viernes, 29 de marzo de 2019

Capitulo 938: Un finde en Portugal, Sintra y Cascais.


Como el que no quiere la cosa y sin hacer aspavientos hemos conocido otros lugares gracias a las ganas de caminar que hace varios años, un grupo de senderistas formamos. Junto a nuestro angel de la guarda, Paqui, fuimos proponiendo lugares que visitar y rutas por hacer y la cosa empezó a funcionar, hoy, varios años después, seguimos viajando muchos de aquellos que empezamos y cada vez diría yo, que Paqui se va superando.


Esta vez nos ha tocado conocer un par de lugares más de la vecina y querida Portugal, aunque parece ser que algunos de los que viajaban ya habían estado en uno de estos lugares. Sintra es sin duda una de las ciudades mas visitadas de Portugal y es que no me extraña una vez que la he conocido. Sus palacios majestuosos rebosan de gente, sus calles repletas de turistas y tiene que haber poca gente en el paro. Restaurantes, tiendas, mantenimiento, debe de haber infinidad de trabajo en esta preciosa ciudad.






Allí nos presentamos dos autobuses el sábado cuando no habían dado las diez de la mañana. Desde las cuatro y media que andábamos esperando el bus en el lugar de siempre. En una ciudad tan concurrida es necesario quedar claro las horas de salida y el lugar, aunque con el dichoso cambio de hora siempre hay alguien que se lía y tiene que preguntar a quien se encuentra conocido, que si nos vamos a la hora portuguesa o la española, a ver si dejan de cambiar dicha hora y nos ponemos al mismo horario que los vecinos.









A los senderistas empedernidos que no nos asusta ningún tipo de terreno nos estaba esperando Thiago, uno de los mejores guías que he tenido el gusto de conocer, y mira que llevamos conocidos unos cuantos pero este sin duda que se lleva la palma.











Como la ruta se presuponía que iba a ser dura, solo nos atrevimos a realizarla nueve senderistas, que una vez descargadas las vejigas en baños públicos, nos pusimos a caminar detrás de nuestro amigo Thiago.








Pronto nos dijo que la ruta no iba a ser muy dura, puesto que había dos maneras de realizarla y nosotros haríamos la mas sencilla de subir, aunque también contaba con alguna que otra pendiente las cuales el guía nos indicaba como afrontarlas.








La ruta fue una pasada, algo diferente de lo que hace la gente que va a visitar Sintra. Nosotros tuvimos el placer de contemplar todos los palacios desde otro punto de vista, en una ruta llena de arboles y flores de una cantidad de especies de varios continentes las cuales nos las iba explicando magníficamente nuestro guía. Cuando alcanzamos la mitad de la ruta habíamos llegado a un acuerdo con Thiago para comernos el famoso muerdino y que nuestro amigo disfrutara con nosotros de las viandas extremeñas, lo cual hizo alegremente y repitiendo patatera, que es lo que mas le gustó.








Después de terminar la ruta y antes de despedirnos de nuestro guía, nos recomendó varios sitios que visitar pero sobre todo hizo hincapié en "La Quinta da Regaleira" y nosotros pues le hicimos caso.





Sin duda alguna que en dicho lugar uno pierde la noción del tiempo y cada rincón es un poco mas bonito que el anterior, y mira que uno hace kilómetros por el palacio, pero sin darte cuenta estas encima de una torre, andando por unos jardines preciosos y cuando llegas al famoso pozo iniciatico se te caen los palos del sombraje. Que impresionante construcción y que vistas hay tanto desde arriba como desde abajo. Sus escaleras son perfectas y cuando te metes por sus túneles hay que dejar correr a la mente. Un lugar que si vas a Sintra tienes que visitar.












Hubo gente que visitó otros palacios puesto que tuvimos hasta las seis de la tarde para hacerlo, es imposible verlos todos en un solo día como nos dijo nuestro amigo Thiago, a Sintra tres días mínimo hay que venir...




Nos montamos en el autobús a la hora acordada y cansados de andar de un sitio a otro y el madrugón que se iba notando en los ojos.
Y llegamos a otra ciudad preciosa como es Cascaís, donde hay la misma vida que en cualquier ciudad importante española. Turística a mas no poder y llena de gente por todas sus calles. Motos a mansalva por todas las calles, tener cerca Estoril es lo que tiene.
Muchos ingleses, alemanes y franceses, ademas de cientos de inmigrantes que se mezclan con los autóctonos de forma magistral.








El hotel a pie de playa nos ilusionó a todo el autobús cuando nuestro amigo Eduardo abrió las puertas para que cada uno cogiera su equipaje y fuera pasando a por su llave para ocupar la habitación correspondiente. Ilusionados nos duchamos para un rato después bajar a cenar a un bufett que teníamos cerca del hotel y donde nos sorprendió un guitarrista amenizando la cena.










La noche estaba en pleno apogeo cuando terminamos la cena y había que ir a tomarse una copa antes de irnos a la cama. El cansancio no nos dejó tomar mas y pronto nos fuimos de nuevo al hotel, aunque mucha gente aguantó hasta mas tarde.







La mañana siguiente habíamos quedado algunos para hacer una nueva ruta por la ciudad y había que ir obligatoriamente a visitar la boca del infierno, un lugar espectacular y que una vez allí te da pereza moverte hacia ningún sitio. Pero estaba demasiado cerca para terminar allí nuestra ruta, así que decidimos acercarnos hasta el faro que está situado a unos cinco kilómetros de donde estábamos. Por toda la costa las vistas eran espectaculares y no sabias cual de las fotografías era mejor.











Unas cervezas en alguna que otra terraza y de nuevo a comer donde habíamos cenado. El bacalao está de vicio en Portugal y no puedes irte sin probarlo.










Ultimas compras de aquí para allá y a buscar las maletas para cargarlas en el bús, que tenemos que regresar.
La vuelta es amena gracias a Javi y su guitarra, ademas que cada uno va recordando los lugares que hemos conocido y en las caras de todos se nota un sonrisilla que solo sale cuando has viajado a lugares nuevos.








Un viaje precioso, con gente maravillosa con la cual no se iría a cualquier parte del planeta, siempre comandados por Paqui, a la cual doy mi enhorabuena por otra organización de diez.

Nos vemos por las callejas portuguesas o de donde sea.










Capítulo 1.021: Finde de las tres "S"

  Santoña, Santander, Santillana del Mar. Nos volvimos a poner en carretera cuatro meses después de haber hecho el anterior viaje a Portugal...