lunes, 8 de diciembre de 2014
Capitulo 616: Rutas en Monfrague, verde y amarilla.
En la mañana de ayer nos volvimos a poner en ruta, y aunque la verdad que viendo el gran puente que había en el calendario, esperábamos que nos acompañara mas gente a esta ruta, no fue así, sino todo lo contrario. Entre los emigrantes del grupo, los que por suerte tienen que currar y los que últimamente pasan de andar, el grupo se va reduciendo demasiado. Seguro que dentro de poco acabaremos yendo un par de ellos a realizar las rutas y solo espero que entre esos dos que vayan, uno sea yo.
A las siete y media de la mañana quedábamos en la plaza de Huertas. Salir a la calle y ver el color de los coches y tejados completamente blancos, te avisaban para que no dejaras en casa el gorro y la ropa de abrigo. Por fin llegó el frío y con el otra manera de afrontar las rutas. Viendo que nos íbamos a juntar pocos, hemos decidido poner rumbo hasta Monfrague, donde nos esperaban las dos rutas que nos quedaban por hacer, la verde o Cerro Gimio y la amarilla o Mirador de la "Tajadilla". Cinco senderistas que retábamos a los dos grados bajo cero que a esa hora marcaba el coche. Lo bueno ha sido que durante el viaje la temperatura ha ido subiendo a la misma velocidad que amanecía y al llegar al parque Nacional, nos encontrábamos con una temperatura de seis grados.
Pocos coches en Villarreal de San Carlos a esas horas, aunque como hemos podido comprobar después, se esperaban numerosos turistas. Así que con ganas de andar para poder entrar en calor, nos hemos colgado las mochilas y nos hemos encaminado hasta el comienzo de la ruta verde, puesto que nos parecía la mejor para hacer la primera y así, poder entrar en calor mas rápido.
Si antes de llegar al parque nos encontrábamos un jabalí de bastante tamaño, ha sido comenzar a andar y toparnos con un gran venado al cual, casi no nos da tiempo a fotografiar.
La mañana prometía y a buen ritmo hemos ido consumiendo los kilómetros de esta ruta. Lo bonito estaba por venir y aunque puede ser el trozo mas duro, subir hasta el cerro Gimio es todo un placer para la vista. Si encima subes temprano, te encuentras a toda la colonia de buitres por los alrededores. Tanto es así, que un gran buitre negro nos daba la bienvenida a dicho lugar.
Las vistas son espectaculares y quieres fotografiar todo lo que hay a tu alrededor. El río Tajo luce espectacular y una especie de meandro el cual ni siquiera conocíamos, nos queda con la boca abierta. Si encima se empiezan a despertar los buitres y comienzan sus vuelos, el momento puede parecer espectacular, nos recordaban a los documentales que de vez en cuando podemos ver en la dos.
Con mas pena que pereza, tocaba volver por nuestros pasos. Aunque no es del todo circular esta ruta, la vuelta la hemos realizado por el paraje llamado "Malvecino" y sin duda que es lo mas bonito de la ruta. La cantidad de pasarelas construidas de madera y el arroyo que corre a su alrededor, hacen que dicho lugar parezca mágico. Un buen sitio para los mas pequeños, a los cuales nos hemos ido encontrando a lo largo de nuestra bajada. Nos gusta cruzarnos con senderistas y mas si son pequeños, porque eso te asegura que mas de uno no dejará el senderismo a un lado y seguirá respetando la naturaleza.
Ruta verde.
A eso de las once menos cuarto y después de haber recorrido unos ocho kilómetros, hemos vuelto al inicio de la salida, y en el merendero que existe al lado de la iglesia del pueblo, hemos aprovechado para reponer fuerzas, antes de comenzar la segunda ruta.
El pueblo ya estaba hasta arriba de turistas y el recorrido de la segunda ruta, nos le hemos encontrado lleno de senderistas por cualquier recodo.
La verdad es que la ruta amarilla es la que menos nos llama la atención de las tres que hay marcadas. Puede ser también que las circunstancias en las que hemos realizado esta ruta, no me dejen hablar de ella de una forma imparcial.
El cansancio de la ruta anterior iba apareciendo en nuestras piernas y eso sumado al trazado de esta ruta, el cual es todo un rompe piernas, nos iba dejando sin apenas ganas de hablar. Si a todo eso encima sumas que unos tres kilómetros después de haber comenzado esta ruta, un simple resbalón que acaba con un "culetazo", me hace poner mi mano izquierda sin saberlo, justo encima de una pizarra afilada, la cual me ha rebanado un pedazo de mano. Al principio no parecía mucho dicho accidente, pero una vez visto mas despacio, podía asegurar que necesitaría algún punto de sutura. Como el dolor no era fuerte y habíamos conseguido detener la hemorragia, hemos optado por acabar la ruta, la cual seguía sin llamarnos demasiado la atención.
Una vez que hemos alcanzado el mirador de la "Tajadilla", nuestra desilusión por dicho lugar ha ido creciendo. Un autobús cargado de viajeros llegaba en ese momento. Con decenas de cámaras y grandes objetivos, han ocupado todo el lugar, por lo que nos han invitado a poner tierra de por medio y regresar al pueblo. La vuelta ha sido de las mas rápidas que jamas hemos hecho. Con una media de cinco kilómetros a la hora, hemos alcanzado Villarreal, el cual casi ni se le conocía de la cantidad de turistas que acogía en torno a sus bares y casas rurales.
Con otros nueve kilómetros sumados a los ocho anteriores, poníamos fin a la jornada de senderismo. Antes de regresar hemos preguntado por algún punto de atención sanitaria en el lugar, a lo que solo nos han contestado con un bote de agua oxigenada y un poco de algodón con lo que desinfectar u poco la herida.
Ruta amarilla.
Una vez en casa, me he acercado al centro de salud, donde me han curado la mano con aguja e hilo. Después de darme seis puntos, he podido llegar a casa y descansar.
Y ahora aquí ando, con un poco de dolor pero nada que ha un autónomo, le haga dejar de currar.
Nos vemos por las callejas.
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Capítulo 1.021: Finde de las tres "S"
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Como siempre, bonitas fotos, aunque ésta vez, el Tajo os lo ha puesto fácil. Lamento el percance del resbalón y la herida en la mano, aunque espero que no pase del propio corte y sin más repercusión.
ResponderEliminarMis saludos a esos pocos valientes, con los que ya sé que no pueden ni los rigores del pre-invierno.