Un fin de semana más nos pusimos de nuevo en ruta intentando volver a desconectar de la rutina diaria que tanto nos va quemando día tras día en cada una de nuestras vidas. Parece mentira una vez que el cuerpo prueba estas excursiones, como desea que llegue pronto la siguiente para poniendo cada uno de nuestra parte, intentar pasarlo lo mejor posible; y creo que a toro pasado, lo hemos vuelto a conseguir, cuando uno tiene mas agujetas en el estomago que en las piernas, es porque las risas han sido igual que los kilómetros andados.
Este viaje tenía la particularidad de que la ruta era una de las mas largas de las que llevamos en nuestras piernas, lo bueno era que al ser ida y vuelta cada uno podía darse la vuelta donde quisiera y no tenía por que hacerla entera, donde le pareciera se daba la vuelta y para el autobús de nuevo. Eso hizo la mayoría de los senderistas, incluso había la posibilidad de quedarse en la ciudad de Cazorla, donde recogimos a nuestro guía una vez que habíamos desayunado y nos despedimos de quienes se quedaron allí.
Una vez montados en el bus nos separaba hora y media del comienzo de la ruta, por lo que se agradeció mucho la buena profesionalidad de nuestro guía a la hora de ir explicándonos la ruta que nos esperaba y muchas mas anécdotas y vivencias que en aquella famosa sierra de Cazorla, él había vivido.
Con unas cuantas horas de autobús en nuestras posaderas y casi sin pegar ojo dentro del mismo por lo menos los que se sientan en la zona trasera del bus, llegamos al comienzo de la ruta. Calzándonos las botas y mochilas en las espaldas donde no podía faltar los ingredientes del muerdino, comenzamos a caminar río Borosa arriba, sabiendo que la caminata es de unos veintiséis kilómetros hasta llegar al nacimiento del río. Sabemos que disponemos de pocas horas para llegar a la cima, puesto que queremos llegar con hora de comer a Baeza, donde tenemos contratado el hotel para pasar la noche. Así que quienes queremos intentar hacer la ruta completa, decidimos en consenso con quienes andarán lo que puedan, adelantarnos a buen ritmo para aprovechar los primeros kilómetros que son casi llanos, para ganar tiempo al reloj.
Según vamos recortando la distancia con la cima, nos vamos dando cuenta de que esta ruta es una maravilla y la vamos catalogando en nuestro largo currículo de senderos andados, como una de las mas bonitas. Ya nos había avisado el guía de que era la tercera mas visitada de España, justo detrás del Camino de Santiago y del caminito del Rey, por lo que las expectativas que llevábamos eran altas y creo que una vez terminada la ruta, no nos defraudó.
El día amenazaba lluvia y muchos fueron cargados con paraguas y trajes de agua, otros decidimos desafiar al tiempo y subir con poca ropa puesto que la temperatura era la ideal para andar, ni frío ni calor y eso la verdad que en esta ruta y en cualquiera es una bendición.
El ruido del río es por momentos ensordecedor y el paisaje no deja de sorprendernos. Mis compañeros de ruta Carlos y Javi van a buen ritmo, un poco detrás nuestra viene Jose F que se va descolgando según él, por la falta de entrenamiento. No dejamos de verle pero llega hasta nosotros justo cuando nos queda lo mas complicado de la ruta, cuando el camino se estrecha y comienza la subida, sin duda alguna que nos espera lo mas bonito de la ruta. Allí nos juntamos algún senderista del grupo mas y comenzamos la ascensión Carlos y yo, los demás se van quedando en alguna de las cascadas que nos vamos encontrando en la subida, que va haciendo mella en nuestros cansados cuerpos y a punto estamos de abandonar un poco antes de llegar al nacimiento, si no llega a ser por Kini, otro de los amigos senderistas que llega justo a nuestra altura cuando estamos decidiendo comenzar a descender.
Nos convence de seguir un poco mas arriba y tan solo unos cincuenta metros después llegamos al final de la ruta, donde el ruido de la cascada es ensordecedor y el paisaje es espectacular. En ese momento donde se junta el cansancio con la recompensa uno es feliz. Nos hacemos fotos para inmortalizar el momento y nos da pena abandonar el lugar, parece no pasar el tiempo en aquel momento.
Comenzamos la bajada y nos vamos encontrando compañeros y compañeras cada pocos metros los cuales han ido quedando por el camino aprovechando para comerse el muerdino, en uno de los grupos nos quedamos para hacerles compañía y comernos tan merecido bocado.
El descenso es mucho mas cómodo y lo mejor es tomárselo con calma las primeras cuestas no vaya a ser que aterricemos. Seguimos bajando y recogiendo senderistas por el camino para irnos acercando todos al autobús poco a poco, donde debemos estar antes de la una y media de la tarde para poner rumbo hasta Cazorla, recoger a los compañeros que decidieron quedarse allí y desplazarnos hasta Baeza donde nos alojaremos.
El camino es muy ameno con las historias de Juan, nuestro guía, que nos hace pasar un rato muy ameno con sus historias y su sabiduría. Poco a poco nos acercamos a Baeza no sin antes echar alguna cabezada quienes son capaces de hacerlo, la ruta ha sido dura y el cuerpo lo empieza a notar. Otros seguimos sin pegar ojo pero no importa mucho, el cachondeo del bus camufla el cansancio.
Llegamos a Baeza y nos toca andar con las maletas unos cuantos metros hasta que llegamos al hotel, allí toca dejar la maleta en la habitación y salir a buscar algún sitio donde todavía nos quieran dar de comer. No son horas pero siempre hay entre tanto restaurante alguien que te acoge, aunque algunos tengan mas suerte que otros, a nosotros nos tocó la pedrea y dimos con el peor restaurante por llamarle algo, de toda Baeza. Pero paso de darle bombo a este sinvergüenza en mi blog, tiene que haber de todo en la viña del señor, pero si alguien va a esta Ciudad, estaré encantando de decirle donde no tiene que ir a comer.
Una vez que terminamos de "comer" nos vamos al hotel a darnos una ducha y quedamos pronto para que nos de tiempo a conocer Baeza antes de cenar, aunque no podamos verlo todo hay que intentar conocer el máximo de lugares y monumentos. La ciudad es muy bonita y casi todos los monumentos están cerca unos de otros por lo que antes de la cena recorremos lo mas turístico de la ciudad.
En la cena volvemos a vernos todo el grupo las caras y allí comentamos lo que cada uno ha visitado y nos aconsejamos unos a otros los lugares donde hay que ir si o si. "Las primas" nos comentan un pub donde han estado tomando una copa y decidimos ir antes de irnos a la cama, aunque los cuerpos están muy cansados nos insisten en que debemos de conocerlo. Y allí nos vamos un buen numero de compañeros de excursión y la verdad que mereció la pena dicho bar. Un par de copas, unos bailes quien pudo aun mover los pies y los mas rezagados nos fuimos al hotel con unas ganas inmensas de coger la cama, después de una noche entera de viaje, mas de veinticinco kilómetros en las piernas y agujetas en el estomago de las risas que nos habíamos echado.
A las nueve de la mañana teníamos el desayuno antes de recoger la maleta y poner rumbo hasta Úbeda, otra ciudad patrimonio que merece la pena. Está tan cerca una de otra que casi no nos da tiempo a acoplarnos en los asientos y ya estábamos bajándonos del bus. Antes de que cada uno se vaya a conocer la ciudad, acordamos la hora de regreso, esto es muy importante puesto que cuando se va en grupo siempre debe anticiparse lo colectivo a lo individual, para que todo funcione bien y la verdad que con este grupo de gente esas cuestiones las llevamos a rajatabla.
A mi en particular Úbeda me pareció preciosa, la cantidad de monumentos que existen hacen que te retraigas a otras épocas. No has dejado de contemplar una iglesia y ya tienes otra al lado. La cantidad de monumentos es tal que a los que nos encanta las construcciones y las canterías, flipamos delante de todo esto. Las fotografías son tantas que ahora repasándolas me doy cuenta de que son muchísimas las que hicimos.
De vez en cuando paramos en algún bar a refrescarnos la garganta y aprovechamos para conversar con los autóctonos que nos aconsejan que ver y que no podemos perdernos de esta preciosa ciudad.
Debemos de comer antes de irnos para el bus y elegimos un buen sitio donde nos atendieron muy bien y del cual quedamos muy conforme, casi igual que el del día anterior....
Cuando se arrima la hora de regreso nos acercamos al autobús, la gente llega puntual y ponemos rumbo para nuestras casas. El viaje vuelve a ser muy ameno recordando lo vivido durante el extenso fin de semana, incluida la hora que nos han "limpiado". Una parada a mitad de camino para beber y comer algo y vuelta para nuestros asientos para completar el viaje.
La verdad que es un gusto ir con toda esta gente a cualquier sitio y lugar, con vosotros los fines de semana son espectaculares y a pesar de ser unas palizas de autobús, nos merece mucho la pena conocer tantos lugares nuevos y hacer estas maravillosas rutas caminando a vuestro lado.
Gracias Paqui por organizarnos otro espectacular finde, así da gusto.
Nos vemos por las callejas.