domingo, 18 de septiembre de 2016

Capitulo 761: Cuando nos ponemos los guantes.



A pesar de ser domingo y poder aprovechar nuestro día de descanso para hacer sufrir a nuestra cama, preferimos levantarnos a la misma hora de siempre y aprovechar el día para seguir haciendo algo de provecho por nuestro pueblo. Uno se pone los guantes sea la fecha que sea, no nos dejamos influir por la época del año ni por los acontecimientos, que le vamos a hacer, somos así....

Mi amigo Miguel que lleva dándome la paliza desde hace bastantes días, me comenta el día de ayer que cuando vuelvo a trabajar en el Espino. Yo, que por culpa del trabajo no encuentro fecha para volver, le cito el domingo a las ocho de la mañana, creyendo que no cumplirá su palabra de acercarse a ayudar. Me duermo y no me levanto a la hora que hemos quedado, que placer quedarse un rato mas en la cama cuando se puede...

Nervioso por quedar mal con las ayudas, me tomo un café a prisa y corriendo, monto a mi perro en el coche y pongo rumbo hasta el famoso y sufrido lavadero. Allí no hay nadie, pero ya tengo puesto el chip del trabajo y pronto me pongo a buscar la herramienta que por allí dejo de una vez para otra, para ponerme a hacer algo. El legón si está, pero la tijera que uso para cortar los zarzales ha desaparecido por arte de magia. En un principio no le doy importancia y pienso que habré sido yo el que la ha escondido tanto, que ni yo mismo logro encontrarla. Que va, después de buscarla por todo el recinto esta herramienta no aparece. El que si lo hace es mi amigo Miguel, que se queda perplejo al escuchar la historia que le cuento de mis herramientas. !Pero quien se va a llevar eso! encima de venir a trabajar por amor al arte, te quitan la herramienta, manda huevos. Dudo en un primer momento en mandarlo todo a la mierda y volver caminando hasta el coche, con la cabeza agachada y cagándome en todos los santos del cielo, como si ellos fueran los culpables de que un buen "hijo" nos haya hecho esta broma. Mi amigo Miguel me quita de inmediato la idea y se une al trabajo que con solo el legón, he comenzado a realizar. La idea, limpiar la entrada para buscar el sitio de poner nuestro regalo de la piedra que da nombre al lugar.

El curro sin la tijera será mas duro, pero una tenaza que tengo en el coche hará las veces de tijera podadora, aunque haya que agacharse mas y arrimar mas los dedos a los zarzales.
Miguel intenta bromear ante la situación y yo no entro al trapo, la historia me ha derrumbado y creo que hay gente tan mala que no merece la pena lo que uno hace sin ningún tipo de interés; hasta esta historia parece molestar a mis enemigos.

Poco a poco y ante el resultado de nuestro trabajo, parece que me voy recuperando, que remedio te queda una vez que estamos allí en mitad de la dehesilla. O trabajas, o te cabreas, te montas en el coche y te das por vencido... Si no lo he hecho hoy, ha sido gracias a mi amigo Miguel, que me ha dado las fuerzas necesarias para reírme de todo el asunto. Si son ocho euros lo que se han llevado y seguro que si lo han hecho, es porque les hace falta... Viéndolo así, lo acepto...

Y entre broma y chiste nos vamos dejando la piel en nuestro trabajo. Estos zarzales están cabreados y cuesta un huevo el quitarlos. Nos ponemos como meta el limpiar el lugar donde colocaremos la piedra, aunque sabemos que a lo mejor la tarea se nos quedará demasiado larga. Aunque uno que es previsor, he preferido llevar un muerdino de pan junto a un trago de buen vino. Y no sabemos el momento que pararemos a dar cuenta de ello, nos encontramos tan implicados en nuestro trabajo (será por lo que cobraremos) que no tenemos ni apetito. Aunque pasadas las once de la mañana, optamos por parar en el lugar que ya tenemos limpio y dar cuenta de las viandas.

Que rico está todo en el campo y que bien entra un trago de vino, si encima le compartes con alguien ya ni te cuento...

Y volvemos al curro como si alguien nos fuera a reñir por parar tanto rato, ¿Diez minutos?,,.ni habrá llegado. Da igual, nuestra pasión por el trabajo puede mas que el descanso que nos hayamos merecido.
Otra rama, y otro pinchazo de los putos zarzales que ademas de tener pocas moras este año, se tiran a morder.

Pronto nos dan mas de las doce en el reloj, hora que habíamos puesto de tope para abandonar la obra, pero decidimos por consenso quedarnos hasta terminar la faena. Alrededor de la una estábamos recogiendo los "achiperres", para evitar otro robo. (manda huevos el asunto)...

Y probando como quedará la piedra en el lugar elegido, nos vamos yendo pal coche cansados pero contentos, de ver el adelanto que le hemos pegado hoy a la obra y pensando que si se uniera alguien mas al proyecto, pronto lo tendríamos finiquitado.

Me quedo con los ánimos que me ha infundido mi amigo Miguel, sin el que hoy, probablemente hubiera abandonado la obra. Se que por lo menos se ha ido a su casa contento por haber ayudado en esta locura que algún día se me ocurrió comenzar y que gracias a algunas personas, seguimos hacia adelante. Aunque varias veces le escuché maldecir lo poco que la gente ayuda a lo largo de la mañana de hoy, estoy seguro que no será el único que acabará ayudando, incluso seguramente que él volverá otro día.

 El que prueba la magia de hacer un bien sin mirar a quien, vuelve...

Gracias tron...













1 comentario:

  1. Quizás jamás nadie llegue a saber quién te ha sustraído la herramienta, pero lo que sí tenemos todos claro, es quién y con cargo a qué cuenta, debería reponértela. ¡Faltaría más!.
    ¿Creéis que se darán por aludidos...?.

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