martes, 12 de marzo de 2013

Capitulo 449: Un día de fiebre.




No se lo había llegado a replantear hasta la fecha, quizás era la primera vez que escribía algo sin estar en su plenitud, pero dicha experiencia levantaba una expectación en su mente que nunca antes había sentido. 

Estaba seguro que mucho de lo escrito ese día seria borrado. La fiebre le hacía escribir palabras que nunca antes hasta ese día, se le habían llegado a ocurrir, pero lejos de amilanarse siguió escribiendo.

Siguió escribiendo y siguió volando en aquella nube gris que le acogía en su seno. Desde su cama, arrugada por culpa de muchas horas de insomnio, las veía pasar lentamente. La falta de aire hacia que dichas nubes se recrearan en su forma, y su andar era parsimonioso.
 De pronto el timbre del teléfono le despertó de su letargo, no supo reaccionar al pronto y permaneció inmóvil, como si la criada del libro que estaba devorando, fuese a descolgar dicho aparato. Cuando quiso ponerse en pie, el teléfono había dejado de sonar. No lo dio más importancia y volvió a la postura que mejor le venía para pasar la fiebre, que después de dos días, seguía sin despegarse de él. Pensó que quien llamaba se podía haber confundido o que su llamada no era urgente, así que unos segundos después cuando volvió a sonar el teléfono, esta vez sí corrió en su busca. Después de preguntar dos veces quien era, no obtuvo respuesta alguna y su paciencia acabó por esfumarse. “A la mierda”, contestó lo más fuerte que pudo, que por otro lado no fue mucho, puesto que la fiebre, le tenía seca la garganta y un gallo salió de su voz al mismo tiempo que decía aquella frase.

De vuelta al dormitorio, los riñones se resintieron y pensó que estar más rato en la cama tumbado, no le haría ningún bien. Buscó un pijama en los cajones de aquella cómoda y se le puso. El olor a naftalina le trajo recuerdos de su niñez y al cerrar los ojos pudo ver el rostro de su madre metiendo dichas bolas entre sus ropas…

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