martes, 16 de octubre de 2012

Capitulo 369: Los arboles también hablan.




La ultima discusión con su mujer, fue la gota que colmo el vaso. Llevaban demasiados días discutiendo por nada y todo parecía venirse abajo. Ya no había solución ninguna que él pudiera buscar, o por lo menos no la veía por ningún sitio. Buscó la puerta de la calle y dando un portazo salió de casa. No sabía muy bien adónde iba, en su mente solo había una idea y aunque ya se le había pasado por la cabeza más de una vez en los últimos meses, siempre había acabado por desecharla. Pero ese día todo parecía distinto, nada le quitaba de la cabeza aquel pensamiento. Siguió andando sin rumbo hasta que al pasar por delante de aquel pozo una cuerda con la cual sacaban agua de él, le llamó la atención.

Paró delante de él y cogió la cuerda entre sus manos, la empezó a recoger haciendo un circulo y se la guardó debajo del brazo, era demasiado cante el andar por aquel monte con una cuerda de aquel grosor en las manos, si le viera alguien, seguro que le preguntaría y no tenía ganas ninguna de dar ninguna explicación  más que nada porque no tenía ninguna que dar.

Siguió andando entre encinas y olivos, ninguno de estos árboles le convencía demasiado. No sabía el porqué pero iba buscando un alcornoque majestuoso que le había parecido ver alguna vez por aquella zona, cuando tiempos atrás había ido a coger espárragos. Cuando ya casi había desistido de su búsqueda apareció delante de sus ojos. Ahora le parecía mas grande de lo que le había imaginado, estaba sin su corcha y eso le daba un aire más grande aun de grandeza y majestuosidad. Se colocó debajo de él y miro hacia su rama más grande. Al volver la vista al suelo, notó como una lágrima le caía por su mejilla, se la limpió con su manga de la chaqueta que llevaba puesta y cogió la cuerda con la mano derecha. Volvió a mirar hacia la rama y después hacia su mano, intentó medir la distancia que le separaba para saber exactamente la fuerza que debía imprimir a su brazo para llegar con la cuerda a su objetivo. Como si lo hubiera realizado más veces solo necesitó un intento para conseguirlo, agarro las dos puntas de la cuerda y las puso al mismo nivel.
El siguiente paso sin duda era el más difícil de todos, nunca se le dieron bien los nudos y no sabía cómo iba a hacer aquel para que fuera eficiente. Intentó hacer uno corredizo pero al tensar la cuerda el nudo se deshizo, esto le desilusiono un poco, aunque no le quito ni un ápice de empeño. Volvió a intentarlo esta vez con otra clase de nudo y volvió a hacer la misma operación. Tensó de nuevo la cuerda y esta vez el nudo lejos de deshacerse como el anterior, se apretó mucho más. Ya solo quedaba lo último que hacer, buscar un sitio por donde subir al árbol y ponerse la cuerda alrededor del cuello. Las lágrimas cada vez le caían más deprisa por las mejillas, las manos le tiritaban cada vez más y un sudor frío le recorría el cuerpo.
Al comenzar a subir al árbol se quedó fijo en una de sus ramas, le parecía ver reflejada en ella la cara de alguien, pero ¿qué alucinaciones estaba viendo? ¿Cómo iba a ver allí la cara de alguien? La volvió a mirar y vio de nuevo lo mismo, esta vez le pareció que la rama le empezaba a hablar y alucinando de nuevo entabló con ella una conversación que a cualquiera le hubiera parecido una tontería menos a él, que secándose las lágrimas le empezó a contestar a las preguntas que aquel alcornoque le hacía.

_ ¿Estás seguro de lo que vas a hacer? ¿Tan poco aprecias tu vida?

_ No puedo más, ya no tengo ganas de vivir.

_ Y ¿Cómo crees que se lo tomaran tus hijos? ¿No crees que le tacharan a su padre de cobarde por hacer esto?

_ No lo sé, seguro que sí, pero no metas a ellos en esto, no hago esto por ellos, lo hago por mi mujer y por mi situación laboral, es insostenible.

_ Eso es lo que haría cualquier cobarde, pero tú no eres uno de ellos, tú siempre has demostrado ser valiente y afrontar las situaciones firme, viniera lo que viniera siempre.

_ Eso era antes, ya no soy el mismo.

_ Sabes, en mis ciento cincuenta años de vida, jamás antes ha venido nadie a hacer lo que vas a hacer tu, tan solo una vez un cazador vino a colgar a uno de sus perros, que valiente fue también… menos mal que fui capaz de convencerlo antes de cometer tal atropello, y sabes, al final aquel perro fue el mejor que tuvo en varios años. Al que mas caza le mató y el mejor amigo suyo en mucho tiempo, y todo gracias a que mis palabras le ayudaron a pensar en lo que hacía. Por eso tú debes de pensar muy bien lo que estás haciendo, irte ahora y dejar así a tu familia es cosa de cobardes y tú lo sabes bien. Anda, coge esa cuerda y vuélvela a poner en aquel pozo para que su dueño pueda seguir sacando agua de él. Luego vuelves a casa y hablas con tu mujer, la pides perdón y no vuelvas a darle ni una sola voz. Después vete a por tus hijos al colegio y los das muchos besos, tantos que ellos mismos te digan que si hay algo nuevo que celebrar.
Ya verás como desde hoy empiezas a ser un hombre nuevo. Alguien a quien le encanta vivir sea de la manera que sea…


Aquel hombre hizo caso al árbol  siguió sus ordenes al pie de la letra. Hoy, dos meses después  vive con su mujer y sus hijos más felices que nunca, ha vuelto a encontrar trabajo y colabora en una asociación de ayuda a los más necesitados.

Todos los domingos que hace buen tiempo, coge a sus hijos y dando un paseo los lleva hasta donde se encuentra aquel alcornoque, se pone debajo de él y mirando a la rama con cara de alguien, le guiña un ojo y en silencio para que no le oigan sus hijos, le da las gracias por haberle ayudado a seguir viviendo….


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