domingo, 28 de febrero de 2016

Capitulo 721: Ruta de las cuatro fuentes y un puente. (Huertas de ánimas)



Sin saber muy bien hacia donde partir esta mañana, me acerqué al pueblo de Huertas de Ánimas donde tenia ganas de realizar una ruta de la cual me habían hablado hace tiempo y la tenia aparcada en mi agenda senderistas para en cualquier momento realizarla.


Sin madrugar mucho, a eso de las nueve de la mañana estaba aparcando el coche en la calle del Pilar Viejo, cuyo nombre se debe a una antigua fuente redonda que allí hubo muchos años. Con la mochila a la espalda me encaminè a buscar la carretera de los perales, recientemente arreglada y por lo que me cuentan los vecinos de la zona, no están muy contentos con ella, puesto que faltan que reconstruir las paredes de piedra que había, sin tener que poner las feas alambradas. Duras disputas entre asociaciones y el ayuntamiento de Trujillo. Todavía recuerdo cuando me dijeron hace años que estuvieron a solamente una firma de independizarse de la muy noble y leal, cosa que por lo que me cuentan los vecinos huerteños, parece ser que les hubiera venido mejor que no como andan siempre, pidiendo limosnas al ayuntamiento trujillano el cual mande quien mande, se hace el remolón para darlas.

Delante de la carretera recién asfaltada giro a la izquierda y me pongo delante de un cruce de callejas, tiro por la paralela a la carretera la cual llaman calleja del Espino, nombre que debe a la fuente y lavadero que a dos kilometros justos de donde aparqué a primera hora, se encuentra dicho lugar.
Me cuentan los lugareños que antiguamente las mujeres iban allí a lavar, a pesar de estar algo retirado del pueblo. Hoy en día te lo encuentras totalmente abandonado, lleno de zarzales y con una horrorosa alambrada que pusieron cuando después de varios pleitos, la asociación de vecinos de Huertas, logrò que los linderos que se habían apropiado del lugar ilegalmente, lo volvieran a incluir como terreno publico. Yo creo que se podía hacer algo para dejar un precioso lugar apto como merendero y poder ir hasta allí dando un tranquilo paseo.

Continuamos calleja adelante y nos topamos con la primera puerta que da paso a la dehesa del pueblo o como la llaman en Huertas, la Dehesilla. Su nombre me recuerda a aquella copla que tantos quintos hemos cantado y que decía "Venimos de la dehesilla, de echar paja a los novillos. Y vamos a sortear, a la ciudad de Trujillo..."
Justo en frente de la puerta que hemos abierto y como a unos cincuenta metros, nos encontramos un paso canadiense el cual cruzamos y giramos bruscamente a la izquierda, por donde seguimos andando por una pista bastante ancha y llena de baches por toda ella. Unos doscientos metros mas adelante nos encontramos un cruce con varias puertas y pasos canadienses. Giramos a la derecha y nos encontramos un antiguo chozo pastoril en avanzado estado de derrumbe. Una pena que estas maravillosas construcciones no se la de el valor que tienen y el servicio que podrían hacer a senderistas que como yo, pasamos delante de ellas.


Mas adelante un puñado de vacas en medio del camino esperan a que su dueño las venga a echar el poco pienso que les hace falta, viendo la hierba que hay por toda la dehesa Huerteña. Un poco mas adelante, otro cruce de puertas y un puente que atraviesa la inútil inversión de autovía Caceres-Trujillo, que tanto dinero costò su construcción y tanto daño produjo la misma al pueblo de Huertas. El cual sufrió en sus carnes una cantidad abusiva de explosivos que bombardearon canchos de su majestuoso berrocal el cual quedo herido de muerte en las especies de la zona. No te encuentras ni un solo conejo andando por allí a pesar de ser la cuna de toda la vida de esta especie.
Pues cruzando por encima del puente puedes leer una de las frases que mejor expresan el daño ocasionado al lugar y que dice: "Si esto es el progreso, que vuelvan los carros".

Al terminar de cruzar giramos a la derecha atravesando un pequeño charco y cogemos un camino bien marcado que nos lleva a la segunda fuente y quizás la mas nombrada por los huerteños, que es la fuente del Caño, donde cada vez que se pase por ella hay que probar su agua. Tiene pinta también de haber sido utilizada como lavadero en los años del hambre, aunque nadie me lo sabe afirmar. Desde allí se ve estupendamente la fortaleza trujillana la cual casi no dejas de ver en toda esta ruta.
Seguimos caminando y a unos trescientos metros nos encontramos una puerta a la derecha, la cual abrimos, cruzamos y volvemos a cerrar. Pegados a una pared de piedra descendemos esquivando el agua que por allí corría en el día de hoy. Unos metros mas adelante nos sale una calleja a la izquierda la cual tomamos para llegar hasta un molino antiguo que existía en el Arroyo Caballo, justo antes de desembocar en el Rio Merlinejo, al cual llegamos luego. Antes dejamos a la izquierda la cerca de San Anton, la cual coge su nombre de un antiguo pozo que allí existe y que cuentan algunos historiadores, que fueron los primeros asentamientos huerteños del lugar, hasta que les envenenaron dicho pozo y tuvieron que emigrar.

A poco mas de medio kilómetro nos encontramos con el Rio Merlinejo y con un precioso y recientemente restaurado puente sin barandilla. Hay que aplaudir estas obras porque son necesarias las ejecute el partido que sea. Es buen lugar para hacer una parada y comisquear algo, pero el aire frío sopla cada vez mas fuerte y no existe ningún refugio que nos abrigue, por lo que decidimos volver por nuestros pasos de nuevo hasta San Anton, y desde allí seguir rectos por el camino que està bien señalado.

Volvemos a la dehesilla y al llegar debemos de girar a la derecha, volver a abrir una puerta y continuar rectos hasta unos cuantos de almendros los cuales todavía hoy conservaban alguna flor. Una casa muy coqueta les protege, me cuentan que sus moradores son habitantes de Huertas que los fines de semana y fiestas de guardar, aprovechan para disfrutar de este magnifico lugar.

Seguimos subiendo la única cuesta que nos encontramos y ponemos rumbo hasta el famoso cancho de la Gaita, el cual no acabo de ver dicho instrumento por mucho que le mires por uno u otro lado. Lo que es verdad que hace gracia esta roca al ver su forma.
Justo en linea recta podemos observar el tejado de otro chozo antiguo, el cual tiene mas suerte que su compañero de dehesilla. Este luce restaurado y me cuentan que también están al cuidado de el un grupo de amigos de Huertas, que también aprovechan los días festivos para disfrutar de el. Muy cerca de allí se encuentra la tercera de las fuentes de esta ruta, pero antes buscando un cancho que me sirve de refugio, saco el trozo de pan y la patatera de la tierra y doy cuenta de ella, regada con un poco de vino de Cañamero, que esta buenísimo en días frescos como el de hoy.


Recogido el campamento sigo caminando por el lugar mas verde de toda la ruta, que va desde el chozo blanco hasta la tercera de las fuentes, la cual es la que mas me gusta como la llaman. La fuente de los Borrachos cuyo nombre se cree que existe al beber de ella mucho de los jóvenes y no tan jóvenes que trabajaban por las fincas linderas al pueblo y que a la vuelta de los días de fiesta era obligatorio el pasar por ella y saciar así las resacas de los días de baile.
Desde este lugar pongo rumbo hasta otra de las puertas que me saca de la dehesilla, pero antes tengo que pasar por el gracioso cancho con patas, donde delante de el me echo unas risas. Seguramente que muchos de los habitantes de Huertas ni siquiera le conocen, bueno, ni este cancho ni muchos de los sitios de la ruta de hoy.


Saliendome de la dehesilla muy pronto me encuentro con la cuarta y ultima fuente, la cual es nombrada como el "Charco de Tía Rentera". Tiene bastante agua y también me cuentan que era usado el lugar como lavadero por aquellos años de miseria.
Saltando de piedra en piedra logro no mojarme los pies y por la calleja que sigue de frente, voy caminando hasta llegar a una pista bien arreglada y ancha, desde donde vuelvo a ver bien presentero el castillo de Trujillo, lastima los dichosos cables eléctricos que tanto joden las fotos.
Dejando a la izquierda tres bonitas encinas encima de una buena machorra, sigo caminando hasta un amplio lugar que los lugareños llaman el resbaladero, donde hay un parque infantil y una gran piedra donde se puede apreciar que se ha resbalado por ella infinidad de gente. Un lugar precioso que anda un poco descuidado. No estaría de mas echarle un ojo a quien le corresponda hacerlo.


Y desde allí vuelvo al pilar viejo donde cargo la mochila en mi coche y me acerco a la plaza del pueblo, donde en un bar me tomo una coca-cola fresquita con un buen aperitivo que me pone su camarero llamado Andres, al cual pregunto por la ruta que he hecho y como muchos de los huerteños del pueblo les suena a chino.


Espero que una vez escrito esto se anime mas gente a realizarla, puesto que la ruta es fácil de andar y consta de apenas quince kilometros que uno si va bien acompañado, ni los nota siquiera.

Nos vemos por las callejas.
La ruta









lunes, 22 de febrero de 2016

Capitulo 720: Ruta en Campillo de Deleitosa, 2.016.



Volver a Campillo de Deleitosa para mi tiene algo de especial. No se si es porque allí discurre una de las rutas que mas me impactò la primera vez que la hicimos, o quizás también me emocione el saber que dicho pueblo se esta quedando sin habitantes a marchas forzadas. Y es que según el padrón del año pasado son cincuenta y dos los habitantes que quedan y la mayoria de ellos son gente mayor, por lo que este pueblo si nadie lo remedia será otro pueblo fantasma que solo cobrarà vida en época estival cuando vuelvan a el los emigrantes.



El caso es que a las siete de la mañana hora de todos los domingos, volvíamos a darnos cita en la plaza de Huertas, donde seis senderistas un poco abrigados, nos montábamos en los coches para una vez comprado el pan, poner rumbo hasta Deleitosa y un par de kilometros mas adelante, girar a la izquierda y coger la carretera de Campillo, que no se nos olvidara nunca las curvas que tiene y que alguna que otra vez, nos han dado algún susto.
No se si sera la quinta vez que hago esta ruta, lo que si puedo decir es que cada vez que voy la disfruto como la primera vez y cada día descubro paisajes nuevos y construcciones derruidas por el paso del tiempo.


Un poco antes de las ocho nos estábamos colgando las mochilas al lado de la iglesia de Campillo, El aire que nos despedía en nuestro pueblo había desaparecido y todos creíamos que lo que había en el ambiente era un poco de niebla, que según fue pasando el día vimos que no era niebla y si la famosa calima del desierto que nos sorprendía a todos verla en el mes de febrero. Es cierto que las fotos del amanecer nos las perdimos ayer, pero contra el tiempo no podemos hacer nada, solamente aceptarle como venga y disfrutar de la ruta.

Buscando el camino que lleva hasta el cementerio comenzamos a descender hasta el bonito puente que cruza la garganta de Descuernacabras, para desde allí continuar al lado de dicha garganta y llegar hasta la minicentral que según los antiguos escritos fue de las primeras que genero luz en Extremadura y que hoy ha quedado tan solo para que senderistas la puedan recorrer a pie.
Delante de esta construcción abandonada a uno le vienen a la cabeza la cantidad de mano de obra que tuvo que suponer construir este edificio y a su vez los cuatro kilometros de canal que servia para llevar el agua hasta la fabrica de luz. Me imagino la alegría que debía de haber en dicha obra y por supuesto en el pueblo, que seguro que contaba con varios cientos de personas mas de las que hoy viven allí.



Una vez que acedemos al canal, la ruta pasa a ser la mas cómoda que se pueda hacer en toda la comunidad extremeña, dado que la anchura y altura de esta construcción, parece proteger a los senderistas que por ella van. Ademas las vistas son impresionantes y el agua de la garganta nos acompaña con su ruido ensordecedor.
La llegada al famoso acueducto nos emociona y contemplar tal obra de ingeniería nos deja ensimismados durante un buen rato, dado que la ruta no llega a los once kilometros y se tarda poco rato en hacer.



Antes de que terminara el canal y viendo la hora que era, decidimos dar buena cuenta de nuestras famosas viandas en nuestro habitual muerdino que tanto nos ayuda a realizar las rutas. Allí, sentados y escuchando el agua del riachuelo el tiempo deja de correr y tan solo algún pájaro te puede distraer y sacarte de la bella estampa que entre muerdo y trago celebramos.

Una vez recogido el campamento seguimos caminando y a lo lejos y en lo mas alto que podemos ver, el hueco de la cueva de Juan Candilla nos recuerda a todos los días que fuimos a ella y que tanto nos emocionò a todos. Seguro que volveremos pronto, es un lugar que tenemos marcado en rojo todos los años.




Una vez alcanzada la pista nos queda lo mas duro y monótono  de la ruta y es que aun recordamos esta pista empinada y subirla con días de calor es realmente duro, no fue el caso de ayer que parando un par de veces a beber, la subimos bien.
Cuando coronas lo primero que se ve es el pueblo y ya solo queda volver hasta el aunque siempre nos pasa lo mismo y las veredas que otros años cogemos ayer pasamos de ella y anduvimos un rato como nos gusta a todos.



De nuevo en el camino correcto llegamos a la plaza de Campillo donde en época estival nos refrescamos con el agua de su abrevadero y observamos los bonitos peces que hay en su fuente.



Llegando a los coches nos despedimos del bonito pueblo de Campillo el cual siempre tendrá un espacio en nuestro corazón y seguiremos año tras año acudiendo a el, para de esta forma dar a conocer a todos que dicho lugar merece la pena de visitar.

Nos vemos por las callejas.

La ruta





sábado, 20 de febrero de 2016

Capitulo 719: Araña, Pichi y Cortés; y el del policía también.


Una de las frases que mas nos repetían de pequeños a la cuadrilla de amigos que nos juntábamos en los barrios de arriba era la de Araña, Pichi y Cortes; a lo que alguno de nuestros padres también añadían un trozo mas a este dicho para no quedar fuera de él a mi gran amigo Ángel Luis.
Pensando en estos nombres estos días atrás me entró la curiosidad de saber algo mas de ellos y buscando en internet me encontré con que el dicho en realidad era: Araña, Pincha y Cortés. 
Por lo visto según he leído Araña era un famoso capitán marinero, que reclutaba gente para su barco y luego él, se quedaba en tierra. Estos tres nombres eran inseparables y creo yo que por eso nos llamaban así de pequeño a nosotros, mas aun si cabe, cuando liábamos alguna de las nuestras y se corrían las voces por el barrio de quien podía haber sido, solía escucharse de boca de alguno de nuestros mayores: "Seguro que han sido Araña, Pichi y Cortés, y el del policía también.

Según hemos ido creciendo aquellos amigos inseparables seguimos siempre en contacto. Unos casados aquí en el pueblo, otro viviendo fuera de el y el "del policía", sin duda que desde pequeño nos demostró a todos los amigos del grupo que siempre fue el mas valiente de todos.

Hoy tengo que hablar de él porque seria injusto no hacerlo. Porque desde aquí quiero contar a la gente que mi amigo Ángel, fue, es y será el mas valiente de todos aquellos amigos que nos juntábamos desde que nos salieran los primeros dientes.

Aun recuerdo aquellos concursos nuestros que consistían en pleno mes de agosto, en ver quien se metía mas moras en la boca, sin caer en la cuenta que no debería de ser bueno para nuestros estómagos, unos enfrente de otros comenzábamos a contar a la vez que nos íbamos metiendo en la boca una mora tras otra. Calientes, llenas de polvo, daba igual, había que meter mas que nuestros amigos. Quien creéis que ganó aquel concurso. Si, mi amigo Ángel, que horas después iba camino de la residencia de Cáceres para operarse urgentemente de la famosa "pendi".

Una vez restablecido recuerdo cuando nos enseñaba el "tatuaje" que los médicos le habían hecho, muy orgullosos de el se levantaba la camisa y decía aquí fue la operación. Todos nosotros ensimismados pensábamos que aquello debió de doler mucho, creyendo como niños que éramos, que se hacia a pleno dolor, sin anestesia ni nada.

Otro de las historias mas famosas que vivimos juntos fue aquel baño en la pesquera del río Merlinejo, que descubrimos sin querer, sin apenas saber nadar y sin saber la profundidad del charco. Tu, Ángel, haciendo uso de tu valentía, hiciste negocio con nosotros, tus amigos que allí delante del charco, no éramos capaces de meternos dentro de el. Pidiéndonos una peseta a cada uno, sin pensártelo dos veces y sin saber si las ibas a cobrar, (que yo creo que aun te debemos Cuatro pesetas. ) te diste aquel baño delante de todos nosotros, a los que animaste a seguirte dentro del agua.



Entre trastadas y alguna que otra ostia por parte de nuestros padres cuando se enteraban de ellas fuimos creciendo. Las primeras amigas, luego novias y muy pronto nos dijiste que te casabas. Una alegría inmensa por parte de todos, como no. Pero en nuestro interior sabíamos que nos íbamos a ver menos. Sobre todo cuando nos contaste que tenias que irte a vivir a Badajoz, volviendo a demostrarnos a todos que tu valentía no la igualábamos ninguno de nosotros.
Y allí te fuiste siempre junto a tu mujer Puri, que siempre ha estado detrás tuya, por si desfallecías en tus ganas de luchar por una vida digna.

El nacimiento de nuestros hijos nos iba avisando que los años pasan muy deprisa y por eso a las mas minina oportunidad que teníamos de volver a juntarnos para estar de fiesta, siempre lo hemos hecho.
Fue otro gran día cuando nos comunicaste que te volvías para el pueblo, de nuevo íbamos a vernos mas, a aprovecharnos de tus manos para cocinar que tanto saben y que tu ni siquiera presumes de ello.
Ahora los días de campo son otros. Ángel enfría cerveza para todos, compra los guisos y esta allí el primero. Con la lumbre echa y con alguna botella de vino bueno preparada para cuando nos comemos las once.
Seguiremos haciéndolo porque de eso se trata. Amigos desde la cuna hasta la cama.

Estos días atrás sin hacerte falta llevar máscara ni nada, nos diste un buen susto a todos, y es que no queremos creer que nos vamos haciendo mayores y debemos de cuidarnos mas. Desde ese día la consulta del medico de Huertas ha subido en numero de pacientes, algunos ni conocían a su medico, pero tu aviso ha puesto en alerta a mucha mas gente. No hay mal que por bien no venga podíamos decir que viene que ni pintado.

Esta semana estaremos muy atentos a tu operación, como no estarlo si eres como de la familia.
Tenemos a nuestro favor que sabemos que eres el paciente mas valiente que habrá en Badajoz, que curioso, el lugar donde años atrás emigraste de entre nosotros ahora te vuelve a recibir para ponerte una tirita y decirte que vuelvas a tu pueblo y te dejes de asustar a tus seres queridos. Que para el próximo carnaval yo mismo te compro una careta.

Ahora Araña, Pichi y Cortés, desean que se recupere pronto para estar entre ellos el del policía también.

Ya sabes, fuerza y paciencia, todo saldrá bien y estas pascuas lo celebraremos como se merece, aunque sea brindando con actimel.



















lunes, 15 de febrero de 2016

Capitulo 718: Ruta en Hinojal y Talavan.


Decía un dicho y si no lo decía, lo digo yo ahora. Uno debe de hacer siempre lo que el corazón le mande, por delante incluso de la cabeza, que si, es verdad que ella posee la inteligencia, pero le falta para ser la numero uno del cuerpo los sentimientos que el corazón tiene. ¿Que porque me enrollo tanto con esto?. Porque la ruta que hicimos ayer si llegamos hacer caso a lo que nos dictaban nuestras cabezas, no la hubiéramos realizado ni por asomo, pero en lo mas hondo de nuestros corazones algo nos impulsaba a desafiar el tiempo y montarnos en el coche. Y como dice mucha gente "que sea lo que Dios quiera".

A las siete de la mañana nos volvíamos a citar en la plaza de Huertas, donde minutos antes comenzaba a llover como si no lo hubiera hecho nunca. Ademas un espantoso aire acompañaba a este agua por lo que la sensación de mal estar volaba sobre nuestras cabezas. Vamos o no vamos. Nos quedamos y volvemos en busca de nuestras camas o quizás buscamos un bar abierto para tomarnos un café. Este dilema sobrevoló nuestras cabezas durante unos diez minutos, los cuales veíamos llover y cada uno para sus adentros pensaba si ir o abortar la ruta.
Teníamos pensado desplazarnos hasta las localidades de Hinojal y una vez completada la ruta en este pueblo, continuar hasta la vecina localidad de Talavan, donde remataríamos la jornada dominical con otra pequeña ruta que recorre este pueblo.



Por eso en un ataque de valentía uno de los allí presentes dijo que nos montáramos en el coche y los otros tres que allí seguíamos viendo llover le hicimos caso y pusimos rumbo hasta la panadería habitual, donde seguía lloviendo de lo lindo cuando compramos el pan.
Podéis imaginar el camino hasta allí, deseando que dejara de llover y ver las primeras claras del día, para poder observar mejor la marea.
Antes de llegar a Caceres el agua nos abandonaba y el amanecer nos acompañaba al llegar a Hinojal, uno de los pueblos que forman la famosa Mancomunidad de los "cuatro lugares", que ademas de Hinojal, la forman Santiago del Campo, Monroy y Talavan.


Poco menos de una hora después desde que salimos de Huertas estábamos aparcando en una de las calles de este pueblo, que en la actualidad cuenta con poco mas de cuatrocientos vecinos, cuando por los años cincuenta y sesenta su población era de mas de dos mil quinientas personas. Muchos de aquellos Hinojaliegos se trasladaron al País Vasco y como me dice un buen amigo de la localidad de Derio, salían autobuses llenos desde allí hasta la localidad cacereña cuando llegaban vacaciones.


La ruta realizada era de unos diez kilometros y no esta marcada por ningún sitio, como no la lleves descargada seguro que te pierdes. Transcurre por lo que a simple vista parece la dehesa boyal del pueblo y son muchas las encinas que nos encontramos, ademas de algún alcornoque y mucha jara, la cual ya nos enseñaban sus flores. El motivo de esta ruta embarcada dentro de las conocidas rutas de la Lana, esta hace la numero siete y llega hasta las ruinas del Molino de Pedro Arias y lo que queda de la antigua presa de contención, donde tuvimos la suerte de toparnos con una piara de jabalíes que nos alegraron la mañana, aunque los vimos desde muy arriba y no mucho rato.
Y desde ahí volvemos por nuestros pasos hasta donde habíamos comenzado a descender y el día seguía dándonos una tregua con el agua, que no con el molesto y fuerte viento, el cual hacia que la mañana fuera o pareciera mas fría de los grados que teníamos.



El muerdino nos le comimos en un merendero que existe junto a un chozo que parecía recién rehabilitado, pero para nuestra pena estaba cerrado a cal y canto, por lo que tuvimos que comer a la intemperie, un muerdino demás de rápido para nuestro gusto, pero el aire te dejaba tieso y una nube que se veía a lo lejos, parecía traer agua.
Recogido el campamento nos comenzó a chispear. No parecía que fuera mucha el agua que nos iba a caer, pero antes de toparnos con el famoso camino de los rodetes y su simpático puente, la nube descargó con fuerza sobre nosotros todo el agua que llevaba. Entre el aire que hacia y la cantidad de agua, el paso por el cementerio de la localidad no nos camelò mucho y justo al entrar por la calle Calvario, dejaba de llover. A punto estuvimos de montarnos en el coche y marchar para casa, anulando así la otra ruta programada. Pero el aire nos secó rápido las ropas y decidimos viendo que no parecía que fuera a seguir lloviendo, acercarnos a Talavan, pueblo que esta a poco mas de ocho minutos de Hinojal.




Aparcamos el coche en la plaza de Talavan, pueblo que en la actualidad cuenta con casi novecientos habitantes, aunque desde lejos, parece mas pequeño que Hinojal. Aunque puede ser que de este pueblo emigrara menos gente.
La ruta allí marcada es denominada como la numero catorce dentro de las rutas de la lana y transcurre desde la plaza del pueblo, hasta la ermita de la Virgen del Rio. El camino tampoco esta marcado en su totalidad, pero no es difícil de dar con el. Incluso nosotros tuvimos la suerte de toparnos con dos vecinos del pueblo que al vernos con las mochilas enseguida comprendieron que íbamos hasta la ermita y nos indicaron la mejor calle para dar con el camino que nos lleva hasta allí.

La ida es muy fácil de caminar, entre paredes de pizarra y encinas, muchas encinas que cuidan de algo de jara que también se encuentra en flor. Esta ruta consta de siete kilometros, por lo que en menos de una hora estábamos en la ermita. Un lugar precioso que regado por el río Tajo, hacen que a uno le den ganas de fotografiar aquel paisaje.

Esta ermita fue construida en mil novecientos setenta y uno y sustituye a la anterior ermita que se encontraba justo al otro lado del río, que antes de construirse el pantano de Alcántara, podía cruzarse con una barcaza y una cuerda que existía, para que los Talavaniegos pudieran desplazarse a los cuatro lugares. Hoy no queda nada de aquello y dicen los paisanos que en época de sequía se puede ver la espadaña de la anterior ermita.
La fiesta de la virgen es en mayo y nos cuentan que los vecinos del pueblo se acercan hasta el lugar para pasar el día de fiesta todos juntos.


La vuelta por el mismo lugar que la ida nos hace sudar, puesto que las primeras cuestas que antes habíamos bajado con dificultad, ahora tocaba subirlas. !Y que cuestas! menos mal que el viento que sopla lo tenemos de espalda y sin quererlo nos ayuda a subir el primer kilómetro. Lo demás pues se anda muy bien y aunque acumulamos en las piernas diecisiete kilometros cuando llegamos al coche, no tenemos la sensación de haber andado tanto.


En definitiva un domingo diferente de lo que acostumbramos, puesto que es la primera vez que hacemos dos rutas juntas. Rutas que si hubiéramos hecho caso a nuestras cabezas, no hubiéramos realizados, perdiéndonos un precioso domingo de febrero, con aire, agua y ratos de sol.

Nos vemos por las callejas.

Hinojal

Talavan.






















Capítulo 1014: El duelo hay que pasarle sólo.

 No han dado las nueve de la mañana y ya suena la puerta de casa, antes de salir a la calle su primer pensamiento va hacia ella. Ahora mismo...