lunes, 10 de abril de 2017

Capitulo 822: Las pruebas de la vida.



Y que padres no disfrutan viendo disfrutar a sus hijos? Todos somos participes de su disfrute y por supuesto también, lo debemos de ser en los momentos menos dulce que a nuestros hijos, les toca vivir.

Ayer todo pintaba bien, incluso el día quiso sumarse a la celebración y el sol estuvo con nosotros en todo momento. El lugar escogido Madroñera. donde se disputó:
Si me gusta el ciclismo sin haberlo practicado sin duda es por la gente que le rodea. Han sido muchos otros deportes en los que he estado involucrado y sin duda que a la hora de ser buen compañero, como los ciclistas nadie.
Ayer me tocó a mi desplazarme con mi hija, aunque es cierto que es su madre quien la acompaña mas veces. El circuito de ayer ilusionaba a todos los participantes y en sus rostros se podía ver una especie de nerviosismo a la vez mezclado con ilusión. Mucho debate entre los participantes aconsejándose unos a otros las zonas mas peligrosas, donde se podía apretar y donde no.

Un poco antes del comienzo de la prueba le comenté a mi hija que me subía a la parte de arriba del circuito, donde estaba las zonas mas peligrosas. De esta manera y a pesar que la organización era de diez, andaría yo mas tranquilo. Poco rato estuve en el lugar escogido y no tardaron en comunicarme que mi hija se había caído en la parte de abajo del circuito.

La experiencia que uno va cogiendo en estos casos, te invita a no ser alarmista y no perder en ningún momento la calma. Pero la verdad es que según iba bajando todo lo deprisa que podía,cada noticia que iba oyendo me ponía mas nervioso. Algún conocido me decía que no era nada, otro un poco mas abajo que estaba la ambulancia con ella, y yo estaba ya casi fuera de mis casillas, mucho mas cuando un momento antes de llegar, la ambulancia se iba todo lo deprisa que pudo, para trasladarla al centro médico de Madroñera. Fue Miguel Pino que harto por desgracia de ver un montón de caídas en su larga trayectoria organizativa, el que me tranquilizó mas. Nos montamos en su coche y nos desplazamos al centro, donde nada mas entrar me fui derecho hasta la camilla, donde se encontraba mi hija Andrea. Aquel momento fue duro al ver su cara y di las gracias al cielo de que en aquel momento su madre o estuviera allí. Ya sabéis lo aparatoso de la sangre, aunque era mi hija la que me tranquilizaba diciéndome que estaba bien.

Las primeras curas se las realizó el doctor Tapia que fue el encargado del traslado hasta el centro médico de Trujillo, donde llegamos poco después. Por no dejar el coche en Madroñera les seguí detrás y en el viaje puse en orden la cabeza, llamé a su madre y poco después estábamos los dos esperando en la puerta del box.

La atención en el cetro médico fue espectacular y uno da las gracias de poder tener lo que tenemos al pie de casa. Un Tac, radiografías y todo sin salir del lugar y sin tener que coger de nuevo el coche.
Las pruebas no daban nada roto ni nada raro, por lo que la tranquilidad en sus padres vino poco a poco. Fue mi hija ante tanta llamada y tanto wasap la que quiso compartir una foto en redes sociales para decir a todo el mundo que estaba bien, dentro de lo aparatoso de la caída.

Y nos desbordó tanta muestra de cariño que la larga espera en observación se nos hizo mas llevadera.
Todo quedó en un susto por suerte. Según mi hija son gajes del oficio y antes de darle el alta anoche, estaba diciendo que tenia que curarse para el día veintidós, donde viajan a Zafra a correr.

De otra pasta estáis hecho todos los ciclistas, que buena verdad es.

Gracias a todos y cada uno de los que os preocupasteis por la salud de nuestra hija. Con vosotros las pruebas de la vida son mas llevaderas.








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