Realmente estamos preparados para cuando llegue este momento??
Estos días atrás estando en rehabilitación para la historia de la rodilla, escuchaba hablar a una señora que también está haciendo rehabilitación para sus cervicales, a la pregunta de otra compañera de ejercicios esta señora le respondía:
_Como voy a estar hija mía, con mis ochenta y dos años es difícil que no nos duela algo, pero yo siempre digo antes de salir por la puerta de casa, “aquí os dejo”, luego me seguís doliendo otro rato si queréis, pero en la calle tiene que ir una erguida y fuerte.
_¿Y su marido, hace mucho que no le veo?
_Mañana hace tres meses que le enterramos.
_Lo siento, no sabía nada, aunque me parecía raro verla a usted vestida tan de negro.
_Si hija, yo guardaré el luto a mi marido hasta que me reúna con él, aunque es verdad que el siempre me decía que no se me ocurriera vestirme así, que prefería desde donde estuviera él, verme con colores alegres y no vestida de negro, pero yo no me siento con fuerzas para ponerme un vestido de colores, es superior a mis fuerzas.
_Ya.
_ Le echo tanto de menos, han sido más de cincuenta y cinco años juntos y aunque tengo hijos, están todos fuera y tienen sus vidas lejos de aquí.
_Claro, y por qué no se va con ellos a vivir?
_ No, solo sería un estorbo para ellos, no les podría ayudar a nada, además, yo estoy más a gusto en mi casa aunque este sola.
_Sabes una de las cosas por las que estoy aquí haciendo rehabilitación es por la falta de mi esposo, con el íbamos en coche a hacer las compras, siempre me cogía las cosas que más pesaban y cuando hacíamos limpieza, a pesar de que siempre acabábamos discutiendo, me ayudaba muchísimo. Yo siempre le decía, “como me vaya yo antes que tu para el otro barrio, no sé qué va a ser de ti, no sabes ni freírte un huevo”, como le echo de menos hija mía, como le echo de menos…….
_ A pesar de creer que estaba preparada para cuando llegara este momento, he visto que nunca se está realmente preparado para una cosa de estas, aunque el llevaba bastante tiempo con esa larga enfermedad, nunca llegaré a acostumbrarme a su falta, lo único que deseo cada día al levantarme es que Dios se acuerde de mi pronto y me vuelva a reunir con el donde quiera que este, aquí solo soy un estorbo, una anciana sin ganas de vivir.
Después de escuchar hablar a esta señora y darle vueltas en la cabeza al asunto creo que lo tengo claro, nadie esta preparado para la soledad.
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