domingo, 6 de noviembre de 2022

Capítulo 1002: El mejor compañero de viaje.




 La monotonía llevaba instalada en su vida demasiados años, tantos que no recordaba el ultimo día que se salió de ella. Mercedes, la chica que iba a su casa a realizarla las faenas se lo propuso un día. 

-Una vecina mía regalo perritos que ha parido su perra, no son muy bonitos pero te puede hacer compañía y por lo menos ya no estrás sola todo el día y seguro que te hará salir más de casa.

_¿Un perro?, calla, calla. No tengo yo edad de cuidar de nadie, estoy para que me cuiden a mí.

-Por eso, primero le cuidarás tú a él y luego él a ti, ya verás como te alegrará los días.

Aquella conversación quedó en la cabeza de doña María, que no podía quitarse de la cabeza la imagen de un cachorro de perro dando vueltas por su casa. Incluso en la televisión parecían saber de su conversación, pues era cambiar de canal y salir perros por todas las cadenas, hasta en el parte hablaron de que empezada la temporada de caza, se multiplicaban los perros abandonados. Pobrecitos, como podrá hacer eso una persona, pensaba en voz alta, como siempre lo hacía desde que vivía sola.

La posterior cabezada en el sillón una vez terminada la comida era sagrada, luego una vez despierta quitaba la mesa tranquilamente, lavaba su plato y su vaso y los colocaba en el armario, donde había loza para dar de comer a todo el barrio. Ella solía cambiar de plato para que pareciera que comía más gente en aquella casa, aunque la realidad era bien distinta.

Dos días antes de cumplir los setenta fue cuando su asistenta se presentó en casa con aquel cachorro de galgo italiano cruzado con otra raza de pelo más largo, lo que supuso una mezcla un poco rara y poco vista por su pueblo. El animalito era de color negro aunque su padre era marrón y su madre de color blanco.

_ ¿Dónde vas con esto por favor? que yo no quiero perro en casa.

- Me le ha dado mi vecina porque es el último que le quedaba y ella se cambia de ciudad y no puede llevarse al cachorro con ella. Si no le quieres ya buscaré a quien dársele y si no, me quedo yo con él.

Doña María no quitaba ojo a la caja donde se escuchaba gemir al cachorro el cual parecía tener la misma hambre que frío.

_ Mercedes¡¡¡ este perro tiene hambre, ¿Le has dado de comer?

- Si, le he dado leche con pan migado antes de venir, lo que pasa que dice mi vecina que es un tragón y que podría estar comiendo todo el día si quisiese.

_ Pues habrá que darle algo más para que se calle, no vaya a molestar a los vecinos y tengamos que discutir a causa del perro.

- Ahora cuando termine de fregarte la casa le damos otro poco y te explico como se lo doy yo.

Mercedes estaba convencida que doña María se quedaría el perro, no había nada más que mirarla a la cara y ver su sonrisa permanente cada vez que se asomaba a mirar la caja.

_ Mercedes¡¡¡¡ yo creo que hay en la caja el perro tiene frío, ¿ Por qué no encendemos el brasero un rato y le arrimamos a la camilla? seguro que se calla.

- Haga usted lo que quiera pero tenga cuidado con la faldilla que me da mucho miedo de que salga ardiendo.

Al llegar la hora de irse, Mercedes se acercó hasta la camilla para coger la caja y llevarla consigo, pero pronto doña María se dirigió a ella diciéndola que donde iba con el perro.

_ ¿Te lo vas a llevar?

- Si usted no quiere perro aquí en casa, me lo llevo y ya veré a quien se lo doy y si no, lo llevaré a la perrera.

_ Pobrecito, con el frío que tiene da pena moverle de aquí.

- Pues le dejamos aquí hasta que encuentre a quien dárselo.



Y así empezó el idilio de Doña María con su perro, al que pronto puso nombre. Charly fue el nombre elegido puesto que hacía más de cincuenta años que doña María tuvo un perro con aquel nombre.

Los días fueron pasando y la señora María salió de su rutina a costa del perro. Darle de comer, limpiarle sus necesidades y cambiarle la cama casi a diario era suficiente para tener entretenida a María, la cual se había quitado de encima diez años mínimo.

Hubo noches en las que apena pudo dormir, cuando el perro no lo hacía ella tampoco y no tardó mucho en sacarle de su caja y ponerlo en su regazo, donde el perro se sintió siempre mucho más a gusto.


Mercedes se sentía la chica más feliz de todo el pueblo al ver la buena obra que había hecho al llevar aquel cachorro a casa de Doña María, donde siguió trabajando un par de años más, hasta que encontró un trabajo mejor remunerado.

De vez en cuando se pasaba de paseo por el barrio de Doña María para saludarla y ver si necesitaba algo, aunque ya había encontrado otra chica que le hacía el trabajo que anteriormente realizaba Mercedes.

Alguna vez tuvo que acercar al perro al veterinario para las pertinentes vacunas y todo lo que es necesario para tener un perro bien cuidado, todo ello sufragado por Doña María que incluso pagaba la gasolina a Mercedes, aunque esta jamás le cobró nada.

El perro y la mujer fueron cumpliendo años juntos, ahora si había que lavar más platos cuando tocaba fregar la loza y pasear `por el barrio varias veces al día. El perro siempre estaba pendiente de su dueña y sabía que no podía andar rápido cuando Doña María iba al otro lado de la correa.

Los baños eran semanales y el secador de pelo el utensilio que más agradecía aquel perro, aunque los primeros días le tenía pánico.

Los achaques por culpa de los años fueron llegando a Doña María y el COVID también fue un lastre del que no pudo recuperarse del todo. Charly parecía saber de la frágil salud de su dueña y ya no la hacía salir tanto de casa. Si acaso una vez por la mañana y otra por la tarde, para hacer sus necesidades y luego estar pendiente de ella dentro de casa.

Doña María se fue apagando sola, sin apenas nadie que la visitara, puesto que Mercedes cambió de ciudad y apenas la llamaba una vez a la semana para preguntar por su salud. La familia...., en fin, cosas que pasan decía siempre la Doña. Malos entendidos y pocos descendientes. Una sobrina que muy de vez en cuando se ponía en contacto para saber de ella con alguno de los vecinos de María, nunca una llamada a ella y mucho menos una visita.

Charly era el encargado de la mujer, que un día calló en su cocina al suelo y se tiró más de tres horas hasta que pudo levantarse. El perro mordía la ropa de la señora para hacer fuerza pero era inútil, por lo que se puso a ladrar como nunca antes lo había hecho, esperando que algún vecino se diera por aludido y le diera por entrar en casa. Todo fue inútil y cuando la mujer pudo levantarse, fue el perro más feliz del mundo.

María sabía que sus días en este mundo tocaban a su fin, y si aguantó más en la pelea fue gracias a Charly, el cual le esperaba un futuro incierto cuando Doña María falleciera.


Cuatro días después de su muerte un vecino la echó en falta, gracias a los ladridos y aullidos de Charly, que muerto de hambre no llegó a separarse del cuerpo de su dueña. Fue una muerte tranquila, un largo sueño del cual nunca más despertó.

Charly terminó en la perrera municipal, en la cual la pena que tenía en su cuerpo le atacó su salud. Por él se interesaron varios vecinos al saber su historia y cuando iba a ser rescatado por una familia, la sobrina de Doña María se presentó a por él.

Nadie sabe dónde ha terminado ni cómo le irá en su nueva vida. Lo que sí sabemos es que en casa de Doña María fue feliz durante once años, donde se sintió siempre útil sin saber nada de como esta sociedad es capaz de dejar morir a una señora sola en su casa y no darse cuenta de ello hasta cuatro días después.


P.D: Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, o no.







domingo, 30 de octubre de 2022

Capítulo 1001: Fin de semana en el Algarve.



Había ganas de volver a la carretera después de varios meses de espera y es que llevamos ya más de seis años aprovechando y conociendo lugares, que si no es por culpa de nuestras ganas de caminar, jamás hubiéramos conocido.
El grupo que hemos hecho sigue más vivo que nunca y es raro no encontrarte con alguien con la que has compartido autobús y no recordar alguna de las muchas batallas que llevamos compartidas.








El viaje previsto era por tierras lusas, las cuales nos gusta patear por lo menos una vez al año y así seguir conociendo pueblos y ciudades de nuestros vecinos portugueses.
El famoso Algarve era nuestro destino, un lugar que en veinte años ha cambiado tanto que si fuisteis por entonces y vais ahora seguro que no conoceréis la mitad.









El viaje como siempre si no te lo montas bien, suele ser un poco pesado, pero los habituales de estas rutas sabemos perfectamente que una vez en tu sillón, comienza la aventura. Intentamos no aburrirnos y rara vez alguno logra pegar una cabezada, a no ser que te "drogues" con algún barbitúrico que te haga dormir más de la cuenta. Nosotros solemos escuchar cantar algún que otro difunto que nos recuerda algún cumpleaños o donde perdió el carro, incluso la "Morita" que es la banda original de cada excursión.
Pepe Domingo nos despierta de nuestro letargo con su voz radiofónica y hace lo posible para que no duerma nadie, aunque siempre hay alguien que no es capaz de abrir los ojos y se sumerge en un bonito sueño.
Josefa Antonia se une junto a Venancia en nuestros cantes nocturnos y pronto el bus hace una de las paradas acordadas.












La primera parada es pronto y poca gente se queda sin bajar del bus, sabemos que va a ser difícil volver a parar en tierras portuguesas antes de llegar a nuestro destino, por eso estamos avisados de llevar algo para desayunar por si nuestro conductor no es capaz de encontrar nada abierto, lo cual vemos que es lo habitual por carreteras portuguesas.

Llegamos de noche al lugar de inicio de la ruta así que no queda otra que esperar a que amanezca para poder contemplar bien los acantilados que nos ofrecerá esta preciosa ruta. Cada uno aprovecha para comisquear lo que ha llevado y sin prisas nos vamos colocando el calzado adecuado para comenzar la ruta con las primeras luz del día.
La ruta se puede hacer por varios caminos y puede ser de nueve kilómetros si no la haces entera o de quince si la haces entera para terminar en el cabo de San Vicente.

Los acantilados son espectaculares y las luces del amanecer se envuelven con las piedras para dejarnos hacer unas fotografías muy guapas.
Da un poco de respeto los desniveles que nos vamos encontrando y es mejor hacer las fotos desde lejos para evitar algún accidente imprevisto.

El muerdino decidimos comérnosle al terminar, puesto que aunque no hace mal tiempo, el aire que sopla es un poco incómodo para parar a comer. Los que no han hecho la ruta, llegan en el bus en busca nuestra para desde allí encaminarnos hasta La Albufeira, lugar donde tenemos el hotel.






Al llegar no nos dan la habitación aun por lo que decidimos irnos a comer cada uno por donde le parezca, lugares hay a montones y me sorprende la cantidad de sitios de comida rápida que hay sin duda que influidos por la cantidad de turistas ingleses que acampan por la ciudad.

Nosotros acertamos en el lugar escogido para comer, un lugar con comida portuguesa, donde la cantidad va de la mano con la calidad y el precio. El bacalao sigue siendo el plato por excelencia portugués aunque los arroces también están para mojar pan, aunque los lusos son de hacer poco uso de el mismo.


Después de probar los orujos para hacer bien la digestión decidimos conocer la ciudad por sus calles repletas de gentes y de tiendas las cuales venden sobre todo recuerdos, con el cuero y el corcho por encima de todas las cosas.
Algunos decidimos irnos en busca de la habitación donde es necesaria la ducha que nos relaje y espabile al mismo tiempo, justo antes de cenar en el hotel donde nos alojamos. La noticia de la cancelación de nuestro viaje en barco hasta las cuevas famosas de la ciudad nos entristece a todos y nos hace cambiar los planes para el domingo.
Pero primero antes de la cena pateamos otro poco la ciudad para tomarnos alguna cerveza del lugar la cual saboreamos tranquilamente justo antes de entrar al comedor donde nos espera un extenso bufet para elegir lo que te apetezca cenar, aunque la comida todavía anda arañando los estómagos.






La gente que no ha acudido en toda la tarde por el hotel deciden irse a la cama, otros volvemos en busca de alguna que otra cerveza antes de caer rendidos en la cama.

Despertarse y bajar a desayunar, ya no hay prisa para ir en busca del barco así que degustamos de nuevo un amplio bufet de desayuno donde algunos dan buena cuenta de varios huevos, fritos, cocidos y en tortilla, de todas las maneras les vienen bien. 

Una vuelta por la ciudad en el tren turístico nos alegra la mañana aunque algunos esperábamos descubrir algún lugar nuevo de la ciudad, pero solo nos lleva por la zona más turística la cual habíamos pateado el día de antes.

Una visita por la playa donde ante tal temperatura la gente aprovecha para bañarse, a pesar de estar a últimos de octubre.


A las tres y media hay que estar en el bus para volver al pueblo, así que antes de esa hora nos da tiempo a refrescarnos con alguna que otra cerveza y hay quien prefiere comer antes de emprender la vuelta, otros pillamos un bocata para dar cuenta del más adelante, cuando montados en el bus del 52 hacia atrás, volvemos a comenzar la rutina ( Bendita) de cantar, bailar y reírnos de todo lo vivido durante el fin de semana, el cual ha estado de diez como todos los que organiza la "jefa" Paqui, que sabe que los asientos del 52 hacia atrás, donde van siempre los malotes, tienen nuestros nombres puestos en todos los viajes que se organicen de senderismo, que fue el principal culpable de que a día de hoy sigamos juntos aquellos y aquellas que apostaron por montarse en aquel primer viaje que nos llevó a conocer el "Caminito del Rey" y que seis años después nos sigue permitiendo conocer lugares impresionantes y preciosos para hacernos salir de la habitual rutina.


Nos vemos en el bus allá para marzo, donde volveremos a juntarnos si no pasa nada.
Se os quiere.











jueves, 29 de septiembre de 2022

Capitulo 1.000: Treinta años atrás.

 


                                            TREINTA AÑOS ATRÁS

Corría el año mil novecientos noventa y dos cuando en las radios de nuestro país sonaban entre otras canciones, el ritmo del mar de celtas cortos, otro día más de Jon Secada que fueron números unos junto a los Nirvana, Genesis o Paulina Rubio que ya venía deslumbrando.  Eso en las radios, que en los radio casette de nuestros coches o mejor dicho, en el coche de nuestros padres, seguían sonando los chunguitos, los chichos, Bordón Cuatro, Casta, Los Calis, Junco, Tijeritas y si hacía falta, nos cantábamos el torito guapo de el Fary.

Con diecinueve años recién cumplidos, el carnet de conducir recién aprobado, con novia y currando de peón de albañil uno parecía tener el futuro bien encarrilado, aspiraba a seguir currando y poder sacar un préstamo para comprarme mi coche y no tener que andar rogando a mi padre que me dejara el suyo, cosa que por entonces a los padres no los hacía mucha gracia.

Pero el 92 fue el año aparte de las olimpiadas de Barcelona y la Expo de Sevilla en que sorteé para irme a servir a la patria, como se decía por entonces y a pesar de que ya iban saliendo los primeros objetores de conciencia, a mi me daba un poco de miedo andar moviendo papeles para eso, mas aun cuando era raro el día que no veías en la tele algún objetor juzgado y condenado a trabajos sociales y con alguna multa gorda que pagar. Así que esperé la llamada del ejercito que para últimos de mayo me reclamaba para rendir cuentas con el ejercito los siguiente nueve meses de mi joven vida, lo que me hizo de un plumazo perder mi puesto de trabajo y con ello posponer la ilusión de comprarme el coche que tanto deseaba.

Al ser los primeros que nos aprovechábamos del rebaje del servicio militar en tres meses creíamos que aquello iba a ser la pera, sin saber que al cuartel donde íbamos había remplazos del año anterior que seguían haciendo un año de mili. Eso como podéis imaginar no les hizo mucha gracia y nos tuvieron puteados los tres o cuatro meses que les quedaban para licenciarse, menos mal que a los del último remplazo les quitaron un mes y solo hicieron once meses…

Cuando estos marcharon ya éramos casi los veteranos y con ello uno iba viendo que el permiso de quince días que me pertenecía había que apartarle para octubre, aunque eso me supusiera no pillar ningún día en verano, cosa que tampoco me importaba mucho.

Cuando llegó el mes de septiembre y con el los famosos torneos de peñas, ese fin de semana vine al pueblo con dos colegas del cuartel, uno que jugaba muy bien al futbol para ayudar a mi peña en el campo de las nieves y otro que bebía como nosotros o más, para ayudarnos en Viñeros a ganar cualquier concurso que se organizara de quien aguantaba bebiendo mas y tal.  Fue un fin de semana estupendo, nos lo pasamos genial y mis colegas prometieron volver conmigo al siguiente cuando la tuna anduviera por las calles de Huertas rondando a mis amigas, que por aquel año eran damas y reina de las fiestas.

Todo iba de maravilla en el cuartel durante la semana, hasta que el jueves antes de la tuna me confirmaron que me tocaba guardia de polvorín y un par de imaginarias, sin poder cambiarlo con nadie puesto que las cosas no andaban muy bien entre mandos y soldados, por lo que no me quedaron mas huevos que quedarme allí el primer fin de semana de las fiestas, con unas ganas de llorar bárbaras al ser el primer año que me iba a perder las fiestas de mi pueblo.

En la garita el viernes me canté todas las canciones de la tuna a pesar de que debíamos de estar en silencio según los mandos, pero a mí me importó tres narices y sobre las cinco de la mañana la estudiantina salía de mi garganta a duras penas, mientras tragaba saliva para evitar llorar, cosa que fue imposible al pensar en mi pueblo y mis fiestas…

Quedaba la bala del segundo fin de semana, el cual me estaba saboreando desde el lunes a las siete de la mañana cuando tocaron diana.

En mi cabeza solo estaba el portarme bien, que no me arrestaran y hacer todo lo que me mandaran hasta que llegara el viernes a medio día, cuando me soltaran el fin de semana. Pronto se estropeó el plan puesto que el martes nos formaron a todos para comunicarnos que el viernes marchábamos de maniobras a San Gregorio ( Zaragoza), la noticia me sentó como una patada en el bajo vientre, no podía ser lo que me estaban diciendo y a pesar que me presenté en la oficina del capitán para rogarle que me dejara ir a mi pueblo, me dio igual y el viernes en lugar de ir camino de Huertas, estaba montado en un tren con destino a Zaragoza…

La semana siguiente al terminar las fiestas y nuestras maniobras, nos dieron tres días de permiso y jamás olvidaré lo que es llegar a tu pueblo cuatro días después de terminar las fiestas. Estaba todo cerrado, ese olor a vacas y meados al cruzar la plaza me hizo sumirme en una depresión y si quince días antes estaba llorando en la garita cantando canciones de la tuna, cruzar aquella plaza donde una semana antes había disfrutado todo el pueblo y ahora un militar con su petate al hombro la cruzaba esquivando algún que otro vaso de plástico y bote de cerveza.

 

Aquel día me juré para mis adentros que en la medida en que pudiera, nunca más me perdería las fiestas de mi pueblo y si eso pasara, no volvería a ir al pueblo hasta por lo menos un mes después de que terminaran….

Pero nadie contaba con la maldita pandemia que nos ha sacudido estos dos años y que nos han hecho perdernos las fiestas a todos los huerteños y acompañantes. Muchos nos han abandonado por el camino y solo quedan ya en nuestras memorias, seguro que este año les recordaremos en algún momento durante las fiestas e intentaremos despejar nuestras cabezas de tantas amarguras y disfrutar en la medida que cada uno pueda de nuestras fiestas, esas que todos hemos comprobado en nuestras carnes  lo que duele perdérselas.

Felices Fiestas.

Fonta.

 

martes, 23 de agosto de 2022

Capitulo 999: Hasta siempre Gonzalo, un buen hombre y mejor persona.



Y cierro los ojos para descansar un rato en mitad de la noche y me viene esta conversación que tú y yo hemos tenido: 

Bueno sobrino, ya estoy al otro lado de la vida y la verdad que ha sido una vida llena de buenos momentos y sobre todo llena de grandes personas a mi alrededor....

Aunque me haya tenido que ir lo hago contento, la vida me ha dejado irme preparando para mi marcha y lo mas importante, me ha dejado preparar a los míos para lo que se venía. 

Siempre he intentado ser feliz y hacer feliz a la gente que me rodeaba y creo que aunque la vida nunca es color de rosa, lo he conseguido con creces.

Siempre me sentí orgulloso de ser de pueblo y como tal niño de pueblo, nos espabilamos antes que cualquier niño de ciudad. Todas las trastadas que se podían hacer por las calles del pueblo las tenemos hechas pero lo que nunca perdimos fue el respeto a nuestros mayores, que nos hicieron unirnos a la vida laboral mucho antes de lo que nos hubiera gusta hacer a todos los niños de mi quinta, que en lugar de estar tirando piedras a los tejados, estábamos detrás de rebaños de ovejas o montados en burros para ir en busca de agua, esa que ahora sale a chorros al abrir un grifo y que por aquellos años había que sacar a cubos de los pozos y transportarla en las cantaras a lomo del burro que era uno mas de la familia por aquellos años.

Nunca nos faltó un "cuscurro" de pan en casa, pero tampoco nunca nos sobró y la verdad que una infancia así da pie a que a lo largo de tu vida uno aprecie mas si cabe todo lo que va consiguiendo.

La mejor elección que pude hacer en mi vida fue conocer a Margarita, mi "Margaret". Que gran compañera de viaje y que fácil ha sido todo a su lado. Hasta el ultimo instante a mi vera haciendo mi enfermedad mucho mas llevadera. Y mira que el destino me lo ha puesto difícil estos últimos meses, que el puto COVID me separó de vosotros mas de un mes solo, en aquel frio e improvisado hospital donde los días parecían meses y las llamadas de teléfono fueron la mejor medicina que me mantuvieron con ganas de volver a vuestro lado.

Hemos logrado formar una gran familia con unos hijos educados y sobre todo buenas personas, sin duda que en eso pusimos todo nuestro empeño y creo querida mujer que lo hemos conseguido.

Mi nieta y mi nieto siguen nuestra sangre y se que son los que menos han comprendido que la vida es así y que nuestro destino no le elegimos nosotros, seguro que cuando pasen los días me recordaran con una sonrisa en los labios, la misma que a mi se me ponía al verlos llegar a casa. Me sentiré orgulloso cada vez que les pregunten en el pueblo que de quienes son y estos les contesten somos nietos de "Gonzalo el Pollo"...



Han sido un par de días de despedidas muy intensos, he comprobado que la familia a pesar de no elegirla yo, no me han abandonado en ningún momento de mi duelo, cuando aquí en la capital esas cosas ya no se llevan. Sin embargo vosotros habéis estado todos y todas sin moveros de mi lado, recordando cada una de las anécdotas e historias que hemos vividos juntos; por cierto sobrino, a mi nieta la he dejado escrito en un cuaderno durante el ultimo mes, todas y cada una de las historias que he podido ir recordando desde mi niñez hasta que me tuve que venir a los "madriles" donde siempre tuve abierta mi casa para todos mis sobrinos y sobrinas del pueblo, que la verdad me hacíais muy feliz con vuestras visitas y tomarnos alguna copichuela juntos por estos barrios siempre estuvo bien.

Espero que aunque ahora cueste me recordéis por mis ganas de hacer reír siempre a quienes me rodeaban, aunque si había alguna preocupación que otra, mi mujer y yo la aparcábamos para cuando estuviéramos solos.

Me hubiera gustado sobrino que hubieras sido cazador como yo y haberte enseñado todas las técnicas de caza que yo fui aprendiendo a lo largo de mis años, aunque es verdad que cada vez hay menos género y uno se aburre mas.

Se que en el pueblo muchos me echaran de menos y les agradezco que se hayan acordado de mi y apoyen a mi familia en tan duros momentos. Yo he decidido descansar por los lugares que aquí he recorrido casi a diario y recordar mi pueblo y mis raíces desde donde he vivido la mayor parte de mi vida.

Me tenéis que hacer el favor entre todos de cuidar a mi "Margaret" que ahora tendrá que aprender a vivir sin mi presencia y se que eso es muy duro para un matrimonio que jamás se ha separado.

Sobrino, nuestro Athletic te seguirá dando alegrías a la vez que disgustos, pero elegimos ser de este equipo para lo bueno y para lo malo. El Gonzalín seguirá unido a nuestros colores y seguro que recordará siempre nuestras alegrías y descalientos.


Y hasta aquí mi carta de despedida, vuelvo a dar gracias a la vida por haberos puesto a todos en mi camino. Espero que alguno de mis chistes y anécdotas salgan en alguna reunión familiar que por otra parte, no deberíais de tardar en celebrar. La familia permanece unida cuando hay roce y cariño y sobre todo muchos besos y abrazos, todos los que os habéis dado en mi despedida.

Os quiere mucho vuestro marido, padre, tío, abuelo y amigo Gonzalo "el pollo".

 Hasta siempre. 








domingo, 10 de julio de 2022

Capitulo 998: Cincuenta primaveras.




 Corta el aire un abanico mientras llega la hora del enlace.

Rosi vestida de blanco se encamina hasta la iglesia de su querido pueblo, donde en breve dará el si a su novio Antonio, el cual fuma para calmar los nervios mientras llega su futura mujer.

Corre el año setenta y dos en una España que sigue bajo el mando del dictador y en la vieja Extremadura comienza la despoblación peregrinando sus habitantes a las grandes ciudades donde se construyen fábricas y los puestos de trabajo se multiplican. En los pueblos quedan los mayores y los que tienen un trabajo mas o menos estable, aunque de estos hay pocos. Los campos se vacían de gente y donde vivían hasta cinco familias se queda tan solo una encargándose de todo el trabajo ayudado por mujer e hijos, que siempre fueron mas de los deseados, pero era lo que había por aquellos años.



En el atrio de la iglesia se acumulan los familiares de Rosi y Antonio saludándose entre ellos pues muchos no se ven desde hace mucho tiempo. La familia de Antonio vive en Madrid y les ha tocado venir el fin de semana al pueblo y así poder saludar a todos los vecinos y amigos que se quedaron en Huertas de Ánimas.

Las vecinas de Tía Juana se asoman a las puertas para ver a la hija de su vecina vestida de blanco. Que guapa va!!! se oye por el barrio del colegio y el Llano de tío Porras, mientras la novia desea llegar al atrio de la iglesia y comenzar la ceremonia. 

Otro de los protagonistas del enlace es Juanma, el hermano de Rosi que ese día celebra su primera comunión. Recuerdan los protagonistas que aquel niño estaba malo aquel día y que en la sesión de fotos no era capaz de tener los ojos abiertos debido al catarro que tenía.



Matías es un padrino feliz, se casa su primera hija y eso para un padre son palabras mayores. Piensa para sus adentros que Antonio es un buen muchacho y seguro que hará feliz a su hija a lo largo de los años. Y no se equivocó, cincuenta años de matrimonio no se cumplen muy a menudo y nosotros hemos tenido la suerte de poder celebrarlo en familia.

"Vitoria" la madre de Antonio ya tiene experiencia en bodas puesto que es el cuarto hijo que casa y tan solo queda uno soltero que pronto dejará también de estarlo. 

La familia paterna está contenta por que el enlace le guiará Carmelo, el cura de la familia gran amigo a la vez que primo de mi padre y que disfruta casando a su primo.



Una vez terminada la ceremonia hay que subir a Trujillo a casa de las "Pacochinas" donde es el convite. Todavía recuerdan aquel menú y a la mayoría de invitados que les acompañaron en tan bonito banquete donde según mi madre, solo faltó bailar el Vals porque a mi padre lo de bailar.... ahora se de donde le viene la casta al galgo...😂😂


Y fué un mes de abril del 72 cuando Antonio y Rosi se dieron el si quiero y hoy, cincuenta años después puedes ver el respeto que se siguen teniendo a pesar de todo lo vivido.



Y la familia reunida hemos podido celebrar un momento bueno de los que hay que intentar buscar siempre puesto que los otros vienen solos.

En su lugar de trabajo donde estuvo los últimos treinta y cinco años, a Antonio le siguen queriendo y apreciando a pesar de quedar ya pocos compañeros con los que compartió trabajo.



Una celebración abundante en comida y bebida y sobre todo muchas risas donde también hubo momentos de emoción al ver todo lo preparado y los regalos de de la familia.

    "Queda prohibido llorar sin aprender.

levantarte un día sin saber que hacer,

 tener miedo a tus recuerdos.

Queda prohibido no sonreír a los problemas

no luchar por lo que quieres,

abandonarlo todo por miedo,

no convertir en realidad tus sueños

Queda prohibido no demostrar tu amor,

hacer que alguien pague tus deudas y el mal humor.

Queda prohibido dejar a tus amigos,

no intentar comprender lo que vivieron juntos,

llamarles solo cuando los necesitas.

Queda prohibido no ser tú ante la gente,

fingir ante las personas que no te importan,

hacerte el gracioso con tal de que te recuerden,

olvidar a toda la gente que te quiere.

Queda prohibido no hacer las cosas por ti mismo,

no creer en Dios y hacer tu destino,

tener miedo a la vida y a sus compromisos,

no vivir cada día como si fuera un ultimo suspiro.

Queda prohibido echar de menos a alguien sin alegrarte,

olvidar sus ojos, su risa,

todo porque sus caminos han dejado de abrazarse,

olvidar su pasado y pagarlo con su presente.

Queda prohibido no intentar comprender a las personas

pensar que sus vidas valen mas que la tuya

no saber que cada uno tiene su camino y su dicha.

Queda prohibido no crear tu historia,

no tener un momento para la gente que te necesita,

no comprender que lo que la vida te da,

también te lo quita.

Queda prohibido no buscar tu felicidad,

no vivir tú vida con una actitud positiva,

no pensar en que podemos ser mejores,

no sentir que sin ti este mundo no sería igual.

Pablo Neruda.

Muchas felicidades y que sigamos todos juntos disfrutando de vosotros.😍












Capítulo 1.021: Finde de las tres "S"

  Santoña, Santander, Santillana del Mar. Nos volvimos a poner en carretera cuatro meses después de haber hecho el anterior viaje a Portugal...