domingo, 28 de abril de 2013

Capitulo 476: Crónica de un viaje anunciado. (Bilbao, 27-4-2.013)


Casi tres años después de nuestro último viaje a la Catedral como peña, este fin de semana volvíamos a visitar nuestro templo futbolístico, el templo de cualquier seguidor Athletizale.

Sin duda uno de los motivos de dicho viaje no era otro que despedirnos de nuestro vetusto estadio en el que tantas y tantas tardes, los aficionados bilbaínos, han disfrutado con su equipo. Por este motivo el viaje tenía algo de sentimental y eso que todos estamos de acuerdo en que la jubilación de dicho estadio es necesaria. Pero eso no quita que a todos se nos muera un trocito de Athletic en nuestro interior.

A las cinco de la mañana todos los integrantes de la peña, esperábamos la llegada del autobús que nos pusiera rumbo a Bilbao. Con la temperatura más baja que los días anteriores, las bufandas rojiblancas se apetecían en los cuellos. Los primeros comentarios chistosos iban saliendo de las bocas de los peñistas, sabían de sobra que viajes tan largos si no se empiezan con actitudes de este calibre, son difíciles de hacer. Una vez dentro del autobús, cada uno ocupaba su lugar, lugar en el que debíamos de pasar varias horas seguidas hasta alcanzar nuestro destino. Por el camino volvíamos a recordar viajes anteriores, cientos de anécdotas que con el paso de los años, hemos ido acumulando desde aquella primera vez en que acudimos a la Catedral.

 Dos horas y media después de haber arrancado, hacíamos la primera parada para desayunar. Algún café unos, otros cola-caos y los más atrevidos, un bocadillo y una cerveza. Sin duda la ocasión lo merecía. De vuelta al autobús los más afortunados dormían, los que no éramos capaces de hacerlo seguíamos recordando batallitas y hablando del partido que íbamos a presenciar en el que tanto nos jugábamos. Venía a nuestra mente aquel primer viaje organizado como peña, el cual tres días antes de realizar, tuvimos que suspender por cambiarse el partido de día, precisamente contra el Barcelona y a petición de estos.

A eso de las diez de la mañana, volvíamos a hacer otra parada en la que ya casi todos nos agarramos a las cervezas con sus correspondientes bocadillos. Estos días tan largos es conveniente meter en el estómago materia grasa. Para de ese modo poder aguantar todo lo que te echen. Una vez todos los integrantes del viaje habíamos vuelto a ocupar nuestros asientos, emprendíamos de nuevo la marcha, con la alegría de que cada vez nos iba quedando menos camino que andar.

Sobre la una del mediodía realizábamos la última parada antes de alcanzar nuestro destino. En este lugar ya nos conocen de anteriores viajes y da gusto el poder volver a hablar con gente tan sana, las cuales se alegran más que nosotros de volver a vernos.

Los nervios cada vez se iban notando más. Cuando empiezas a ver carteles con la distancia que queda para tu destino y el paisaje va cambiando su color, sabes que queda poco para llegar. Los peñistas se les ve alegres y contentos y sufren para contenerse quietos en sus asientos.

Casi diez horas después, nos bajábamos del autobús justo delante de la Catedral. Más de un suspiro se dejaba notar y la primera visita obligada era para ver las obras de lo que será nuestra futura casa. Allí todos juntos soñábamos con no tardar mucho en venir a conocerla una vez acabada dicha obra.

El siguiente objetivo era empezar a telefonear amigos para echar un rato con ellos. Gracias a este equipo somos unos privilegiados en poder contar con tal cantidad de buenas personas, que demuestran su cariño por nosotros cada vez que subimos a Bilbao. Ya en Pozas entre trago y trago, los amigos iban acudiendo y los abrazos con todos ellos nos recordaban lo bonito que es el poder tener amigos en cualquier rincón del planeta.

Como curiosidad este año, hemos podido hablar con aficionados de otros lugares de Europa, como por ejemplo un joven alemán que buscaba entrada para poder ver el partido. El cual se quejaba de los precios abusivos que hay en el futbol español. La verdad que razón al chaval, no le falta. En otro bar estuvimos hablando con aficionados ingleses, los cuales mostraban su admiración por la filosofía de nuestro club, a la vez que recordaban los dos enfrentamientos del año pasado entre el Athletic y el Mánchester. Además resaltaban el comportamiento ejemplar de la afición bilbaína que hasta allí acudió a ver a su equipo. Está claro que el futbol a pesar de lo que muchos quieren que sea, es también una fuente de hacer nuevas amistades y de adquirir cultura.


Pues la hora del comienzo del partido se acercaba y la verdad que había ganas de volver a entrar en la Catedral y respirar ese olor inconfundible a futbol que la rodea por toda su extensión. Los pelos se erizaban al escuchar nuestro himno y ver como estaba el campo de gente, hacía que dicho partido fuera sin duda una joya el poder verle en directo.

Los jugadores de ambos equipos no quisieron ser menos y con su juego se unieron a la fiesta. En un primer tiempo vibrante el Athletic fue mejor que su rival, el cual parecía seguir tocado después de lo de Múnich. Así celebrar un gol de tu equipo en la Catedral es una cosa difícil de explicar con palabras, sin duda que lo mejor es contemplarlo insitu.

En el segundo tiempo el partido cambió por completo y la entrada de uno de los mejores jugadores del mundo hizo que nuestro equipo reculara quizás más de la cuenta. Un lujo el poder decir que hemos visto jugar en directo a Messi, además de aunque joda, presenciar el golazo que marcó ayer. Menos mal que el mal trago que fue ponernos por debajo en el marcador, pudimos desquitarlo en el descuento con el gol del empate, el cual celebramos todos los miembros de la peña con mucha efusividad. Y es que la ocasión lo merecía y la clasificación en liga daba pie a ello.

Una vez pitado el final del partido, nos daba pena abandonar la catedral. Queríamos hacernos cientos de fotos para el recuerdo. Recuerdo que tuve para los que no pudieron acompañarnos en este viaje. Sin duda del que más me acorde ayer fue de mi padre, con el cual me hubiera gustado sacarme una foto en el mejor lugar del mundo para ver futbol, como es San Mames.

Después del partido lo que ya viene siendo habitual en otros desplazamientos. Fiesta con todos los amigos y celebraciones hasta la hora de regreso, la cual teníamos dispuesta para las doce de la noche. Así después de una dura noche de resaca y autobús, y con la sonrisa aun en la boca al recordar los momentos vividos, llegábamos de nuevo a casa, con la sensación del deber cumplido que no era otro que despedir la Catedral como ella sola se merece.

Desde aquí quiero hacer una mención especial a Iñigo Cabacas, del cual no nos olvidaremos nunca y mucho menos después de haber podido ver en el camino de regreso, ese gran documental que pudimos adquirir para ayudar a que ese asesinato se aclare de una vez por todas y su asesino, ingrese donde tiene que estar que no es otro lugar que la cárcel.

Gracias de nuevo a todos los que hacéis que nuestros viajes merezcan la pena de verdad. Y sobre todo y ante todo, ¡AUPA ATHLETIC!

2 comentarios:

  1. Gente como vosotros hace que se me salten las lágrimas de orgullo. Sois un ejemplo a seguir.
    A ver si la próxima vez que subais tenemos tiempo de tomar algo juntos y poder charlar acerca de nuestro querido Athletic.

    Saludos y Aupa Athletic!

    Edorta Petralanda,
    Presidente de la Peña Athletic Karajo!

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  2. Enhorabuena y envidia sana por el viajecito. Cuando hablamos de los mismos gustos y sentimientos, no puede ser de otra forma.
    Yo, este año no he podido despedirme del viejo San Mamés, debido a que la fecha idónea para ir, considero es con el Hermanamiento de Gamiz Fika, pero nos tocaba jugar con los innombrables y a esos, no los puedo ver "ni en pintura".
    Un saludo y Aupa Athletic, karajo!.

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