martes, 12 de noviembre de 2019

Capitulo 958: Nos dejó tío Julian, "Cavila".



_Entra y siéntate, Jose se está duchando. ¿Donde vais hoy con la noche que está?, ¿ Os quedáis en el pueblo o cogéis el coche?
_ Buenas noches tío Julian, ¿Donde anda Marcelina?
_ En la cocina anda preparando la cena, venga, arrímate a la camilla y come algo, que acabo de mover el brasero. No se por qué cojones no os quedáis aquí en casa viendo la televisión y os dejáis de salir por ahí con la noche que está.

_ Hoy es viernes tío Julian y hay que salir a mover el esqueleto, que llevamos toda la semana trabajando y hay que desconectar...
_ El esqueleto, menudo esqueleto estás tú hecho, venga, prueba este queso que he traido del jueves y verás que bueno está.
_ Que no Julian, que ya he cenado.
_ Si, pero este queso seguro que no le has probado. Venga, coge este cacho.

Y le tenías que coger por cojones, porque en casa de Tío Julian y Tía Marcelina si ellos se sentaban a cenar, cenaban todos los que por allí estuviéramos. Hombre de mucho carácter que quienes tuvimos la suerte de conocerle en distancias cortas cambiaba muchísimo. En su casa siempre había algo que hacer y los que eramos dentro del pueblo, un poco mas de ciudad, disfrutábamos ayudándolo a echar de comer a los burros porque siempre sabíamos que nos dejaría montar alguno de ellos, eso si, siempre haciendo caso a sus consejos y no tocando a "su" burra, la cual era suya exclusivamente.

El carácter recio de tío Julian era contrarrestado totalmente por la sonrisa permanente de Tía Marcelina, mujer luchadora e incansable que hasta que nos dejó la podías ver haciendo cualquier trabajo dentro de lo que requiere tener ganado repartido por varias cercas. Ahora los burros, luego las gallinas, la vaca para tener leche y en este tiempo si había que subirse al olivo a coger aceitunas allí estaba ella la primera.
_ Estas las endulzo para el día de la matanza, este año el "guarro" no entra en la zahúrda, está tremendo. ¿Vendréis el sábado que viene a la matanza, no?
_ Claro que si, ya nos lo ha dicho Jose que matáis el sábado que viene.

_ Julian está ya de los nervios, cualquiera le soporta a la hora de la cena diciendo todo lo que falta por acarrear, como si no nos diera tiempo de prepararlo todo. Estos hombres solo saben protestar, que harían sin nosotras las mueres, seguro que tu padre no es igual, a que no?...

_ Toma un cacho de patatera picante, verás que buena está, me decía tío Julian que seguía empeñado en que yo cenara dos veces.
Mi amigo Jose sale de la ducha y de tal palo tal astilla, por si no te habían ofrecido algo de la mesa él lo volvía a hacer.
_ Si es que ya he cenado de verdad, no tengo hambre ninguna, venga, termina que nos vayamos que me duermo aquí en el sofá sentado al brasero.
_ Si es que es donde mejor estáis, volvía a decir tío Julian que le decía a mi amigo que no viniera tarde que mañana quería aprovechar el sábado para hacer no se que cosa en no se cual cerca.

_ Nos vamos a dar una vuelta, decía mi amigo a sus padres.

Tía Marcelina apenas le decía nada de que hora volver ni preguntaba a donde íbamos, para eso estaba Tío Julian que nos volvía a sugerir que nos quedáramos allí con él viendo el parte sentados al brasero de picón, al que de nuevo volvía a mover....

Y llegaba el día de la matanza y allí no faltaba de nada, tío Julian nos recibía antes de las ocho co alguna "copichuela" de anís, coñac o aguardiente para tirarnos después a las patas del guarro.
_ Venga, con lo grandes que eres y el miedo que te da!!!!

Me decía mas de una vez y era verdad. Jamás tuve la valentía de su hijo para esas cosas y siempre esperé a que se agarrara alguno antes que yo, que le vamos a hacer.

Hoy nos deja y desde el lugar donde se haya reunido con su mujer, miraran a la tierra estando orgullosos de como su hijo, nuera y nietos se han portado con ellos. En estos tiempos donde cuesta un mundo sacar tiempo para atender a nuestros mayores ellos siempre lo han hecho a pesar de las horas que dedicamos a nuestros trabajos, siempre hubo un hueco para visitar a tío Julian, el guarda-coches de la plaza que tantos y tantos años acompañó a la estatua de Pizarro lloviera o tronara.

Hasta siempre Julián, hoy estarás contento al haber vuelto a reunirte con Marcelina y desde allí haced el favor de cuidar a los que nos quedamos por aquí. Que la tierra te sea leve, descansa en Paz.








viernes, 1 de noviembre de 2019

Capitulo 957: Selva Irati- Pamplona.



En otra de nuestras locuras en las que cada vez somos más, nos plantamos a mas de setecientos kilómetros de nuestras casas y casi pisamos suelo francés en nuestro afán por seguir conociendo nuestro país, el cual es rico en paisajes y gentes por donde quiera que nos movemos y eso solo lo pueden decir las personas que viajan y se empeñan en conocer otras costumbres y otras formas de vivir.




En mi caso era la primera vez que visitaba la Comunidad Foral de Navarra, la cual como en casi toda la Península, la sequía ha sacudido de lo lindo y lo que tenía que estar poblado del color verde, había sitios donde seguía predominando el color amarillo.
Con tantas horas de autobús por delante no queda otra que intentar hacer buenas migas con los que llevas al lado, puesto que de esa forma el viaje suele ser mucho más ameno que si te retraes y te dedicas a dormir y dejar pasar el rato hasta el destino final. Los habituales en estos viajes siempre decimos que la aventura comienza cuando llegamos a la "rotondina chica" a esperar el bús.




Con la primera parada en el cuerpo, unos bajan a estirar y otros, los mas afortunados, duermen tan profundo que pasan de bajarse ( que envidia). Vamos comentando rutas anteriores, anécdotas y lugares donde volvemos a parar y volvemos a encontrarnos con camareros "simpáticos" (por los cojones) que nos recuerdan que por mucho tiempo que pase la gente no cambia.




Sobre las cinco de la madrugada es la hora donde mas gente logra pegar alguna cabezada y el bus parece que va vacío si no fuera por algún que otro ronquido que se oye por delante y por detrás.
Por las ventanas solo se ven las luces de los coches y las de los pueblos que vamos cruzando a izquierda y derecha, nada logra entretenerme y si no fuera por el móvil, pienso que ese rato sería insufrible. ¿Cómo lo soportábamos antes cuando no existían los móviles?....




La última parada para el desayuno es mas amena, casi todo el bus va despierto y hay ganas de llegar al destino, las horas de sillón van pasando factura aunque siempre se impone el buen ambiente y el saber que tenemos por delante otra magnifica ocasión de conocer lugares.



Tenemos que parar en Ochagavía a recoger a nuestra guía que desde allí hasta la selva de Irati, va explicándonos todo lo que vamos viendo y lo que nos queda por ver. Sin duda son los mejores momentos y mas divertidos, escuchando las ocurrencias de unos y otros descontamos los últimos kilómetros.

Al llegar podemos comprobar que aquello está a rebosar de gente, el lugar le han vendido de una forma espectacular y ya han tenido que poner limite de autobuses y de visitantes.
La ruta que tenemos prevista hacer es de unos ocho kilómetros y muy llana, por lo que podemos aprovechar para hacer fotografías al bosque que no está en pleno otoño aún, pero que nos muestras unos parajes preciosos.




Cuando llegamos a la mitad de la ruta toca comernos el muerdino, aunque es un poco mas tarde de lo habitual siempre hay ganas de este momento. El lugar es un pantano el cual luce con poca agua y nos explica la guía que han construido otro unos kilómetros mas abajo y tuvo problemas de grietas por lo que tuvieron que vaciarle y este otro le usan para rellenar el nuevo.


De vuelta al bus nos da tiempo a tomarnos una cerveza bien merecida antes de que lleguen todos y pongamos rumbo a Pamplona.

Esta ciudad es de sobra conocida por sus fiestas de San Fermín y todo rueda alrededor de ellos. Pero cuando vas fuera de esas fechas te das cuenta que la ciudad tiene una vida y un ambiente espectacular, con gente por todas sus calles del casco viejo y cientos de turistas que, como nosotros, aprovechan para hacer andando el recorrido as famoso que hay en cuanto a encierros en todo el mundo. Y vamos comentando que nos parecen en televisión las calles mas anchas, las aceras menos altas y la cuesta de Santo Domingo menos cuesta que cuando lo ves en vivo. No podemos dejar pasar la oportunidad de cantar a San Fermín su famoso cántico de antes de cada encierro y los lugareños se ríen al ver a ocho o nueve extremeños con su acento, cantar a viva voz el " A San Fermin pedimos por ser nuestro patrón.."


El hotel está bien conectado con el centro y aprendemos pronto que autobuses hay que pillar para movernos por aquí y por allá. Aunque es cierto que la gente de por allí prefiere salir de pinchos y vinos antes que trasnochar, puesto que a cierta hora la calle Estafeta, antes a tope, se vacía de forma rápida cuando dan poco mas que las once de la noche.



El domingo a hora de regreso está puesta a las tres de la tarde, que como siempre nos pasa, se nos queda corto para poder visitar todo lo que queremos. La catedral de Pamplona es preciosa y uno no se espera ver desde fuera lo que te encuentras en su interior. Será que soy albañil pero estas construcciones siempre me quedan flipado y soy capaz de sentarme en un banco y tirarme allí un par de horas mirando de un lado a otro y pensando como serían capaz de trabajar sin la mitad de herramientas que existen hoy día.



La iglesia donde reside San Fermín también tiene un precioso retablo y el suelo es completamente de madera, donde debajo se enterraban antiguamente a la gente. Impresiona ir pisando el suelo y escuchar crujir la madera...


Nos queda entre pincho y pincho regados con buenas cervezas, comer algo mas consistente y te quedas alucinado cuando en una ciudad como Pamplona logras comer un domingo por menos dinero que en nuestro Trujillo, que luego nos quejamos de precios cuando salimos fuera y no nos damos cuenta lo que abusan los de casa....

Y corriendo de forma literal tenemos que buscar el bus que nos acerque al hotel donde somos casi los últimos en llegar a montarnos en el autobús que conducido por Damian y el bueno de Eduardo, (que ha disfrutado mas que nosotros junto a su familia que habita por aquellas tierras) ponen rumbo de nuevo hasta nuestra tierra.

El regreso toca ir comentando los momentos vividos y es impresionante lo que cada persona es capaz de vivir en tan poco espacio de tiempo, cuando se quiere y no te queda otra. la vida es aprovechada hasta el ultimo segundo.

Una parada para estirar e ir al baño y de nuevo toca otro rato de sillón, alguna película que la verdad no entretienen a casi nadie pero que nos hace reírnos de las ocurrencias de unos y otros.

Toca parada para cenar y seguir comentando lo vivido, junto a Paqui vamos comentando la siguiente ruta planeada y decidimos que tiene que ser por tierras portuguesas que tanto nos gusta seguir descubriendo. Por Coimbra allá por marzo nos espera una ruta espectacular y que seguro que sabemos sacarla el partido que sacamos a todas nuestras excursiones, que a pesar de la distancia no nos preocupa en absoluto.

Cerca de la una de la madrugada llegamos de vuelta a casa y aunque uno llega igual que si le hubieran dado una paliza, a los dos días nade se acuerda de eso y solo te queda en la retina, fotos y momentos vividos al lado de gente de puta madre que uno se iría con ellos al fin del mundo si hiciera falta.

Gracias Paqui por poner ese empeño en que todo salga bien.

Nos vemos por las callejas.

P.D: Este viaje nos has acompañado en todo momento, en cada carcajada, en cada fotografía.... se te echa de menos amigo Javi...













Capítulo 1.021: Finde de las tres "S"

  Santoña, Santander, Santillana del Mar. Nos volvimos a poner en carretera cuatro meses después de haber hecho el anterior viaje a Portugal...