta sensación.
Sin saber que había que volver de nuevo a pasar por el puente para continuar la ruta, puesto que no hay camino del puente hacia arriba, nos volvimos a reír encima de sus lomos. Como verdaderos profesionales vacilamos esta segunda vez y nos atrevimos incluso a grabar el momento.


 Tras dejar atrás la zona mas divertida seguimos caminando por la madera, subiendo pocos escalones y bajando muchos mas. La gente sudaba como pollos y había ganas de alcanzar el final. No es larga la ruta, pero en época estival se puede hacer dura, puesto que hay tramos con poca sombra aunque la mayor parte de la ruta esta cubierta de castaños, robles, pinos y Alcornoques.



 Y poco antes de las dos del medio día, estábamos saliendo de la ruta, alucinando todavía de lo que habíamos vivido.
Como no hicimos ida y vuelta nos quedaba buscar un taxi para que nos llevara hasta el principio de la ruta, donde teníamos aparcado nuestro coche. Habíamos leído que el taxi costaba unos trece euros y que cada pocos minutos iban y venían al lugar. Teníamos delante dos grupos antes que nosotros y al cabo de un cuarto de hora de espera, llego el taxi que nos pertenecía. Como era de ocho plazas al ser furgoneta, se montó con nosotros cuatro, una pareja portuguesa y su hijo pequeño. Y en ese momento cuando nuestro conductor arranco su "renault traficc", nos dimos cuenta de como se conduce en Portugal. Aunque uno había escuchado esto muchas veces, nunca antes creo haber montado con un portugués como conductor, pero creo que con lo de ayer tengo bastante para un tiempo.
La carretera estrecha, el firme con mas baches no podía existir y el cinturón que me pertenecía sin el broche. Fueron unos quince kilómetros que nos dieron la sensación de haber batido el récord del circuito con nosotros dentro del coche. Que manera de devorar kilómetros el colega taxista, aunque bien es cierto que el que llevábamos delante nuestra era aun mas rápido...

(Nuestra cara dentro del taxi)



 Y llegamos al coche y nos descolgamos las mochilas y os preguntareis que si no hubo muerdino, y es que una cosa os aconsejo, a Portugal no ir sin pan. Es imposible encontrar un sitio donde comprarlo. ¿No saben mojar en los platos?, me preguntaba yo ayer.


 Y emprendimos el camino de vuelta sin haber comido hasta que nos encontramos un supermercado, donde fuimos capaces de encontrar pan para en la "praia fluvial del grupo deportivo y recreativo de Folgosa", comer nuestras viandas que echábamos de menos todo el día
Ademas el que quiso pegarse un baño se le dio allí donde comimos y antes de que el cansancio se apoderara de nuestros cuerpos, fuimos descontando kilómetros para volver a nuestras casas.
Aprovechando la vuelta para conocer otros pueblos distintos a los de la ida llegamos de nuevo a la raya, donde por la antigua ruta del contrabando accedimos a nuestra comunidad.


.



 Después de un par de paradas mas para repostar y refrescarnos llegábamos a nuestro pueblo un poco cansados pero entusiasmados con el día vivido. Contentos de seguir conociendo mundo porque como dice el valiente de nuestro compañero Javi, "La vida es ya demasiado complicada como para complicarnos la nosotros mas". Disfrutad mientras podáis hacerlo y si tenéis la oportunidad de ir a realizar esta ruta, seguro que vendréis con la misma cara que nosotros acudimos ayer.
Con mas de trescientas fotos en la mochila y con otro porrón de pueblos visitados aunque solo fuera de paso.
Portugal, cuanto nos tienes que enseñar todavía...!!!















Nos vemos por las callejas, españolas o portuguesas....
Gracias a mis tres compañeros de viaje por hacer que los kilómetros recorridos parecieran metros.

La ruta.

Comprar entradas.


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