miércoles, 31 de octubre de 2012

Capitulo 381: De aquí, se sale.






(Dedicado a todos y cada uno de los que han luchado o siguen luchando por su libertad, es decir, su salud.)
                       
Sentados en aquellas incomodas sillas y casi siempre rodeados de familiares, esperan a ser atendidos por el juez. En sus caras si te fijas bien, puedes encontrar en algunos, dolor y sufrimiento. En otros, indiferencia; algunos, los veteranos, casi siempre sonríen a los nuevos. Y es que el estar cinco o seis veces delante del juez les da derecho a enseñar esa sonrisa cómplice, que suelen compartir con algún compañero veterano que actúa de la misma manera.

Los principiantes denotan nerviosismo, su condena depende de el señor que hay sentado al otro lado de la puerta. ¿Cómo será? ¿Será un juez mayor y serio? O ¿Será joven y lleno de vida?, en definitiva y como se dice ahora, ¿será enrollado?

Y la ayudante del juez; ¿será gorda y vieja? o  ¿Será regañona? O al igual que el juez,¿será una tía enrollada?

Nervios ante la espera. Dudas, muchas dudas. Mas de las que quisieran. Los familiares de los condenados también. Desesperan esperando. Móviles sonando por un lado y por otro, familiares que contestan casi lo mismo: “Todavía no nos han llamado..."

Ante la larga espera nada mejor que entablar amistad con otros familiares, puede servir de mucho antes de entrar delante del juez. Los más veteranos, explican a los noveles las pautas a seguir. Primero enseñas el papel de tu condena al fiscal cuando se abra aquella puerta. Luego te hacen un examen para ver tu estado y después pasas delante del juez. No tengáis prisas no os pongáis nerviosos, el juez atiende a todos los condenados. Ninguno se quedara atrás.

Pero a más de uno allí sentado, el tiempo se le hace eterno. El reloj que lleva en la muñeca, regalo de su nieto, le mira cada minuto. Al ver lo despacio que corren las manecillas, se las acerca al oído para ver si siguen corriendo o si por el contrario se han parado, cosa que agradecería si fuera verdad. Pregunta la hora al compañero que tiene al lado para asegurarse que el suyo va bien. Cuando lo comprueba sigue preguntando al compañero de condena, por lo menos así el tiempo pasa más deprisa.

_ ¿Qué delito cometió usted para estar aquí?

_ Estar vivo, como usted seguramente, ¿o no?

_ Si, la verdad que es lo único que he hecho a lo largo de mi vida, sobrevivir.

_ Pues de todos los que estamos aquí, absolutamente todos, condenados y familiares, tenemos la misma posibilidad de ser acusados de lo mismo. Tan solo por estar vivos. Es duro pero es así.

_ Ya, lo único que ha algunos nos pueden condenar a muerte. 

_ No, te equivocas (dijo el veterano), la pena de muerte esta abolida en esta sala, al igual que la cadena perpetua. Aquello pasó a la historia. Hoy en día no se condena a nadie.

Mientras hablaban estos dos hombres, se abrió la puerta del despacho del juez, por ella y con una sonrisa de oreja a oreja, salía un de los veteranos.

_ ¡Me voy! Dijo en alto para que todos los allí presentes se enteraran. No vuelvo a revisar mi condena hasta el año que viene. Que sepáis – siguió diciendo – que todos podemos salir de aquí, que nadie se quedará por el camino, que la pena de muerte no existe.

Los allí presentes, en especial los más veteranos, le miraban con cara de satisfacción. Los noveles, tragaban saliva y rezaban todo lo que sabían, aunque algunos no sabían ni el padre nuestro...

Esa mañana el juez estaba muy compasivo y regaló por lo menos tres “condicionales”.

Cuando ha salido el último de los agraciados, se ha dirigido a los allí presentes y al igual que su compañero en voz alta nos ha dicho:

¡Que sepáis todos, “Que de aquí, se sale”!

Los condenados y familiares allí presentes nos hemos mirado y no hemos podido ocultar una sonrisa cómplice ante tales palabras, mientras guiñábamos un ojo.

martes, 30 de octubre de 2012

Capitulo 380: La calavera el conqui y los muertos castuos.






Aquí os dejo este articulo publicado hoy en el periódico "hoy", su autor Israel J. Espino. con el 

que estoy plenamente de acuerdo, ademas nos enseña de donde viene dicha fiesta.






 Ya podían los americanos darnos las gracias. No solo por extremeños, sino por celtas.  

Porque cuando ellos empezaron a agujerear calabazas y a comprar disfraces, 

aquí ya celebrábamos Halloween. Aunque entonces lo llamábamos “Samhain”.

Fiesta del final de la cosecha y día del año nuevo celta, que comenzaba con la “estación oscura”, duraba desde el 31 de Octubre hasta el 1 e incluso el 2 de Noviembre. Y encendíamos hogueras para alejar a los muertos.

El día 31 creíamos que los espíritus podían salir de los cementerios y apoderarse de los cuerpos de los vivos para resucitar. Para evitarlo, ensuciábamos las casas y las decorábamos con huesos, calaveras y murciélagos, para que los muertos pasaran de largo. Hoy, miles de años después, seguimos haciendo lo mismo, aunque pensamos que lo copiamos de América.


Samhain se transformó en All Hallows o “Noche de Todos los Santos”, popularmente conocida hoy día por Halloween. Cuando nos  cristianizaron consagramos estas fiestas aTodos los Santos, a casi todos los difuntos, a las ánimas del purgatorio y al toque de campanas, a las castañas en la mesa y los cuentos en la lumbre. Como afirma Eloy Martos: «La muerte es siempre un visitante misterioso. Los muertos son los espíritus guardianes de los vivos. Y todos estos ritos lo que hacen es conciliar».


Hasta hace bien poco el día de Todos los Santos pedíamos castañas, higos y nueces y comíamos en el campo, y narrábamos cuentos y leyendas  alrededor de una hoguera. Es “La Moragá” de Serradilla, “Los Tosantos” de Alconchel, el “Magusto” de Carbajo y Valencia de Alcántara, “La chaquetía” de Mérida, Calzadilla de los Barros y Bienvenida, “La chiquitía” de Santibañez el Alto y el Bajo, “La Borrajá” de Hoyos, “La calbotá” y “La corrombla” de Villanueva de la Vera, “La carvochá” de Las Hurdes, “Los calbotes” dePlasencia o de Bohonal de Ibor, o “El Carbote” de Casar de Cáceres.

Y de aquí, por muchos nombres que le pongamos, nos copiaron el  “truco o trato”,

 Aunque la versión original castúa, se lo aseguro, era

“Tía, tía, dame la chiquitía,
 que si no no eres mi tía”
o
“Los Santos
o te rompo los cántaros”


El día de Los Difuntos aparecían las ‘ánimas benditas’ que recorrían las calles del pueblo pidiendo dinero de casa en casa. Eran personas  enlutadas y encapuchadas, que llevaban esquilas  y pasaban por las calles murmurando ”alegrías” como:

Las almas del purgatoriu
Por las callis han salidu
Dandu gritus y cramoris
Que las oigan sus amigus.





Muchas veces terminaban en el cementerio, donde las mujeres se reunían para rezar y que antes  se había limpiado y adornado con flores y velas.



Y durante estos días, los niños entretenidos, porque paseaban por los pueblos sus calaveras mucho antes de que las calabazas se conocieran. Porque antes, mucho antes, y después, mucho después, aquí ya vaciábamos las sandías y los melones. Y los hacíamos ojos y boca con una navaja. Y le metíamos una vela dentro. Y le llamábamos calaveras. Calavera el Conqui, concretamente.


En algunos lugares, como en Montijo, el melón convertido en calavera se colocaba sobre una tabla, y los llevábamos por las casas donde dábamos monedas o chucherías a los pequeños, que cantaban:

La calavera al Conqui
te da muchos sustitos
si nos das caramelos
nos iremos prontito



En otros pueblos extremeñoscomo en Malpartida de Cáceres, por la noche, la chiquillería salía a la calle con «calaveras» encendidas hechas con la cáscara de las sandías de año, ya que eran las únicas que duraban hasta estas fechas, entonando la siguiente cancioncilla:

«La calavera,
zapatos verdes,
 vestido de seda…»


En Quintana de la Serena los niños también cantaban:

“La calavera el Conqui,
 ya se murió…”,

y

“La Calavera el Conqui,
 no tiene pelo ni cola…”

Y, mientras canturrean,  avanzan por las callejuelas del pueblo balanceando las calaveras que cuelgan de sus manitas…

Sí. Definitivamente el acervo americano nos debe mucho. Así que deberíamos ponernos manos a la obra y  recuperar lo que nos queda del nuestro antes de que se lo apropien del todo. Porque eso sí que sería algo terrorífico.


lunes, 29 de octubre de 2012

Capitulo 379: Estatuas para todos.





Y a pesar de todas las dificultades que entre unos y otros nos pusieron, pudo mas nuestras ganas de reconocerle su inmensa valía, que todo lo otro. Y después de buscar quien no lo podía transportar hasta el lugar, que en una votación múltiple echa en plena plaza mayor, había sido el elegido. No era una estatua como otra cualquiera, los rasgos que dicha estatua tenía, eran los mismos que a quien iba dedicada, su bombona de butano en una mano y su caja con todos los aperos para soldar y lañar, colgados de su otro hombro, eran exactos a él. Su gorro de lana un poco de lado en su cabeza y su camisa por fuera del jersey acababan por dar el toque maestro a dicha escultura.

Nos costó poco dinero hacerla, el artista elegido después de saber toda la vida del esculpido, emocionado por ella, optó por cobrar solo el material. Nos dijo que era la primera vez que alguien le encargaba tal escultura y mira que a lo largo de su vida, llevaba echa unas cuantas. El ultimo “lañaor”, que bonito oficio nos dijo, aunque parezca lo contrario, se parece algo al nuestro. Reparar aquellas cazuelas, sartenes y todo lo que caía en sus manos, era trabajo de profesionales y en parte de escultores. Esa paciencia que tenia aquel hombre es la misma que debemos de tener nosotros para ejercer bien nuestro trabajo.

El dinero lo recaudamos por los bares, las huchas que pusimos en ellos sirvió para que en menos de un mes, el dinero que hacía falta estuviera disponible. La gente puso lo que pudo o lo que quiso, nadie dijo lo que había aportado, para que figurar en ningún sitio por encima de nadie, al fin y al cabo todos íbamos a una, conseguir tal reconocimiento a toda una vida de trabajo.

Delante de aquella estatua me vinieron a mi memoria las voces que daba para que la gente supiera que iba por la calle; ¡Holaterooooo!. Nosotros al verle salíamos a su encuentro y deseábamos con todas nuestras fuerzas, que alguna de nuestras madres o abuelas saliera con alguna cazuela en la mano. Entonces después de escucharle decir a la dueña de la misma, que la cazuela estaba muy mala y que vería a ver si era capaz de arreglarla, tomábamos asiento a su lado. El se sentaba encima de su cajón, y lima en mano intentaba quedar toda la superficie donde iba a soldar limpia. Nosotros con la boca abierta asistíamos a tal trabajo, incluso más de uno de pequeño, quería estudiar para aprender el mismo oficio, que ilusos, como si aquel oficio le enseñaran en alguna universidad o escuela. Mientras trabajaba en aquella cazuela, nos hacía preguntas como buen maestro. Que tal el colegio, quien era el más listo de todos, que íbamos a ser de mayor, cuando alguno le decía que quería ser “holatero”, se enfadaba con nosotros y nos decía que estudiáramos que aquel oficio no tenia salida ninguna.
Cuando encendía aquel soplete y soldaba aquel agujero en la cazuela, ese olor se nos metía en las narices y nos gustaba tanto, que deseábamos que alguna otra vecina sacara otra cazuela o sartén antes de que él se levantara y se marchara.
¡Bueno niño!, esa era su frase preferida, todo lo que hablaba, fuera a quien fuera, lo acababa con la palabra “niño”….

Llego el camión donde teníamos que montar aquella estatua cuando aún no había dejado de recordar aquella persona. Vamos, es la hora de colocarla donde se merece. Así, los encargados de asentarla en el sitio elegido, montaron en el camión y se dirigieron al mismo. Durante su colocación, fueron muchos los allí presentes y uno de los que pasaban por allí que no estaba de acuerdo con aquella estatua, sin poder aguantarse las ganas de hablar, les dijo: ¿Quién fue este señor para que le tengan que hacer una estatua? ¿Fue cura, alcalde, militar o ministro tal vez? ¿Fue maestro, escritor o periodista?

 Los allí presentes se mordían los labios para no saltar, el mismo que había ordenado la colocación de la ultima estatua en plena plaza de Trujillo, veía mal esta otra, tan solo por no ser alguien de los que había nombrado.

Una señora algo mayor que estaba allí y que había conocido al de la estatua fue la que le contestó:
Este hombre se merece una estatua igual o más que todas las que habéis puesto en la ciudad. Fue un hombre bueno, trabajador y aunque es cierto que alguna que otra vez le cogieron trapicheando con drogas, no es menos cierto que el no hizo ningún daño a nadie, fue malo para el mismo pero jamás señaló con su dedo a ningún vecino que no pensara como él, para que le dieran un escarmiento o incluso acabaran con su vida.

No tuvo que conquistar ningún lugar matando a diestro y siniestro para pasar a la historia. El fue mucho más humilde que todos estos y solo por su trabajo le queremos reconocer.
Bajo un manto de aplausos de los allí presentes, aquel hombre agachó la cabeza y siguió hacia su destino.

Unas voces de fondo llegaron hasta mi cabeza, ¡despierta, despierta, que te has quedado dormido en el sillón! Era mi mujer la que me llamaba, según abrí los ojos, en lugar de ver la estatua que había soñado, vi una televisión en la cual había un programa en el que todos daban voces y no se ponían de acuerdo para nada. Triste y abatido, quise cerrar los ojos y volver a ver aquella estatua que por desgracia, no fui capaz de volver a ver. No conforme con ello, me levanté del sillón y me encaminé hasta el lugar donde había soñado que estaba aquella estatua, por si, por una pequeña casualidad, aquello no hubiera sido un sueño. Cuando llegué a dicho lugar y después de comprobar que allí no había nada, no me pude reprimir y a viva voz grité lo más alto que pude: ¡Holateroooooooooooo!!!!

domingo, 28 de octubre de 2012

Capitulo 378: Ruta: Depuradora de aguas.





Un domingo más como ya viene siendo una costumbre, el grupo arrancó de la plaza de Huertas a eso de las ocho de la mañana. A pesar del cambio de horario, nadie se equivoco y estuvo a la hora prevista.
Diez valientes, entre ellos tres mujeres, hicimos una ruta nueva e inventada, puesto que no sé si por la falta de información o por falta de callejas, la ida la hicimos campo a través, saltando alambradas, andando por barbechos y con el rocío de la noche anterior, los pies los hemos llevado mojados todo el camino.
Aun así, la ruta ha estado divertida que es una de las leyes que tenemos en el grupo, divertirnos siempre, puesto que para penar, está el resto de la semana.
Me sigue doliendo ver por donde quiera que vamos callejas cortadas por la mano del hombre, otras ya ni existen por la misma causa y es dificilísimo poder ir a muchos sitios sin saber por dónde estaban aquellas callejas antiguas. Creo que va siendo hora de que alguien tome medidas contra los benefactores. Ya está bien de reírse y aprovecharse de terreno que no es suyo.
Después de casi tres horas andando, llegamos a nuestro objetivo que no era otro que la depuradora de aguas de Santa Lucia. Allí hemos visto la impresionante obra que están haciendo y el destrozo que han preparado a nuestro berrocal. Me imagino el canon este nuevo que se han inventado para el agua, será para pagar dichas obras, solo espero que después de todas estas obras, nunca más tengamos problemas de agua, aunque creo que vamos a tener muchos más que antiguamente y además, pagaremos el agua más cara.
Una vez allí hemos compartido como hacemos siempre, las ricas viandas que llevaban algunos paseantes. Gracias a J F, todos los domingos comemos pan blando y eso es de agradecer. Además de llevar comida para un regimiento y hoy, el chorizo picante nos ha puesto a tono los labios, estaba riquísimo.
Tengo que mencionar también a los dos perros que han hecho con nosotros la ruta y que después de quince kilómetros, se han empezado a llevar bien. Para la próxima será otra cosa.
Cuando nos hemos repuesto de la subida, hemos recogido los bártulos y hemos emprendido el viaje de vuelta, el cual hemos hecho mucho mejor al coger de referencia la zanja por la cual han metido la canalización nueva hasta Trujillo. Las vistas eran peores, pero nos hemos ahorrado una buena caminata, aun así y todo, hemos pasado otra vez de los veinte kilómetros que va siendo la media que vamos haciendo los últimos domingos.
Quiero dar las gracias a todos los paseantes que hoy han venido, espero que no decaiga esta afición y los domingos sigamos pasándolo bien y desconectando de este mundo cruel. Animar a toda la gente que quiera venir que a nadie se le tratara como forastero. Solo hace falta ganas de andar y pasarlo bien.
Hasta la próxima que será ya mismo.
























































































Capítulo 1014: El duelo hay que pasarle sólo.

 No han dado las nueve de la mañana y ya suena la puerta de casa, antes de salir a la calle su primer pensamiento va hacia ella. Ahora mismo...