domingo, 29 de julio de 2018

Capitulo 919: Ruta nocturna en Santa Marta de Magasca.


Como cada verano cuando hay luna llena, intentamos siempre ir a realizar alguna ruta nocturna que sobre todo no nos pille muy lejos de casa. Este año ante la invitación hecha por Andres, cronista oficial de Santa Marta entre otras cosas, no podíamos dejar de acercarnos hasta esta vecina localidad, en la que hace muchos años tuve la suerte de poder trabajar, por lo que todavía hoy, conservo algún que otro amigo de por allí.

La ruta que nos tenía preparada el amigo Andrés constaba de unos diez kilómetros y medio, con dificultad baja, aunque siempre es un poco mas dificultoso el caminar de noche, aunque la luna ayude a ello. No fue este el caso por culpa del eclipse lunar al cual asistimos en primera fila y en un lugar espectacular como son los riberos del río Magasca.

A las nueve de la noche nos dábamos cita en la plaza del pueblo donde nos juntamos unas cincuenta o sesenta personas de todas las edades, pero lo mejor para este pequeño pueblo es que eran muchos jóvenes los que se animaron a caminar. Y esa sin duda es la mejor noticia de todas.



Después de explicarnos brevemente en que iba a consistir la ruta y por donde iba a discurrir, ademas de aconsejar las cosas que no se deben de hacer en este tipo de rutas y ponerlas en practica, iniciamos la marcha hasta el Río Magasca, donde la noche casi se nos hecha encima, fue el momento mas dificultoso de la ruta, una vez allí y después de otra breve explicación sobre el lugar, iniciamos la ascensión hasta volver al mismo nivel pero por la orilla de enfrente.




Fue en este momento donde la gente comenzó a sacar sus linternas y colocarlas en las cabezas, otros se apañaban con las luces de los móviles y los mas valientes se aprovechaban de ambas cosas de los demás y así siguieron caminando.


Cuando alcanzamos el kilómetro 5 mas o menos fue el momento del muerdino, el cual fue mas peligroso que muchos de los que nos habíamos comido hasta la fecha, y todo por culpa de la cantidad de alacranes que no sé si por culpa del eclipse, estaban mas espabilados que nunca. Así que todos los senderistas antes de ocupar asientos en los canchos y piedras tuvieron que hacer de investigadores y asegurarse de no sentarse encima de ninguno.


Una vez levantado el campamento donde de nuevo fuimos los últimos por culpa de las mesas redondas que preparamos siempre en las rutas donde vamos, seguimos caminando con mejor visión una vez que el famoso eclipse fue pasando.


Y una vez reagrupados antes de llegar al pueblo, nos hicimos la foto de familia y dimos la enhorabuena a la organización del evento el cual estuvo muy animado y divertido como suelen ser las rutas nocturnas.
Al llegar de nuevo a la plaza nos esperaban unos cuantos litros de sangría fresquita que a esa hora apetecía. Con la música de fondo de Dj Calimero nos refrescamos un rato en las terrazas de dicha plaza saludando a viejos conocidos que hacía tiempo que no veía.
Y con algo de pereza pues el ambiente invitaba a quedarse mas rato, nos volvimos al pueblo con la experiencia de una nueva ruta en la mochila.

Gracias Andrés por la invitación.

Nos vemos por las callejas.



viernes, 27 de julio de 2018

Capitulo 918: Subida al Morezón (Gredos)



La verdad que cuando a uno le proponen ir de ruta a la sierra de Gredos, desde ese momento y hasta que llega el día, un cosquilleo te recorre por el estomago hasta que suena el despertador. Y a pesar de ser domingo, no cuesta nada hacer el esfuerzo de levantarse a las cuatro de la mañana, sabiendo en casas de buenos amigos a esa hora también hay luces encendidas.



Y no se si lo habré contado mas veces, pero lo primordial que existe para subir a la montaña sin duda es la compañía. El compañerismo que hay sobre pasando los dos mil metros no puede ser el mismo que existe a pie de calle, por eso cada vez que me ofrecen esta ruta los amigos de la Trocha de Belén, no puedo negarme a acompañarles, porque cuando termino la ruta siempre me doy cuenta que aparte de haber disfrutado un montón, acabo siendo mejor persona.





Como ya he contado antes el horario fijado para ponernos en marcha son las cinco de la mañana, a estas rutas hay que ir temprano para disfrutar el día completo una vez llegues a la Plataforma, donde aparcamos los coches y nos colgamos las mochilas. Entre los valientes que nos atrevemos a realizar la ruta se encuentran dos pedazos de mujeres que sin duda son las mas valientes de todos. Si encima te atreves a venir desde Madrid para hacer la ruta con el grupo ya ni te cuento lo que te puede gustar la montaña. Entre risas y algo precavidos para ver que nos puede deparar el día, comenzamos a subir. Aquello está de vote en vote porque aparte de ser verano, se ha celebrado el famoso festival en Hoyos del Espino y muchos de los asistentes al mismo aprovechan el fin de semana para conocer el entorno, así que lo mas seguro es que se tenga que cerrar el paso a la plataforma, donde hay que abonar tres euros para poder subir y esta medida me parece cojonuda, y siempre hecho de menos que en Extremadura en muchos de sus lugares no se haga para por lo menos conseguir uno o dos puestos de trabajo que tanta falta hacen.




Después de haber hecho el intento en un par de ocasiones de subir a otra de las cumbres mas altas de Gredos, sin éxito las dos veces, íbamos con la mosca detrás de la oreja ante otro posible fracaso, puesto que el clima en la montaña es totalmente imprevisible. Aunque la temperatura que teníamos al llegar era de unos diez grados y alguno optó por ponerse otra manga por si la moscas. Yo sin duda que prefiero ir entrando en calor en la medida que vamos subiendo.


Las primeras fotografías son obligatorias dirigiéndolas hacia los piornos que colman toda la pradera, el color amarillo lo posee todo y la estampa mezclándose con el verde es espectacular.
Son decenas los senderistas que nos vamos cruzando, unos suben otros bajan después de haber hecho noche en el refugio de la laguna grande. Los mas atrevidos han acampado fuera y nos cuentan que sobre las tres de la mañana estaba lloviendo en la sierra y que tuvieron que taparse hasta las orejas.
En el refugio del Rey teníamos como objetivo comernos el muerdino que sin duda el que haya subido a estas alturas sabe que en ningún lugar está mejor dicho muerdo y eso que tuvimos la mala suerte que una de las botellas que llevábamos para no "añurgarnos" estaba mas picada que una lombriz en la charca de San Lázaro. Tuvimos que conformarnos con un vino espectacular de Salvatierra que nos supo a poco y que tuvimos que compensar echando un trago de agua de la fuente del rey.



Una vez recuperadas la fuerzas nos queda la ascensión hasta el Morezón, el cual tiene una altura de dos mil trescientos ochenta y nueve metros y desde allí arriba podéis imaginar las vistas que existen, aunque lo que mas satisfacción da es mirar por donde has subido y pensar que lo hemos conseguido.








Y da mucha pena emprender el regreso puesto que en la cumbre de esta montaña el tiempo pasa a segundo plano y uno solo quiere respirar este aire el rato que haga falta.
Después de inmortalizar el momento emprendemos el descenso en el que hay que tener un poco mas de cuidado por si algún resbalón termina con nuestro trasero dando encima de alguna de las miles de piedras que existen. Y así entre risas y algún que otro trago de agua que nos vamos encontrando en la bajada alcanzamos uno de los neveros que aun se conservan en esta falda de la montaña y que nos permite echar unas risas con las bolas de nieve que nos lanzamos unos a otros.









Cuando alcanzas de nuevo la plataforma y a pesar de llegar un poco cansados es tal el nivel de satisfacción que llevas que uno se siente un privilegiado de haber podido vivir en sus carnes una jornada preciosa de montaña, rodeado de buenos amigos en un paisaje único que está al alcance de todos siempre y cuando la tratemos de forma civilizada.













Volveremos porque a la montaña siempre hay que volver por lo menos una vez al año.
Nos vemos por las callejas.


Capitulo 1015: Finde en Nerja.

  Había ganas de volver a juntarnos con los amigos de las excursiones, que a más de uno solo vemos cuando nos montamos en el bus. Y es que s...