miércoles, 22 de septiembre de 2021

Capitulo 989: De Madroñera a Guadalupe.



 Y aunque siempre digo que no vuelvo, aquí estoy otra vez escribiendo de nuevo mi aventura que el domingo pasado nos llevó de nuevo a Guadalupe.

Si me permitís, diré que esta vez sin duda ha sido la mas especial de todas ellas, aunque las otras tres veces que fui, siempre hubo de todo. Sin duda muchos ratos buenos y otros de sufrimiento, como es esta aventura de ir andando hasta Guadalupe.

Después de no haber podido ir el año anterior por todo lo que sabemos, este año había puesto poco interés en ir, tanto es así que apenas había entrenado, pero lo que es peor, que psíquicamente ni me lo había planteado.



En el grupo que tenemos ya se puso fecha un mes antes, pasaban los días y no lo echaba en cuenta. En mi cabeza había solo preocupaciones de trabajo, de virus y de intentar hacer las cosas bien para no pillarlo. Lo último de lo que me acordaba era del viaje a Guadalupe.




Y llega la semana antes que es cuando se prepara todo en una cena bien organizada y allí me presento sin tener todavía claro, si voy o lo dejo. No sé que tendrá esta ruta, si es su dureza, su cantidad de horas alrededor de gente buena o que, pero al final la cabeza siempre me dice que tire hacia delante y lo vuelva a intentar.

El día antes es sin duda cuando mi cabeza se pone en modo preparativos y ya solo atiendo a la deseada (o no) ruta. Preparar mochila, comida, bebida, medicina, ropa y las ganas de andar que no aparecen por ningún lado. Sin duda alguna que si me animo a ir es porque de nuevo volvemos a tener coche de apoyo, en el que Marigel y Tito vuelven a hacer de ángeles de la guarda, para que nuestro peso sea menor y no nos falte un lugar donde quedarnos en caso de que las piernas no respondan.

Los que han realizado alguna vez esta ruta sabe de sobra lo verdaderamente importante que son los que nos acompañan con el coche, porque además ellos aunque no realicen la ruta, se pegan toda la noche sin dormir y eso también cansa tanto o mas que ir caminando.




Como novedad y ante la poca preparación de todo el grupo, decidimos salir de Madroñera, así, nos quitamos unos diez kilómetros de ruta y sobre todo una de las cuestas mas duras de todo el recorrido, donde años atrás ya se quedó mas de algún senderista medio grogui.

Este año vamos ocho valientes, con tan solo nuestra amiga Charo de mujer, que forma física la suya y que voluntad tiene siempre a la hora de apuntarse a estas rutas. La otra compañera habitual de todos los años,(Merche) no puede acompañarnos por culpa de una lesión producida en uno de los dedos del pie, que la hace comerse las uñas al no poder acompañarnos, seguro que la próxima no te quedas atrás.



Un acompañante nuevo se une este año, yo creo que es el mas preparado de todos los que vamos, se nota que la promesa que tiene hecha se la ha tomado en serio. Juan Domingo se le ve alegre en el caminar y sin duda cuando me queda flipado es al llegar la noche y ver como se orienta sin luz y sin apenas saber el camino.



Los demás somos los de siempre, Carlos "el serpa", que volvió a hacernos dudar en alguna parte del recorrido (jejeje). Andrés el que nunca está preparado según él y siempre llega sin apenas quejarse a Guadalupe. Antonio, el casi jubilado del grupo que probó las mieles de la ruta la vez anterior y ya no se apea del carro de ir todos los años. Tomás y Toño que este año les hicimos el honor de salir desde su pueblo, Madroñera. Charo y un servidor, que por cuarta vez se plantó en Guadalupe aunque todavía, tres días después, no se, ni como lo conseguí.



Y podía seguir escribiendo elogios hacia los compañeros, pero los lectores habituales ya saben de otros años como son. Imposible describir lo que se vive en las 15 horas que nos pegamos andando juntos, compartiendo nuestras inquietudes, contándonos nuestras penas y sobre todo ayudándonos a completar este reto que sin duda nos llena la moral para varios meses.



Este año no hubo casi problemas en ningún senderista para llegar, alguna boja que otra, que no tuvo suficientes agallas para atacar las ganas de llegar. Los demás dolores con el reflex y algún que otro analgésico se camuflan y cuando menos iras estás en Berzocana con los pies metidos en su fuente que como novedad, este año, o tenía su agua muy fría.

La noche había sido espectacular, un cielo raso, con la luna al 92% y la "berrea" en pleno apogeo. ¿Qué mas se puede pedir? Pues aunque parezca que todos los años es lo mismo, este año tumbados en el pasto al lado de un castaño milenario, pude contemplar el cielo mas hermoso que han visto mis ojos. El silencio solo interrumpido por los ciervos era espectacular y las estrellas parecían que iban a caer encima nuestra, a todo esto le añades que en las piernas llevas un porrón de kilómetros y si te digo la verdad, me hubiera quedado allí hasta que el alba me hubiera despertado de aquel magnifico sueño...


Y vuelves a ver Guadalupe y la sensación vuelve a ser indescriptible, con los pros que hemos vividos los últimos meses seguro que las lagrimas me vuelven a acompañar y ya es que ni me importa que aparezcan por mis ojos, cuando cruzo el arco que me deja delante de aquel majestuoso lugar. Este año llevo la agenda cargada de peticiones para la patrona de toda la familia y amigos y aunque como yo la digo a "la Morena", aquí te dejo todo esto de parte de toda esta buena gente, como yo no creo, solo quiero que me dejes volver al año siguiente para volver a traerte en la mochila, todas las plegarias de los que no puede venir, con eso me basta y me sobra...



Gracias de nuevo a mis compañeros de ruta, es un verdadero placer caminar con vosotros. A Tito y Marigel, daros las gracias al cuadrado porque sin vosotros esto no hubiera pasado y a todos los que andan año tras año pensando en venir y no se deciden, no os lo penséis mucho, la vida son cuatro días, dos han pasado, el tercero está lleno de virus y el cuarto es mañana. Si llego yo, llega cualquiera.

Nos vemos por las callejas.






Capitulo 1015: Finde en Nerja.

  Había ganas de volver a juntarnos con los amigos de las excursiones, que a más de uno solo vemos cuando nos montamos en el bus. Y es que s...