lunes, 8 de febrero de 2016

Capitulo 716: Ruta en Belvis de Monroy.

Un domingo mas nos volvimos a poner en ruta y esta vez es cierto que por que lo quiso el destino, elegimos una ruta casi sin querer. Buscando una por un pueblo que no habíamos andado, nos saliò esta otra y decidimos ir hasta Belvis de Monroy, pueblo del que nos separan unos sesenta kilometros, todos ellos por autovía menos el ultimo trozo que es una carretera con un firme regular y alguna que otra curva un poco peligrosa, pero que yendo con la velocidad adecuada, no tenemos porque tener  ningún sobre salto.


Así que a las siete de la mañana como viene siendo habitual, volvimos a quedar en la plaza de Huertas, donde nos dimos cita cuatro amigos para volver a pasar un domingo diferente y conocer otro pueblo mas de los muchos que nos faltan. El día amenazaba lluvia y un molesto viento nos hacia presagiar que no tendríamos buen día para caminar. Aunque lo que todos pensamos fue que si hacia aire, no habría niebla. nuestra mayor enemiga de las rutas.

Como es costumbre pasamos por la panadería del Motor y nos aprovisionamos del magnifico pan para el posterior muerdino de todos los domingos. Y con el comprado nos pusimos rumbo hasta Belvis de Monroy, pueblo que en la actualidad cuenta con poco mas de seiscientos habitantes, nada que ver con casi los dos mil que llegaron a vivir allí, bien es cierto que aquel incremento se debió a la construcción del próximo al pueblo, pantano de Valdecañas.
Cuando aun no había amanecido, estábamos aparcando en la plaza del pueblo, donde tranquilamente empezamos a colgarnos las mochilas, colocar el pan en alguna de ellas, comprobar que no se nos quedaba nada atrás y abrigarnos, puesto que el molesto aire seguía soplando fuerte en dicho lugar.
El cielo parecía despejarse por momentos y nuestros teléfonos no nos decían que fuera a llover, aunque ya sabemos que ni las nuevas tecnologías pueden asegurarte cien por cien, que fuera cierto.
Nos pusimos a caminar entre las primeras luces del alba y lo primero que pudimos divisar en lo mas alto del pueblo, fue su majestuoso castillo, el cual no habíamos tenido la suerte aun de conocer en nuestras rutas, por lo que teníamos pensado que la ruta de ayer debía de terminar en dicho lugar.
Pero antes de esto la ruta transcurre al comienzo por alguna que otra calleja con paredes de piedra en buen estado y muchas esparragueras en la misma. Según íbamos caminando el amanecer nos alegraba la mañana y justo al llegar a la cola del embalse de Valdecañas, nos llevamos la primera de las alegrías del día y no fue otra cosa que los colores de un precioso amanecer que al juntarse con el reflejo del agua del pantano, nos hizo detenernos en aquel lugar varios minutos, como si el tiempo se hubiera detenido y solo existiera ante nuestros ojos, este precioso regalo de la madre naturaleza, la cual nos sigue dando mucho mas de lo que nosotros logramos darla.
Después del magnifico espectáculo la ruta sigue adelante por la dehesa del pueblo, la cual estaba bien poblada de muchas vacas las cuales ya andaban comisqueando de aquí para allá, esperando seguramente al regalo del pienso, que las ayuda a sobrevivir.
El próximo lugar que tocaba visitar era el convento de San Francisco fundado en mil quinientos nueve. Y es que como dice mi compañero inseparable de rutas Carlos, nos estamos pasando últimamente con las rutas católicas que estamos haciendo, puesto que las ultimas tres realizadas han pasado por el cristo de Serradilla, la virgen de Guadalupe y ayer el convento de San Francisco. Seguramente que en nuestro curriculum podemos vacilar de estas visitas mas que muchos de los que presumen de católicos, apostólicos y romanos.

En el lugar luce en lo mas alto una estatua de San Francisco, ademas de una placa explicando que de aquel convento partieron hasta el nuevo mundo, doce religiosos para evangelizar la fe de la iglesia, (según ellos). En dicho lugar existe doce piedras grabadas con los nombres de los frailes.

Como la mitad de la ruta estaba cerca, decidimos comernos el famoso muerdino en un precioso merendero que existe justo antes de llegar al convento y que esta poblado con unas majestuosas mesas las cuales están acompañadas de unos bancos de piedras en los cuales se estaba bastante cómodo, eso si, poniendo algo seco para sentarte encima y así evitar constiparse por las partes nobles.

Una vez recogido el campamento y como viene siendo habitual, llevarnos algo mas de basura que la nuestra, continuamos andando con el viento mas calmado, por lo que alguno decidimos quitarnos el gorro de lana y guardarle en la mochila.
El siguiente lugar con el que nos encontramos es una pedanìa de Belvis, la cual se llama en la actualidad "Casas de Belvis", antiguamente conocidas como las "Casas de San Bernardo" patrón del pueblo, el cual tiene su iglesia bautizada con dicho nombre también. A la hora de llegar las campanas llamaban a los fieles para escuchar misa. Mientras nosotros después de salirnos de la ruta marcada en nuestros teléfonos, nos dimos un garbeo por el municipio, para descubrir que existen buenos chalet en el lugar. Nos comentaban que la mayoria son segundas residencias de gente de la cercana ciudad de Navalmoral de la Mata.



El pueblo de inicio de nuestra ruta estaba cerca y de nuevo podíamos divisar el castillo del pueblo a lo lejos. Una preciosa estampa que nos animaba a caminar a paso ligero para disfrutar de el en todo su recorrido.

Y delante de esta fortaleza nos plantamos en poco rato, y allí nos encontramos con sensaciones agridulces, por un lado contentos por poder visitar este precioso lugar y por otro lado tristes por ver en el mal estado que se encuentra casi toda su extensión. Y es que luego tomándonos un refresco en el bar del pueblo, nos comentaron que dicho castillo es de propiedad privada y que la ultima restauración se produjo hace mas de treinta años, por lo que podemos dar gracias que todavía se mantenga en pie parte de su estructura.



Debió de ser una gran fortaleza en aquellos años que serviría de defensa a sus inquilinos. Hoy en día ni se puede visitar "legalmente", ni tampoco invertir en el, si el dueño no pone de su parte. Una pena que juguemos de esta cruel manera con nuestra historia, la cual està ahí y nos ha dejado verdaderos tesoros que como siempre pasa, no sabemos apreciar y por eso no cuidamos. Anoche soñé en que trabajaba en su restauración, la cual condujo a explotarle turìsticamente de manera que lo invertido en el, pronto volvió a los bolsillos de los que habían donado su dinero altruistamente para este fin.


Una pena que solo fuera un sueño y que el castillo siga peligrosamente en ruinas y sufriendo el expolio de muchas de sus piedras, las cuales lucen en varias fachadas del pueblo. Por lo menos no han volado hacia otras tierras....



Nos vemos por las callejas...y también por los castillos.

La ruta













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