lunes, 26 de junio de 2017
Capitulo 842: Ruta Apreturas del Almonte- Pantano Santa Lucía.
Quitándome aun alguna que otra espina fruto de la ruta de ayer, me dispongo a redactar la jornada de ayer, la cual nos enseñó a mi compañero de aventuras y desventuras Javi, que la mente es mucho mas poderosa que todas las circunstancias contrarias que te puedan surgir a lo largo del camino.
La ruta de ayer la teníamos en mente desde hace varios meses, aunque ha sido estos últimos días cuando nos la empezamos a tomar en serio. Dado que no sabíamos bien los kilómetros que podía haber, le pedimos a nuestro amigo Carlos que nos calculara mas o menos los kilómetros que podían salir, para saber si la ruta entraba dentro de nuestras posibilidades, sabiendo que Javi no puede caminar por los sitios que todos podemos, aunque he de deciros que es mentira, una vez superada la ruta de ayer, es sin duda el tío mas valiente y con mas huevos que he tenido el gusto de conocer a lo largo de mi vida. Como un campeón terminó la ruta como un servidor, aunque hubo ratos que bien creímos que no seríamos capaces.
Comenzamos justo en el paraje conocido como las apreturas del Almonte que ya hice un reportaje de ellas tiempos atrás, cuando hicimos una de las etapas del río Almonte. Allí conocimos el encuentro de la garganta de Santa Lucía con el río Almonte y dicho lugar nos enamoró. Aunque aquel día la garganta iba a tope de agua y se podía ver como andaban talando y limpiando el lugar, lo que nos ayudó a caminar bien durante un par de kilómetros. Ayer la garganta estaba seca y dentro de su recinto comenzamos a caminar por ella. No era fácil con las piedras que había dentro de la misma, pero por fuera era imposible caminar en muchos tramos, por lo que poco a poco fuimos acortando las distancias que nos separaban de la presa del pantano.
Según nuestro amigo la distancia era de algo mas de ocho kilómetros, aunque sabemos que sobre plano es difícil calcular estas rutas por lo que esperábamos hacer algunos mas.
El primer punto donde estuvimos a punto de abandonar la ruta fue en el kilómetro cinco, donde estábamos un poco cansados de ir andando sobre piedras y a la vez esquivar obstáculos que había dentro del cauce seco. Después de hablar un momento sobre el tema y creyendo que serían ocho kilómetros los que había, llegamos al acuerdo de seguir caminando puesto que pensábamos que hacia adelante habría menos que volver al principio. Ilusos...
Lo mejor sin duda era la temperatura que había para caminar y por supuesto las sombras que nos acompañaban en todo momento, algunas veces incluso pareciendo que era de noche por donde íbamos. La ruta cambiaba poco el panorama y pronto llegamos al kilómetro ocho sin ninguna novedad con respecto al pantano.
En este punto pensé en salirme de la garganta y caminar hacía arriba, para ver si divisaba lo que nos podía faltar, pero pronto desistí en e intento por culpa de la cantidad de zarzales que se mezclaban entre helechos y te hacían pararte en seco al prender en ellos.
Fue el peor rato de todos, donde volver sería un fracaso y el seguir un acto heroico. Y precisamente fue mi compañero Javi quien me animó a seguir caminando mientras me tarareaba alguna de las cientos de canciones que se sabe. Siempre con actitud positiva y sin dar un paso atrás. Que huevos tiene...
En el kilómetro once fui yo quien le animó ante una de las ostias que pegó y que encima le hicieron mojarse los pies. Yo ya había caído dos veces antes que él y llevaba los pies también mojados. La garganta llevaba agua y eso nos animaba a pensar que dicha agua sería de la que pierde el pantano, puesto que dada esta época por los rebosaderos no la podía tirar.
Por fuera era imposible caminar y por dentro los pies había que meterlos en agua si o si, y fue esto ultimo lo que decidimos hacer a falta de mas recursos.
Era tarde, sobre las doce y media cuando decidimos buscar una sombra y sentarnos a comernos el muerdino, el cual según mi compañero nos haría pensar de otra manera. Yo reía por no llorar y un trago de vino me supo a gloria y si, me animó a ver la cosa de otra manera.
Fue tan corto el muerdo que no hicimos ni foto. Recoger y seguir, anda que no teníamos ganas de ver el puto muro ni na!!
Sobre el kilómetro trece nos encontramos dentro de la garganta trozos de tubo viejos y tres grandes abrazaderas de hierro que serían del pantano si o si. Al ver su gran tamaño y viendo lo que podían pesar, deducimos que la presa no podía estar ya muy lejos.
La maleza se comía por momentos la garganta y nuestros pies ya no podían con mas agua. Y justo en frente nuestra un charco mas grande y el puñetero muro de hormigón que casi me hizo llorar de alegría el encontrarle. Sin duda que no nos dimos los dos un abrazo pues pronto miramos a los dos lados para saber por donde subiríamos hacía arriba.
Los zarzales abundaban a los dos lados y solo con palos y dando ostias a diestro y siniestro, fuimos capaz de hacer una vereda que bien podía servir a javalies mas que a personas.
Nos dio igual el prendernos hasta las orejas hasta que fuimos capaz de cruzar. El perro se lo pensó mas y bien creí que me tocaba volver en su busca una vez arriba en la plataforma, desde donde le oíamos ladrar en plan desesperado.
Cambió la zona de pasar y al cabo de cinco minutos, justo cunado rezando a todos los santos ya iba de nuevo en su busca. le vi venir a doscientos por hora.
Y felices los tres al ver el buen caudal que tenemos de agua a pesar de los pesares, decidimos llamar alguno de nuestros compañeros para que vinieran en nuestra ayuda a recogernos para devolvernos hasta donde a las ocho de la mañana, habíamos dejado el coche. Pero cuando todo se pone mal no hay remedio. La batería y falta de cobertura nos hicieron caminar nueve kilómetros as hasta llegar al encuentro de nuestro amigo Antolin, el cual nos dio una gran alegría ver con refrescos en sus manos. La sed era grande puesto que nos habíamos quedado sin agua y hasta el perro se alegró de poder beber agua en abundancia.
Cansados pero orgullosos llegamos a Deleitosa donde paramos a comprar agua y charlar un rato con los compañeros que habían ido en nuestro amparo.
Y ese fue ayer nuestro domingo, un poco aburrido como decía mi amigo Javi al venir a casa dentro del coche.... No volveremos decíamos ayer y hoy ya hemos planeado la del próximo domingo. Es lo que tiene el senderismo que engancha mas que cualquier tipo de droga.
Nos vemos por las callejas.
La ruta Hasta el pantano, faltan 9 kilómetros mas.
martes, 20 de junio de 2017
Capitulo 841: Solidaridad a espuertas.
Cuanto mas podrida está la sociedad y mas encontronazos existen a causa de cualquier tema, muchos de los cuales nos los ponen delante nuestro quienes nos gobiernan para que la bronca no vaya con ellos, y nos despellejemos entre nosotros. Hay situaciones que me devuelven a creer en el ser humano. El que sabe respetar a sus semejantes aunque piensen distinto. Los que ocupan su tiempo libre en ayudar. Los que a pesar de no tener casi nada o solo lo justo para vivir, rebuscan en sus armarios ropas y cualquier juguete que sus hijos no utilicen y los acercan al centro de sus pueblos, para que desde allí los lleven a Portugal, donde el terrible incendio se ha llevado tantas vidas y ha destrozado tantas casas y familias enteras. Me emociona tanto dicha labor que cada día que voy cumpliendo de vida me resulta mas difícil creer que existe gente así.
Hoy según estaba comiendo en las noticias de Extremadura ha salido el pueblo de Valverde del Fresno donde se estaba organizando esta colecta, la cual ha salido de forma espontanea aprovechando las redes sociales entre los vecinos, dejando a un lado debates como el de la tauromaquia, los partidos políticos y sus fechorías y un montón de debates mas los cuales solo nos ayudan a distraernos y muchas veces a crear malos rollos entre vecinos y amigos.
Ha bastado alguien que hiciera la propuesta y todo el pueblo y vecinos de alrededor del mismo, han hecho el resto. En mi cabeza están todavía dos años después aquellos camiones de bomberos portugueses entrando por la carretera de Moraleja para sumarse a los trabajos que se hacían en la comarca de Gata para combatir el brutal incendio que sacudió nuestra comunidad. Y fue también a la hora de comer cuando vi esas imagines y me emocionaron tanto. Pensé de igual modo que lo he hecho hoy, que hay gente buena en todos los lugares a pesar de estar muchos de ellos confundidos con sus pensamientos. A la hora de ayudar al prójimo hay que dejar todo a un lado y volcarte en ello y eso hoy, mis paisanos de Valverde lo han conseguido.
Gracias por hacerme creer en la humanidad en momentos como el que últimamente vivo en las redes sociales, las cuales creo que se construyeron para otras cosas y no para el insulto fácil contra el que no piensa como tú.
Mucho ánimo amigos y vecinos Portugueses, me siento orgulloso de vuestra lucha diaria y de saber apreciar las ayudas que os mandan. Hoy por ti y mañana por mi y todos contentos y felices.
Darme mas gente de Valverde a mi alrededor y me sentiré mejor persona.
Fotografías: Pedro Brás.
domingo, 18 de junio de 2017
Capitulo 840 : La señorita Custodia.
La señorita Custodia eligió quedarse de estado soltera y no fue precisamente por falta de pretendientes. Hoy me lo recuerda entre risas y algo de pena en el fondo. Los años no pasan en balde y la soledad en casas tan grandes viene cada día antes. No paro, si no barro, friego, sino limpio el polvo eso si, siempre con mi aparato de radio conmigo. Me entretengo con las tertulias aunque de política no entiendo nada, pero en el fondo no hace falta entender mucho. Aquí en Trujillo hace algunos años nos vendieron al señor Casero como el salvador de la ciudad. Iba a acabar con los contratos vitalicios que existen en el ayuntamiento. Iba a acabar con el enchufismo en la ciudad. Los ciudadanos nos emocionamos incluida yo con este señor. Fuimos a votar sin ninguna duda, ni miedo a decir que queríamos que nos gobernara este señor, dándonos igual al partido que perteneciera.
Pero me dice Custodia mientras la arreglo una avería en el cuarto de baño, que por cierto, tiene mas años que Mérida, que a ella le han decepcionado. De ser un equipo amable y siempre abiertos a todos, han pasado a dar largas a todos los ciudadanos que no les caen bien o no son votantes suyos. Se la ve triste y defraudada mientras e su cabeza intenta hacer números para decirme lo que ha pagado de IBI. Con la pensión que tengo hago verdaderos quiebros para poder cumplir con mis obligaciones fiscales, pero cada año me cuesta mas. No dejan de subir impuestos y de bajar las pensiones y así aunque queramos, no podemos.
Todo lo hago por mis sobrinos, que serán quienes hereden esta casa, luego que se las apañen ellos; aunque estoy segura que lo primero que harán sera venderla. Eso si no tienen que renunciar a la herencia, decía la radio ayer que mas de la mitad de las herencias se quedan sin efecto por falta de liquido de los usufructos.
Volviendo a la ciudad de Trujillo me pregunta tía Custodia que si yo veo futuro dentro de la ciudad, y es que según ella cada día trabaja menos gente. Los negocios duran muy poco abiertos y los que sobreviven apenas sacan para los gastos. Los alquileres están por las nubes y son estos propietarios los que mejor viven en la ciudad.
¿Y que me dices de la juventud? los que salen a estudiar ya no vuelven porque aquí no tienen donde trabajar. Esto está lleno de viejos y parados, que se han acostumbrado a vivir con las subvenciones y de vez en cuando trabajar dentro del ayuntamiento.
Y las peleas que hay porque siempre entran los mismos se escuchan por todos los rincones de la ciudad.
Recuerdo la moto que nos vendió este muchacho sobre este tema cuando se presentó para alcalde y que ilusos de nosotros por creerle. Hoy puedo decir bien alto que echo de menos a Jose Antonio y eso que no era de mi devoción, me dice la señorita Custodia.
Y rematando la obra me despido de tía Custodia pensando en nuestra conversación que es la misma que últimamente tengo con todos los paisanos. Trujillo se muere y no será fácil resucitarle, porque no habrá nadie dispuesto a comerse el marrón que los que ahora mandan van a dejar. Una deuda terrible y lo que es peor, una sensación de dejadez y pasotismo por parte de los ciudadanos que parece que nos la trae al pairo lo que hagan con nosotros nuestros gobernantes.
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