jueves, 7 de marzo de 2013

Capitulo 447: El día de la mujer....




Como siempre he dicho, estoy en contra de que  todo lo celebrable se pueda encasquetar en un día señalado. Al llegar el día de mañana, ocho de marzo, dicen que es el día de la mujer trabajadora, como si los demás días no lo fuera o como si la mujer que no trabajara fuera de su hogar, no tuviera derecho a celebrarlo. El caso es que se hacen excursiones, (cosa que me parece estupendo), visitas a otros lugares, asambleas o lo que tengan a bien de hacer.

Desde hace  muchos años, la mujer viene luchando por unos derechos que jamás tuvo. Lógico que pasara en una sociedad tan machista como la que todos hemos mamado. Por suerte, algo va cambiando en nuestra mentalidad y el que la mujer trabaje fuera de casa, lo vemos cada vez más normal. Queda mucho por hacer, sigue habiendo mucho machismo en muchas casas, aunque algunos no se den cuenta de ello y como siempre lo han visto así, les parezca lo más normal del mundo. Todos los hombres, bueno, diré casi todos mejor, tenemos en nuestras neuronas todavía algún retazo machista del que muchos intentamos desprendernos y otros muchos ni lo intentan y siguen viviendo enfrascados en esa cultura tan peculiar, que por otro lado les ha ido bien con ella.

Desde la época de nuestros abuelos, los cuales trataban a nuestras abuelas como verdaderas esclavas, hasta nuestros días, se ha notado una mejora sustancial en el trato hacia la mujer. Cuando te cuentan historias antiguas de como vivían aquellas abuelas o bisabuelas, te echas las manos a la cabeza. Muchas de ellas son verdaderas heroínas, que sacaron a sus hijos adelante en mitad de cualquier campo, sin ninguna ayuda por parte de sus maridos; los cuales cuando no estaban trabajando, estaban celebrando dicho trabajo. Por supuesto que no eran todos iguales, pero se veía normal el hacer eso y desprestigiar así a las mujeres, que recogidas en sus chozos y rodeadas de niños, les enseñaban bajo la luz del carburo a leer o escribir. Eso la que podía hacerlo, otras muchas no tuvieron ocasión ni siquiera de aprender esos conocimientos básicos.

El otro día en la emisora de radio de Canal Extremadura, tuve la suerte de escuchar hablar a una de estas mujeres a las cuales me refiero. Se trata de una de las abuelas contertulias que cada martes en el programa de “el sol sale por el oeste” realizan un pequeño debate muy entretenido del cual soy adicto. He de decir que son tres las abuelas que lo realizan. Una con acento argentino, nos habla desde Plasencia y las otras dos abuelas, desde Badajoz.

Una de estas últimas (Teresa) en el último programa que hicieron, se atrevió en un escrito que ella misma había realizado, a criticar la situación real que todos vivimos. Esto no tendría ningún significado si no fuera porque esta gran mujer aprendió a leer y escribir a los sesenta años. Todo un logro para ella. Con un poco de vergüenza por si se atascaba leyendo, cogió el texto y para disfrute de todos lo leyó en antena. Como no podía de ser de otra manera, nos emocionó a todos los que escuchábamos las ondas.
 A mí me venían a la mente estas mujeres que anteriormente he nombrado, las cuales solo tuvieron ocasión de ser “esclavas” de sus familias. Encerradas en sus chozos o casas solo tuvieron oportunidad de criar a sus hijos. Lavar, fregar, cocinar y poco más, que por otro lado era mucho. Lo que molesta es que aquello era normal para ellas y solo conocían aquella forma de vivir en la cual, claro que eran felices, no conocían ninguna otra manera de subsistir.

Escuchando a esta gran mujer me sentí feliz, aparte de emocionado como he dicho antes. Pero pude comprobar como la edad no es ningún muro para llegar a hacer lo que uno quiera. Seguramente que Teresa desde que sabe leer, tiene más ganas que nunca de vivir, porque cuando uno aprende algo nuevo, está deseoso de ponerlo en práctica. Y lo digo con conocimiento de causa, puesto que mi hijo Daniel, con seis años, no hay cartel que se le resista cuando vamos paseando. Todo lo lee, da igual lo que sea. Por eso me imagino a mi “abuela Teresa” haciendo lo mismo todos los días y si encima la gusta escribir cosas como la que nos leyó el otro día, ni te cuento como se puede sentir de orgullosa.

Sabiendo de estas cosas, a uno le sigue molestando la idea de que organicen, el “día” de la mujer trabajadora. No existe un solo día en que esas mujeres dejen de estar trabajando, ya sea de una manera u otra. Porque, ¿No es un magnífico trabajo el aprender a leer y escribir con sesenta años?
Ya lo creo que si.


Lo podéis escuchar a partir del minuto 19 mas o menos:

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