martes, 25 de junio de 2019

Capitulo 946: Pasarelas de Montfalcó- Lleida

Digiriendo aún lo que hemos podido vivir el fin de semana pasado, me dispongo a reflejar aquí algunos de esos momentos únicos que hemos tenido la suerte de disfrutar.




Si hay alguna ruta y lugar al cual tenía ganas de meter mano era sin duda esta. Desde la primera vez hace ya dos años que la vi en un programa de televisión donde me quedé impactado y a la vez prendado de esta ruta.
Todo es mas fácil cuando tienes a tu lado a una agencia de viajes que quiere compartir nuestras locuras, fue exponer la ruta a nuestra "jefa" Paqui, y esta ponerse manos a la obra y comenzar el diseño del fin de semana. Esta lejos,si. Es una paliza de autobús, si. La ruta se puede considerar de dificultad media-alta? por supuesto que si. Pero ya podéis preguntar a todos los que hemos estado que si se arrepienten de haberla realizado, ya os contesto yo que se sienten orgullosos de haberse subido a ese autobús, con unos conductores majos de Aliseda, que siempre han estado pendientes de todos los viajeros, siendo participes incluso de nuestras ganas de juerga con cantes y algún que otro baile.




A eso de las doce de la noche teníamos la hora de partida y como siempre allí esperando ya comienza el cachondeo que no nos abandonará hasta que lleguemos a nuestro destino. El que es capaz intenta dormir un rato, el que no pues hace lo que puede. Escuchar música, leer o simplemente hablar con los que tiene al lado intercambiando anécdotas ya pasadas en alguno de los anteriores viajes que también los hemos disfrutado.




Hay momentos donde vamos comentando la ruta y en las palabras del personal se notan nervios al haber visto algunos reportajes en Internet de dicho lugar. Unos dicen que no saben si serán capaces de realizarla, otros que realizaran un trozo y cuando crean oportuno se darán la vuelta y los mas atrevidos desean llegar pronto para gozarla desde el principio al final.




Primera parada para tomar algo y estirar las piernas, tenemos previsto parar solo un par de veces porque se esperan temperaturas altas y esta ruta con calor es dos veces dura.
Seguimos viaje y pronto abandonamos la autovía para seguir por carreteras convencionales que no tienen el firme en buen estado, eso y además pocos sitios donde poder parar a desayunar. Hay ganas de parar pero no encontramos el sitio adecuado lo que hace que los fumadores impacientes levante un poco la voz. Como todos nos conocemos de sobra los ignoramos hasta que en un bar de polígono nos bajamos todos y acobardamos a la pobre camarera que la pilla todos los pedidos sola. Paciencia y tranquilidad que nos queda poco mas de una hora para llegar a nuestro destino.




Es el momento de decidir como lo vamos a hacer justo antes de aparcar el autobús en un lugar que ya está lleno de coches. Esta ruta está muy de moda y se nota al ver la cantidad de senderistas que van de aquí para allá preguntando en información y decidiendo hasta donde llegar.




Nosotros de los 35 que vamos solo se quedan siete u ocho personas sin hacerla y se quedan esperando en el lugar de salida, aun sabiendo que nos quedan varias horas para volver a vernos.
Colgadas las mochilas el color turquesa del pantano pronto nos llama la atención y las cámaras de foto pronto empiezan a trabajar, las espera un día duro puesto que cualquier rincón del lugar tiene una foto que hacer.




Los primeros compases son leves y se anda bien, corre un leve viento que interfiere para que la calor no venga tan pronto. En el camino unos vamos y otros vienen y me sorprende gratamente como con cualquiera que te cruzas te saluda e incluso te desea buena ruta, tanto en castellano como en catalán incluso en francés o ingles, allí hay gente de todos lados y el buen rollo se palpa en el ambiente. Preguntamos en plan broma cuanto nos queda y los que vienen a la contra nos preguntan a nosotros lo que les queda a ellos y así de esta manera y comenzando a subir alguna que otra rampa pronto llegamos al primer puente colgante, desde donde las vistas son espectaculares.
Y allí esperamos un rato a los que vienen mas despacio para ver sus caras a la hora de cruzar, el cachondeo es tal que entre gritos de miedo y otros de verdadero vértigo de los mas miedosos y miedosas, pasamos allí un buen rato.




La calor empieza a sacudirse el aire y los síntomas de haber pasado una noche en vela empiezan a asomar entre mucho de los senderistas. Pero intentamos sobre llevarlo de la mejor manera apoyándonos en los preciosos paisajes que existen por toda la ruta, ahora ves la roca cavada, un poco mas adelante subes escalones de desiguales medidas que se van agarrando a las piernas.





En el segundo puente decidimos volver a parar un rato para esperar a los que creemos que vienen detrás, puesto que a esas alturas no sabemos a ciencia cierta quienes hacemos la ruta completa y quienes se han dado la vuelta. Aquí hago un inciso para decir que si vais a realizar esta ruta olvidarse de los móviles, la cobertura es nula en casi todo el recorrido.




Allí empiezan a llegar mas valientes de los que un principio habían dicho de hacer la ruta completa y la verdad que una vez allí, las pasarelas están tan cerca que nadie quiere volver sin verlas de cerca y sentir de primera mano si de verdad dan el vértigo que dicen todos los que allí han estado alguna vez.
El segundo puente es mas largo y un poco mas alto por lo que en la mitad del mismo se mueve un poco levemente lo justo para volver a escuchar chillar y rezar en hebreo a los menos atrevidos.




Quizás este es el tramo mas duro de toda la ruta, por lo menos así nos pareció a casi todos los que la terminamos. El terreno pica hacía arriba y de nuevo escaleras desiguales te van poniendo los gemelos y las rodillas a gusto.




Yo en particular voy bien pero la calor va haciendo mella y pregunto un par de veces a los que vienen en sentido lo contrario la distancia que nos queda para terminar, el primero se parte de risa cuando nos dice que puede quedar la mitad de la ruta, nuestras caras lo dicen todo, al siguiente nos comenta que las pasarelas están muy cerca y que luego el terreno es mas llevadero en la hora y algo que nos puede quedar. A esta conversación nos agarramos para ir mas relajados y disfrutar del momento pasarelas que la verdad, acojonan un poco.




De nuevo nos agrupamos algunos y decidimos pasarlas tranquilamente y despacio, para así evitar cualquier tipo de incidente, pero es complicado cuando te encuentras con alguien que viene de frente y es casi imposible en algunos tramos pasar los dos a la vez.




La primera la pasamos y seguimos caminando unos metros para ir en busca de la siguiente que no se si es porque vamos con la mente puesta en la primera que terminamos de pasar, que esta acojona menos.




Poca agua en las mochilas queda y otra de las cosas malas de esta ruta es que hay poca agua por el camino, aunque hay gente que nos dice que cerca de donde nos encontramos existe una fuente, la cual en el grupo que voy caminando, no la vemos ninguno, creyendo que quien nos había dado la información se había cachondeado de nosotros. El caso que los que vienen detrás nuestra si la ven y nos comentan una vez terminada, que estaba fresca el agua aunque salía muy poca del grifo.




Allí en la fuente un zorro es la atracción de todos los senderistas al estar un poco domesticado y comerse todo lo que le echan los senderistas, así que la foto con él es obligatoria para todo el que pasa delante.




Los carteles con el tiempo que queda para terminar nos ponen nerviosos al ver que pone en uno quince minutos para finalizar la ruta y diez minutos mas adelante te pone que quedan diez y así vamos medio cabreados hasta que al pasar el cartel de los últimos cinco minutos y después de subir las ultimas rampas las cuales se atragantan a casi todos ya, nos damos de bruces con el ansiado refugio donde termina la ruta.





Lo primero que hacemos que ya teníamos meditado al preguntar a varios senderista con los que nos cruzamos que si había cerveza en el refugio y darnos el si como respuesta, pues estaba claro que el primer tercio es visto y no visto.





Como no hay cobertura dentro decidimos salir para intentar hablar con los que vienen por detrás para esperarles a comer todos juntos, de momento vamos cogiendo mesa y alguna silla de las pocas que hay libres, en ese momento llegamos muchos senderistas a la vez y aquello se pone de bote en bote.
Allí dan comidas y bocadillos por si no queréis ir cargado, nosotros no podemos salir de casa sin las viandas extremeñas, igual que llevaban cuatro paisanas de la comarca Verata que las conocemos por las cerezas que se estaban comiendo y que habían decidido hacer la misma locura que nosotros de ir hasta allí a realizar esta preciosa ruta.



Puestos en una pequeña sombra vamos aplaudiendo y animando a quienes van llegando de nuestro grupo, muchos vienen extasiados pero les queda para sus adentros el haber terminado esta ruta completa.




Después de comer nos queda una de las cosas mas ilusionantes que siete de los senderistas habíamos contratado por adelantado y no era otra cosa que hacer la vuelta en canoa. Poder disfrutar de aquellos paisajes pero ahora desde un lugar privilegiado, además de pasar un buen rato viendo como se desenvolvían los demás compañeros.
Un chaval muy amable y cachondo nos explica de que va la cosa y nos equipa con casco, chaleco salva vidas y las palas para remar y nos monta en una furgoneta para bajarnos al embarcadero que está un poco mas abajo, pero que agradecemos que sea así puesto que las piernas estan demasiado cargadas.






En el embarcadero las ultimas instrucciones y el plano por donde debemos de ir y los nervios que nos comen a todos con muchas ganas de montarnos ya.
Mi compañero Javi y yo somos los primeros que nos agarramos a los remos y comenzamos a tomar contacto con el agua, el instructor nos dice que a pesar de ir aguas arriba, el viento le tendremos a favor en cuanto giremos a la izquierda, pero allí el único viento que sopla nos empuja al otro lado del pantano, por lo que en lugar de hacer ocho kilómetros, yo bien creo que hicimos el doble.



Intentamos disfrutar de las vistas a la vez que vamos remando tranquilamente, alguna que otra fotografía con mas miedo que vergüenza de que la cámara acabe en el fondo del pantano y algún choque con los compañeros que casi nos hace bañarnos.



Es una pasada poder pasar debajo de los puentes y ver desde allí las pasarelas y la roca excavada por donde horas atrás habíamos pasado andando.
La llegada nos la tomamos como una nueva victoria y menos mal que hicimos caso al instructor y nos llevamos agua para beber, puesto que la calor, a pesar de mojarte de vez en cuando, es sofocante. Un refresco nos ofrecen los que recogen las canoas y nos vamos camino del principio de la ruta, donde los que no han bajado en canoa lo han hecho en taxis y ya esperan allí desde hace algún tiempo, salvo dos valientes que hacen el camino de vuelta de nuevo andando, pero sin la misma presión que en la ida, tarda la mitad que en la ida, puesto que llegan a la par que nosotros al bus.




Desde allí ponemos rumbo a Lleida donde tenemos el hotel, nos queda una hora larga de camino pero que se nos pasa volando comentando las anécdotas de la ruta y lo bien que lo habíamos pasado los de las canoas.



Lleida nos recibe alrededor de las ocho de la tarde, lo justo para ducharnos y bajar a cenar. El hotel real está muy cerca del casco histórico por lo que tenemos en mente después de cenar, salir a tomar algo en algún lugar que nos camele. Esta ciudad es muy poco turística y posee pocas tiendas de recuerdos que abran los domingos, incluso los bares hay muchos cerrados. Nos sorprende la cantidad de emigrantes que hay por las calles y los lugareños, muy amables, a pesar de como sabemos muchos como manipulan los medios para que creamos lo contrario,  nos explican que vienen a la recolección de los frutos del campo, que por lo visto hay muchos sembrados por las zonas de regadío.
Así que decidimos tomarnos algo en el bar que hay al lado de la catedral y que tiene una terraza donde se está de maravilla.


Para acceder a dicho lugar hay que subir unas escaleras mecánicas, cruzar la calle, montarte en un ascensor y cruzar un puente elevado que te deja en las inmediaciones de la catedral, la cual está preciosa con las luces.

El cansancio nos puede y no tardamos mucho en irnos para el hotel.


El domingo después de haber descansado bien, nos espera el desayuno y la mañana libre hasta la una y media, para ver la ciudad de día. Algunos decidimos ir a visitar la catedral y la verdad que la decisión es acertada, puesto que es lo mas bonito de la ciudad, a la cual aparte de ver con poco ambiente, la considero un poco sucia.




Subir a la torre de la catedral es una odisea, puesto que nos esperan mas de doscientos peldaños en una escalera de caracol preciosa, que nos vuelve a poner las piernas a doscientos, como el día anterior. Pero sin duda merece mucho la pena las vistas que desde allí arriba puedes contemplar, la ciudad entera delante de nuestros ojos y en ese momento la torre para nosotros solos.



La visita incluye el castillo también pero una vez que has visto la catedral en todo su interior, el castillo nos sabe a poco.
Y con otra buena tupa de andar, nos encaminamos hasta donde está el resto del grupo que se refrescan en una terraza del centro, justo antes de que nos de la hora de poner el culo de nuevo en los asientos del bus y emprender la vuelta.


La comida la hacemos por el camino para intentar no llegar muy tarde y la verdad que es un acierto, puesto que cuando paramos a comer estamos a la altura de Zaragoza y ya nos queda un verbo.
Otro rato de cachondeo y diversión en la comida y una vez en el bus intentamos algunos sin éxito, dormir un rato. El recuerdo de lo vivido lo cubre todo y cuando cierro los ojos me veo cruzando puentes, bajando escaleras peligrosas o montado en una canoa...

En el bus también lo pasamos de miedo, porque nos conocemos todos y con las tonterías de unos y las gracias de otros, algún que otro cante y sobre todo buen rollo, los kilómetros se pasan volando.

Otra ruta en la mochila, esta quizás, la que mas gana teníamos muchos de realizar y que gracias a nuestra amiga Paqui, hemos podido cumplir.
Un finde inolvidable donde no nos hemos olvidado en ningún momento de quienes no nos han podido acompañar, este capitulo va para vosotros, Pili y Javi que sigáis luchando con mucha fuerza y en la próxima nos vemos.

Gracias a todos y cada uno de los que os montasteis el viernes a las doce en el autobús, En especial al comando belereño, por hacer este viaje tan ameno y estupendo.
Nos vemos por las callejas















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