El monte arde como todos los años, ya no sorprende a nadie, ni a lugareños ni a visitantes.
Después de un año bueno de lluvias todo el mundo se acordaba de que cuando llegara el verano los incendios serían brutales, Bueno, todo el mundo no. Resulta que quien tiene que poner los medios se ha pasado estos por el mismo forro. ¿Para que? si hagamos lo que hagamos los incendios estarán presentes....
Pero resulta que este año nada ha sido igual. Quince días seguidos a mas de cuarenta grados y treinta grados por las noches ha roto todo lo que hasta ahora estaba escrito. Y quienes debían de poner remedio para que esto no pasara de repente se han visto desbordados. ¿Qué hacemos? ¿Dónde nos metemos para quitarnos la culpa de encima? ¿A quien se la podemos echar? y mientras ellos elegían estrategia los montes ardían, las casas ardían, los pueblos ardían y a la vez acababan por vaciarse del todo. Cuando desaparezcan los pocos habitantes que quedan en estos pueblos viviendo aun, se cerraran casas para siempre, corrales donde antes habitaban animales están llenos de pasto y malas hierbas, los caminos y veredas que hay conectaban a los pueblos ya se han perdido o se los ha comido la hierba. Nadie los transita ni se les espera. Algún grupo senderista de las zonas cercanas que se niegan a que estas se pierdan e intentan patearlas algún domingo que otro pero no es suficiente.
Entre llamas y humos las culpas van de un lado a otro como un partido de tenis. Los espectadores son los habitantes de los pueblos desalojados que ven dicho partido en algún que otro polideportivo lleno de voluntarios que se afanan en ayudar e intentar que dichos vecinos sufran lo menos posible, pero eso es imposible. Estar fuera de tu casa y no saber si cuando vuelvas al pueblo la tendrás intacta o si por el contrario no te quedará nada es muy duro. Toda la vida construyendo un hogar y un abrir y cerrar de ojos todo desaparece. Y los que andan a raquetazos te vuelven a decir que lo importante son las vidas humanas y tú, desde una camilla instalada en ese desangelado polideportivo te acuerdas de tus ovejas, tus vacas, el burro y el caballo que quedaron allí solos sin saber nada de sus dueños y extrañando que nadie vaya a verlos y piensas que tu vida no vale nada si cuando vuelvas a tu casa esta está quemada y tus animales han desaparecido.
De vez en cuando los que poseen las raquetas te van a ver y tu que tienes mas educación que nadie a pesar de no haber estudiado nunca, tan solo el curso de respeto que te dieron tus padres a la vez que tenias que trabajar con apenas ocho años, los miras y te aguantas las ganas de mandarlos a freír espárragos por decirlo de manera educada y aguantas la charla de gente que solo has visto por la tele y que no volverás a ver a menos que vuelva a ocurrir otra catástrofe. Te ofrecen su mano y tu se la das por respeto y vuelves a aguantar la chapa de que "nunca os dejaremos solos", como si alguno de ellos les importara un pimiento nuestras casas y nuestros animales. Ponen cara de tragedia y los mas avispados incluso dejan caer alguna lágrima y tú no sabes si aplaudir tal representación o agarrar una caja de tomates y liarte a tomatazos con ellos, pero vuelves a recordar la lección aquella que te dio tu padre y olvidas los tomates y te aferras a la indiferencia mientras el ultimo "preparado" te da su palmada en tu arrugada, cansada y dolida espalda....
Cuando el humo empieza a dejar vivir ya no salimos en la tele, los bomberos marchan en busca de otro fuego que apagar y los tenistas se montan en unos coches enormes que ellos no conducen y poco a poco los encorbatados dejan su rastro a colonia cara y perfumes de mas de veinticuatro horas mientras tú solo hueles a humo podrido y no de tabaco precisamente.
Sabes que no volverás a verles hasta la próxima tragedia donde volverán a representar sus tragicomedias oliendo a colonias caras sin arrugas en los trajes y prometiéndote que jamás te dejaran solo, y mientras tú y tu familia rezas porque tus hijos y nietos se puedan buscar la vida lejos de estos pueblos que solo sirven para una semana al año, la de las fiestas. El resto del año no existen los pueblos ni sus habitantes...
No se de que nos extrañamos después de ver esto todos los años.
Tremendo lo que está ocurriendo y como siempre, los auténticos responsables de tanta desgracia, lo disfrazan de "Cambio climático" entre otras lindezas.
ResponderEliminarLlegados a este punto, habrá que recapacitar y tratar de ver, si lo mismo no somos igualmente responsables por lo que hagan los representantes que hemos elegido en los diferentes ámbitos o estamentos políticos.
Estando así de clara la cosa, quizás no deberíamos lamentarnos tanto por lo que nos toca sufrir en mayor o menor medida, sino asumir que de alguna manera, somos igualmente cómplices de tanta delincuencia institucional...