domingo, 23 de junio de 2013

Capitulo 496: Ruta en Campillo de Deleitosa II.




“El Canal de las Minicentrales es una obra de ingeniería sólo al alcance de unos pocos, en un lugar entre la Jara e Ibores en la antesala de las Villuercas. Se trata de un canal de unos cinco kilómetros aproximadamente, que suministraba agua del arroyo Torneros, garganta de los Batanes, Colmenar y Canchar, formando la Garganta de Descuernacabras. Este canal abastecía a una herrería y tres minicentrales eléctricas. El canal es de un metro y medio de alto por otro de ancho, aunque tiene tramos donde la anchura llega a ser de dos metros. Está sujeto a una pared casi vertical. Construido en pizarra y cuarcita pegado con potente mortero bastardo: arena y cal que conforman una masa muy resistente...”




Así comenzaba una bonita descripción que pudimos leer hace algún tiempo, al lugar que hoy por segunda vez, hemos visitado de nuevo. Como ya había avisado tiempos atrás, el lugar de hoy me tiene encandilado y sin duda alguna es con diferencia, la ruta que más me gusta hacer de todas las que llevamos en nuestros zapatos y podéis estar seguros, que son muchas las que llevamos.


Hoy para variar, hemos optado por hacer dicha ruta a la inversa de como la hicimos la primera vez que fuimos. Y una vez acabada la ruta creo que hemos acertado en nuestro planteamiento, dado que la ruta de hoy no tenía nada que ver con aquella primera vez que fuimos. Empezando por la temperatura, que hoy sin duda alguna, era superior a todas las previsiones que nos habían dado.

Con todo eso a las siete de la mañana, salíamos de la plaza de Huertas, donde se unía a nosotros nuestra amiga Karin, la cual ha tenido que darse un buen madrugón para acompañarnos, cosa que agradecemos mucho. Nos gusta ir acompañados de toda la gente posible y si encima nos enseñan otra cultura, pues eso que llevamos ganado a la vez que vamos andando.



A las ocho de la mañana comenzábamos a andar y camino del cementerio del pueblo, emprendíamos el descenso que existe hasta que das con el final del  canal, lugar que hoy ha sido el principio de nuestra ruta.
La diferencia con respecto a la anterior ruta era tan grande, que aquella otra vez pasamos algo de frio y al final nos llovió un poco al acabar la ruta. Hoy desde bien temprano nos dábamos cuenta que el sol venia bastante cabreado y nos atacaría su calor durante toda la ruta, por eso en poco más de una hora, alcanzábamos el canal y el camino hasta el no ha sido nada fácil, puesto que las veredas casi no se distinguían por culpa del pasto tan alto existente en el recorrido.


Una vez que alcanzas el canal la ruta se convierte en algo difícil de describir. Es una sensación única la que te produce el ir andando por el. Las vistas desde todo el canal son únicas y a pesar que el campo había cambiado su color, siguen siendo impresionantes las fotos que se pueden hacer en esta ruta. Y no es que lo diga yo, es que todos y cada uno de los senderistas que han tenido la suerte de realizar dicha ruta, al acabar siempre dicen lo mismo, ”impresionante”.

El lugar del bocadillo hoy ha sido un sitio mágico y paradisiaco, pocas veces tenemos la oportunidad de presenciar un paisaje como el de hoy, a la vez de que te metes entre pecho y espalda un buen tente en pie. Además que alguno de los senderistas más valientes, han aprovechado para darse un buen remojón, en unas aguas limpias y cristalinas además de frías, (aunque ellos dijeran que no).

Después de levantar el campamento, hoy con más pena que otros días, hemos seguido el camino que lejos de ser igual que el que habíamos recorrido hasta el momento, era todo lo contrario. Una gran cuesta nos esperaba para darnos la bienvenida, a la vez que decíamos adiós al canal, cinco kilómetros después de haber empezado a andar por sus entrañas.
Lo peor de la ruta de hoy ha sido el calor sofocante. No corría ni una pizca de aire y la cuesta se hacía interminable para senderistas y sus mascotas, que hoy han dado menos calda que otras rutas en las que ellos van más frescos que hoy.

De la cueva que habíamos hablado de visitar… todos hemos coincidido en lo mismo, en los planos se ve todo estupendamente, una vez que te sitúas a pie de obra, te quedas con la boca abierta al ver donde tienes que subir. Por eso hemos vuelto a quedar pendientes la visita a dicha cueva, visita que tendremos que hacer en otra época del año, puesto que ir con esta calor es imposible.

Una vez coronada la cuesta, el aire hacia su aparición y después de acabar de bebernos las provisiones de agua que nos quedaban, hemos bajado hasta el pueblo en busca de los coches.
La bajada hasta el mismo ha sido un poco improvisada y hemos disfrutado un trozo de lo que nos gusta a nosotros que es el andar campo a través. Eso si, siempre sin perder el pueblo de vista.

Una vez en el pueblo, unos pilones llenos de agua cristalina nos esperaban. Sin duda que nos han venido como agua de mayo, aunque hoy lo mejor era decir como agua de junio. Allí hemos aprovechado para refrescarnos, beber dicha agua que todo hay que decirlo, no es potable aunque a nosotros nos ha sabido a gloria.

Casi trece kilómetros después, alcanzábamos los coches con la sensación de que hemos sido de nuevo unos privilegiados al poder realizar dicha ruta. Sin duda alguna que volveremos porque este lugar tiene encanto.


El que no lo conozca no sabe lo que se pierde. 

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