A pesar de hacer más de 15 años que no pisaba las fiestas del Rosario, este año su nieto le había preparado una sorpresa, nada más salir de trabajar fue en su busca:
_Abuela!!! Coja algo de ropa que la llevo al Pueblo a las fiestas!!!!
_Como?? No hijo, me da mucha pereza volver a Huertas.
_Abuela no se preocupe que lo tengo todo dispuesto, la casa del Pueblo la tenemos restaurada, con los ahorros que teníamos mis hermanos y yo hemos ido restaurándola y ha quedado muy bonita, tiene que venir a verla, venga busque la maleta que yo la ayudo a prepararla.
La abuela la temblaban las manos más que de costumbre, no podía creer lo que estaba escuchando, después de tanto tiempo iba a volver a sus fiestas, aquellas que ella imaginaba cada primero de octubre desde la distancia y que solía cantar el Rosario el domingo que sus paisanos sacaban a la Virgen allí en su piso de Barcelona.
_Ya lo tiene todo abuela?? Pues venga, que nos vamos que tenemos que llegar con hora de ver a la “Tuna” salir, hace mucho que no la vemos y tengo ganas de volver a cantar con ellos esas canciones tan bonitas.
Durante el viaje, su abuela le iba contando aquellas fiestas de los años sesenta y setenta, de cómo preparaban la plaza de palos y como se traían las vacas para luego torearlas, también le recordó que a ella nunca le había rondado la tuna de Huertas, cuando sus amigas fueron damas de las fiestas, ella no pudo serlo por culpa de no tener dinero sus padres para sufragar los gastos y al año siguiente cuando volvieron a proponérselo, fue ella la que se negó a serlo, así que cada vez que sus amigas sacaban el tema de la tuna, ella suspiraba por no saber jamás de cerca, lo que sintieron sus amigas al ser rondadas por la tuna de su Pueblo.
Su nieto sabía bien esa historia, su madre la había contado muchas veces en casa y el siempre tuvo en la cabeza aquel hecho, pero también es verdad que se juro a si mismo algún día poder llevar a su abuela a su casa del Pueblo, sentarse dentro y esperar a que la tuna llegara y cuando esto ocurriera, sacaría a su abuela al balcón y allí todos los tunos de Huertas cantarían esas canciones que su abuela nunca pudo escuchar para ella sola, hoy era el día ese tan señalado en su calendario, le había costado mucho esfuerzo el mantenerlo en secreto y estaba como loco por llegar al pueblo y ver de cerca todo lo que tanto tiempo llevaba soñando.
Al llegar a su casa su abuela se ha emocionado al verla tan bonita y nueva, solo ha sido capaz de decir a su nieto: ¡!pero como no me habíais dicho nada??
_Era una sorpresa abuela que queríamos darle, porque usted se lo merece por todo lo que ha hecho por nosotros.
Sus otros nietos estaban dentro esperándola, habían adornado la calle como si su abuela fuera la reina de las fiestas y ella al verlo preguntó que niña era la dama o reina de las fiestas.
Sus nietos se inventaron el nombre de una vecina para disimular y su abuela se lo trago todo. Faltaba muy poco para que los Tunos vinieran, habían quedado con ellos antes de que salieran por las calles de Huertas a rondar a las damas y reinas, querían que su abuela fuera la primera antes de que la entrara sueño y decidiera acostarse.
Cuando han escuchado la música de la tuna sus nietos se han puesto más nerviosos que su abuela, que al fin y al cabo no sabía nada de la historia, solo decía ya están rondando a la vecina!!!
_Abuela, se asome usted al balcón para verlos mejor, y nos dice luego si conoce a la vecina o al menos a algún familiar de ella.
Al asomarse la abuela, la Tuna ha empezado a cantar aquella canción que algún día esa mujer soñó que la cantaban a ella, al darse cuenta de que era a ella a quien estaban rondando, las piernas le han temblado y a estado a punto de caer al suelo, menos mal que sus nietos estaban a su lado viendo la escena con mas lagrimas en los ojos que su abuela y la han logrado sujetar.
preciosa historia
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