sábado, 26 de noviembre de 2016

Capitulo 783: Víctimas con numero.



Cuando nuestra hija comentó en casa que tenia un "amigo", una extraña sensación recorrió mi cuerpo. No sabia si alegrarme por ello o entristecerme, porque entre otras cosas, yo también me estaba haciendo mayor. Mi mujer me recordó entonces a la edad que nosotros empezamos a "salir", y hasta ese instante no me di cuenta de lo jóvenes que éramos.

Nuestra hija pasó en pocos días de jugar con muñecas a pintarse los ojos. Si ya era guapa de chiquilla ahora con su "amigo" mucho mas. Como un investigador privado quise conocer a la criatura, aunque no me hizo falta investigar mucho cuando mi señora me dijo quien era el afortunado. !Coño! si es el hijo de nuestros amigos, pues que bien, pensé para mis adentros. Mucho mejor que se junte con una persona conocida que no un cualquiera de sabe dios donde. Esa inquietud de padre es imposible de controlar.
El carácter de nuestra hija pronto comenzó a cambiar para con su familia. Hablaba mal a todos y no se la podía preguntar nada sin que ella te contestara mal. Son cosas de la pubertad nos consolábamos diciéndonos su madre y yo. Aunque mas de dos noches el sueño nos abandonara pensando en nuestra hija.

El día que su madre la cogió el móvil para no se que cosa, ella se puso como una loca, incluso amenazó con pegar a su madre. Esta, cuando llegué yo a casa me comentó la situación y nos reunimos los tres para hablar del tema un poco en serio. Ella a pesar del castigo impuesto no torció el gesto, se encerró en su cuarto y no volvió a salir hasta el siguiente día de instituto, desde donde nos habían llamado hacía pocos días, para decirnos que nuestra hija se había dejado ir en los estudios, y que su comportamiento dentro del mismo era insoportable. Nos pareció raro puesto que siempre había traído a casa unas notas excepcionales, siendo siempre la numero uno en cualquiera de los cursos anteriores. De nuevo volvimos a echar la culpa a la bendita pubertad su madre y yo.

Una mañana nuestra hija no quiso levantarse para ir al instituto, puso la pega de estar enferma y no se levantó de la cama en todo el día. Fue a la hora de la cena cuando se presentó en el salon y vimos un negral en su cara. Ella intentaba tapárselo todo el tiempo, pero su madre pronto la preguntó por ello.
Ella contestó enfadada como siempre, que se había dado con la puerta del armario...

Algo no iba bien y su madre y yo comenzamos a investigar su relación comenzando por preguntar a sus amigos. Siempre desde un punto en el que no se sintieran agobiados, para que de ese modo nos contestaran algo que nos dejara tranquilos, o a lo mejor, nos dejara peor sabor de boca.
Tan solo una de sus mejores amigas fue quien nos dio la pista, de que en la relación de nuestra hija con el hijo de nuestro amigo, las cosas no iban bien. Es un celoso y no la deja juntarse con nosotras; fue una de las frases que nos dijo su amiga, la cual aun guardo en mi cabeza.
Lo mejor será llamar a mi amigo y comentarle la situación, aunque la verdad que no se como se lo voy a contar, para no caer en una discusión que acabe con nuestra amistad.


A la vez mi mujer también se puso en contacto con la madre del chaval y como era de esperar lo único que hicieron ambos fue defender a su hijo a capa y espada. La relación con nuestros amigos se fue enfriando a la vez que a mi hija la iban creciendo las ojeras.
Hasta aquella tarde que nuestra hija se quedó el móvil en casa, al ir a la biblioteca a realizar un trabajo. Pronto aquel aparato comenzó a vibrar cada minuto. Nos miramos los dos y decidimos descolgar aquel móvil. Era su amigo preguntando por ella con la voz nerviosa y alterada. Se enfadó con nosotros por haber descolgado el teléfono, como si le molestara que nos enteráramos de algo mas. Nada mas colgar no tuvimos mas remedio que mirar los mensajes de wasap que aquel flacucho chaval había mandado a nuestra hija.
Los tuvimos que mirar varias veces para creer lo que estábamos leyendo. Aquellas frases las recuerdo aun como si fuera ayer. "Mañana te quedas en casa que yo saldré con mis amigos" o "Como te vuelvas a poner falda sin que yo te de permiso te meto una hostia" . "Porqué no contestas mis wasap, te vas a enterar cuando te vea".... Y muchos mas que me revuelven las tripas el volver a pensar en ellos.

Nos quedamos tan descolocados que no supimos como actuar en ese momento. Si hablábamos con nuestra hija lo iba a negar todo. Si hablábamos con el chaval mas de lo mismo. Con sus padres habíamos perdido la amistad de manera radical. Con la policía nos parecía demasiado fuerte, aunque he de decir que fue lo primero que quise hacer. Pronto nos acordamos de nuestro amigo Fran, que es profesor en un instituto. Le pusimos al corriente de todo y fue el quien convocó una reunión entre los seis. Mi hija, el amigo, sus padres y nostros. Nunca antes había temblado mas que en aquel momento. Mi amigo se puso como un loco al leer los mensajes que su hijo había estado mandando a nuestra hija desde hacia tanto tiempo. Nuestra hija pronto se derrumbó y nos confesó que no le quería, pero que le tenia tanto miedo que por eso seguía con él. Las ostias que le pegó su padre al chaval allí mismo fueron menos que las que me hubiera gustado pegarle yo, pero lo mejor era que nuestra hija se había quitado un gran peso de encima y que de nuevo tenía ganas de volver a vivir.

Repitió el curso pero nos da igual. Este año ha vuelto a ser la que siempre nos tenia acostumbrado y la sonrisa ha vuelto a su cara. Ahora se lo cuenta todo a su madre y nos hace cómplices de sus enamoramientos.

Mis amigos y su hijo se fueron del pueblo. Pidieron traslado dentro de sus trabajos y se lo concedieron. Aunque me daba pena por los padres, fue lo mejor para todos. Nos escribimos de vez en cuando y no hemos perdido el contacto. Me contaron que ingresaron a su hijo en un colegio interno, dentro del cual había expertos en tratar con maltratadores y acosadores. No se explica como su hijo ha podido llegar a esos extremos, si jamás lo vio en su casa. Me sigue pidiendo perdón cada vez que hablamos y siempre se preocupa por mi hija, lo cual uno agradece...

Hoy podemos decir que a mi hija no la pusieron numero, aunque estuvo cerca.
Contra el maltrato somos necesarios todos.








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