domingo, 4 de enero de 2015
Capitulo 626: Ruta en Navezuelas.
Comenzamos el año senderista realizando una de las rutas que discurre a mayor altitud dentro de la Comunidad extremeña. La idea de ir a conocer el nacimiento de "nuestro" querido río Almonte nos rondaba la cabeza desde mediados del año pasado. Aunque bien es verdad que por unos motivos u otros, la teníamos aparcada.
Hoy por fin, a las siete y media de la mañana poníamos rumbo hasta la localidad de Navezuelas, la cual esta habitada por algo mas de seiscientos habitantes. Para llegar hasta allí, hemos optado por ir hasta la localidad de Deleitosa y seguir hasta Retamosa, cruzar Roturas de Cabañas y llegar a Navezuelas. Unos tres kilómetros mas adelante, dirección Cañamero, nos topamos con una pista hormigo nada que sale a la izquierda. Allí justo nos desviamos y en un recodo de una calleja, dejamos los coches para una vez las mochilas colgadas, disponernos a caminar.
Los nueve valientes de hoy con el buen rollo de siempre, mirábamos al frente para ver hasta donde teníamos que caminar. La gran pendiente que dejaba ver el camino que teníamos por delante, nos dejaba un poco acobardados a la mayoría, muchos de ellos un poco desentrenados después de tata fiesta. Sin duda lo mejor era comenzar a caminar y de esa manera, entrar pronto en calor. La helada de la noche anterior, nos dejaba claro que la mañana podía ser algo fresca, hasta que nos dieran los primeros rayos de sol.
El nacimiento del río Almonte se encuentra a unos dos kilómetros de donde hemos dejado los coches. Aunque algunos se imaginaban que dicho lugar podía ser otra cosa, es decir, un regato corriendo, nada mas lejos de la realidad. Dicho nacimiento se encuentra debajo de una gran pedrera, de varios tamaños cada una de ellas y de los colores peculiares de las rocas del lugar. Una vez encima de ellas, puedes escuchar un gran ruido que te avisa que debajo de donde nos encontramos, hay una gran corriente de agua. Es sin duda algo impresionante, aunque nos habían dicho que las piedras podían vibrar algo, la verdad que no hemos apreciado dichas vibraciones, aunque solo con el ruido hemos tenido bastante.
Como la ruta es bastante corta si solo la haces hasta el nacimiento, hemos optado por seguir subiendo, ya que habíamos logrado calentar las piernas con la gran cuesta subida. Sin dejar de ascender, dicho camino nos lleva hasta la carretera que da acceso hasta lo que en el pasado fue, una base militar, en la cual muchos paisanos tuvieron oportunidad de cumplir su servicio militar. Hoy en día dicho lugar, está todo tapiado a cal y canto y abandonado. Como es el lugar mas alto de todas las Villuercas, las vistas son impresionantes desde allí. La cantidad de pueblos que puedes ver, nos hace discutir entre nosotros y dudamos de cuales son unos u otros. Los pantanos parecen que nos ponen de acuerdo y desde el de Orellana, pasando por el de Cañamero y Logrosán, vemos alguno mas que no sabemos bien cuales son.
El bocata había que comerse le hoy allí. Era de obligado cumplimiento llegar a lo mas alto y ademas de fotografiar el lugar, aprovechar y hacer un descanso, merecido por otra parte, ya que la ascensión te deja un poco tocada las piernas. No está pagado con dinero el rato ese del bocata. Un trozo de chorizo del compañero, la patatera de otro, el queso curado que no se puede resistir lo bueno que está y la tortilla de patatas de nuestra amiga Mara, única mujer que nunca nos abandona en las rutas.
Ese momento pasa rápido y cuesta volver a enderezar el cuerpo, aunque hoy sabíamos que la vuelta debía de ser por el mismo lugar que habíamos subido. Si ascender cuesta un poco, los descensos para muchos de nosotros bastante peores. Las rodillas sufren bastante mas y uno desea pronto hacer alguna que otra parada en el camino.
Entre tragos de agua fresquita que llevamos y otros mas que hemos aprovechado del propio río, hemos ido acortando camino hasta los coches, donde un poco antes de llegar a ellos, los restos de las ultimas castañas que había por los suelos, nos han servido para comprobar que en dicho lugar la cosecha ha sido bastante aceptable.
Con casi doce kilómetros en nuestras piernas y con la sensación de haber pasado una buena mañana, nos hemos montado en los coches para regresar a casa. Sin duda que hoy hemos conocido otro lugar obligatorio en nuestro repertorio y seguramente que algunos de nosotros, tarde o temprano volveremos y si no, espero que este reportaje os valga a los que queráis llegar hasta allí.
Nos vemos por las callejas.
La ruta
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