domingo, 3 de febrero de 2013

Capitulo 431: Ruta: Huertas- La Cumbre-Huertas.







Ante una mañana algo más fría que días atrás, nos poníamos en marcha nueve senderistas, camino del pueblo cercano de La cumbre, el cual desde la ciudad de Trujillo, distan diez kilómetros, eso sí, hablamos por la carretera.

Nosotros fieles a nuestras costumbres de andar siempre por caminos, callejas y cañadas, nos pusimos en camino buscando la primera de esas callejas, la cual debíamos de coger en lo que se conoce de siempre como “Los poyos de los curas”. Dicha calleja después de mucha insistencia por nuestra parte y sin duda, por parte de más gente, ha sido limpiada de zarzales y ramas de otros árboles, los cuales no permitían el andar por ella. Muy contentos ante dicha actuación, aunque no muy conformes con el resultado final, puesto que como decía aquel dicho, “Las cosas se hacen bien o no se hacen”. No hubiera costado ningún trabajo extra el acabar de limpiar del todo el suelo de la misma, el cual anda lleno de cascotes y piedras sueltas, además de las hojas que durante un montón de tiempo han criado esa capa tan típica. No hubiera costado nada hacerlo bien.


Una vez que hemos accedido por esa calleja, la iglesia de Santo Domingo nos daba los buenos días y la dejábamos atrás, pudiendo comprobar una vez más el destrozo que se ha cometido con la dichosa obra de canalización de aguas. Nada volverá a ser como antes, por mucho que nos quieran vender la moto con eso. Hay que decir que esa zona de Trujillo es preciosa a pesar del abandono que sufre. Es sin duda un diamante que esta por pulir. Esperemos que lo hagan pronto.


Una vez dejada atrás la parte antigua Trujillana, hemos puesto rumbo hacia el cordel, justo detrás del campo de fútbol municipal. Otra zona de Trujillo súper abandonada y sucia. La cual nos enseña que nos queda mucho para llegar a ser una ciudad patrimonio. Queda mucho por hacer y por limpiar. Desde allí nos hemos dirigido hasta la Albuera, lugar donde se recogen todas las aguas sucias de la ciudad, parece mentira que tenga que escribir esto estando en el año que estamos. Dos mil trece y soportando estas asquerosidades… Esperemos que pronto cambie esto. Más que nada, por lo del patrimonio y tal, que no solo es la zona antigua y amurallada…

Desde allí y una vez cruzada la carretera, hemos puesto rumbo hacia el pueblo que nos esperaba esta mañana. Dicha calleja según las malas lenguas, fue arreglada en un tramo por un antiguo edil del ayuntamiento de nuestra ciudad, el cual posee allí una finca. Curiosidades que no me gusta pasar por alto en mi blog.


La ruta tiene poco que ver a pesar de que es una zona en la cual viven numerosas especies de pájaros, los cuales casi no hemos visto. Una zona bonita es la del rio Magasca, el cual va con un caudal importante. Allí si se podía hoy hacer alguna foto interesante. Una vez pasado el rio, nos encontramos con uno de los cordeles más anchos y mejor cuidados de los alrededores, casi hasta el pueblo de La Cumbre, el cual se ve desde bastantes kilómetros antes de llegar. Eso, más que animarte, creo que no ayuda mucho. Es mejor andar y no ver la meta, por lo menos a mí me cansa menos.




Pues tres horas después de habernos puesto en camino, llegábamos a La Cumbre. Allí nos hemos comido el bocata buscando el sol, que donde no corría aire, se apetecía.

Después de llenar el estomago, algunos senderistas les han surgido algunas dudas y es que con catorce kilómetros en las piernas, volver quizás era mucho. Así que un par de ellos, han optado por hacer la vuelta en coche. Los demás, entre los que me incluyo, hemos vuelto por nuestros pasos hasta Trujillo de nuevo. A un paso bastante ligero, puesto que algunos tenían prisa por estar ha las dos del medio día en un lugar donde habían quedado. 

Volver sobre lo que ya has andado no gusta. Por lo menos es lo íbamos hablando los siete que habíamos decidido hacerlo. Y entre broma y broma, aunque cada vez menos frecuentes, culpa sin duda del cansancio, hemos ido desandando el camino hasta la ciudad de Trujillo. Una vez allí hemos optado por tirar por otro lugar distinto al de la ida. De esa manera nos quitábamos la cuesta de la zona antigua, que con los kilómetros que llevábamos en las piernas, se nos hacía mucho.

A las dos y muy pocos minutos, llegábamos a la plaza de Huertas. Veintinueve kilómetros y cuatrocientos metros después allí estábamos. Cansados y con algún dolor de pies, pero contentos por haber sido capaces de completar otra ruta. Esta sin duda, más larga de lo habitual. Había que sacar la del domingo que viene que merecidamente, nos tomaremos de descanso, o eso creemos. Porque casi un año después, hemos logrado viciarnos de uno de los deportes más sanos y baratos que existen.

1 comentario:

  1. Buena caminata la que os habéis metido hoy. Supongo que os ayuda a hacerla lo bonito que se encuentra el campo por lo que se ve en la fotos y el hecho de haber formado ya un grupo de incondicionales. Cualquiera se descuelga sabiendo lo que se va a perder....
    Enhorabuena, lo vuestro ya ni el Correcaminos.

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