sábado, 12 de noviembre de 2016

Capitulo 779: Que somos malos, dicen...



Ayer volví como cada seis meses, con mi "kangoo" a pasar la ITV. Que sigo sin entender porqué narices  tengo que ir mas veces que cualquier otro vehículo normal y corriente, que les dan un año de plazo para volver. Encima de regresar antes, tenemos que pagar lo mismo que el señor que vuelve cada año. Por lo tanto cada seis meses ingresamos a las arcas de la diputación treinta euros y algunos céntimos mas.

Para volver a pasar la revisión opté por pedir una hora temprana, dado que estoy trabajando algo lejos y quería terminar temprano, para no dejar transcurrir mucho tiempo sin estar al pie de la obra. A las ocho menos cuarto estaba el tío plantado en la puerta de la ITV, donde ya había delante mía, otros cinco señores dispuestos a lo mismo que yo.
Pronto nos abrieron las puertas de la oficina y comenzaron a decir nombres en alto para entregar las tasas pagadas y los papeles del vehículo. Entré el tercero y una vez con la carpeta azul que te entregan con los papeles tuyos dentro, nos encaminamos hasta el coche para ponerle en posición de salida, donde una vez que abren la puerta, a uno le dan los siete males esperando que no te saquen ninguna historia que te haga volver.

El rato ese hasta que llegas al foso donde un empleado te va diciendo "dale, dale, dale" se hace eterno y siempre creo que voy a meter una rueda dentro. Con la radio apagada y las ventanillas bajadas, uno aguza el oído para que los amables trabajadores, no tengan que repetirte las maniobras a ejecutar. "Suelta el freno", "pisa el freno", si no lo haces a la primera orden, la segunda ya no viene con el mismo tono de voz y parecen aquellos maestros antiguos que preguntaban a los alumnos si se habían enterado para volver a repetir la lección si no era el caso, y que si levantabas la mano diciendo que no te habías enterado, te explicaban de nuevo la lección pero a voces y de mala gana, por eso todos decíamos que si, aunque fuera mentira.

"Sigue para adelante", sigue, sigue, sigue, quieto. Las ruedas caen en un rodillo donde parece que se va a desarmar el coche entero. No sé si tendrá algo mal, pero aquí seguro que algún dolor nuevo le entra al vehículo. Suelta el freno, pisa el freno, intermitentes, luces y endoscopia al tubo de escape. "Siga hacia adelante"...
Parece que está todo en orden, pero nunca se sabe puesto que los que allí trabajan jamás se les escapa un chivatazo de algo, no vaya a ser que les sancionen por dar alguna idea de si todo estaba en orden o no.

Aparcamos el coche y nos dirigimos de nuevo a la oficina donde las tres trabajadoras allí sentadas y según sus ropas, muertas de frio, esperaban que llegaran a sus ordenadores la orden de sus compañeros para devolvernos los papeles y la resolución de nuestras revisiones.
Normalmente se suele esperar un cuarto de hora o así, pero los minutos comenzaban a pasar y allí nadie nos daba ningún papel y lo que es peor, ninguna explicación.
Los conductores que tenían cita a las ocho y media comenzaron a llegar y a entregar papeles, y la oficina se empezó a llenar de gente. Los que te conocían te preguntaban que que hacíamos allí y nosotros desesperados, les respondíamos que esperando a los papeles.
Al principio la espera uno la sobrelleva entre risas y el móvil, pero una vez que comienzas a mirar el reloj y a darte cuenta de lo tarde que vas a llegar a tu puesto de trabajo, esa espera comienza a ser una desesperación.
Cuando comenzaron a llamar a los conductores citados a las nueve de la mañana, un par de señores de los de mi turno se levantaron a preguntar a las tres trabajadoras que si sabían algo de nuestros papeles. Una dijo algo que no funcionaba la fotocopiadora y otra entre dientes susurró que algo parecido las había pasado hacia pocos días. Otro de los "jefazos" que están en las habitaciones de adentro a los cuales no se les ve, hacían llamadas por lo visto para que viniera un técnico. Siglo veintiuno y así andamos decía alguno de los allí desesperados. Cuando los citados a las nueve y media comenzaron a llegar, allí no se cabía. Pero fuera los coches de los que esperábamos se amontonaban como si aquello fuera una feria. Toda le gente que llegaba preguntaba por lo que allí pasaba y los que menos tiempo llevaban esperando, eran los que contestaban. Nosotros habíamos perdido ya el habla.

Hubo gente que decía de cachondeo, apagar y encender, como toda la vida se ha hecho y las tres trabajadoras de cara al publico no sabían donde meterse. Ante las preguntas se limpiaban la culpa diciendo la tan socorrida frase de "Nosotras no tenemos culpa"... Y nosotros?? nosotros tenemos obligación de estar allí, porque sin papeles no puedes irte a ningún sitio. Algunos si se fueron, pero la mayoría esperaba y desesperaba. Yo me preguntaba la reacción que tendría la gente cuando algún cabecilla levantara la voz y pusiera el grito en el cielo, la verdad que lo deseaba, pero allí nadie decía nada. De vez en cuando un servidor tiraba alguna picada en voz alta para ver si alguien me acompañaba. ¿Estas horas quien nos las paga? o ¿Nos devolverán algo de dinero de lo que hemos pagado? risas y algún que otro mal gesto pero allí seguíamos todos.

Cuando llegaron los citados a las diez yo no aguanté mas y me fui a tomar un café. Creo que fui el único que de allí me moví, mientras me decían algunos !como te pillen los guardias sin papeles te vas a enterar!... Ojala me paren y pueda explicarles la situación a la que nos han sometido hoy. Un viernes cualquiera nos toca la lotería de estar perdiendo el tiempo en un lugar poco propicio para ver buenas caras y alguna que otra sonrisa...

Volví un cuarto de hora después y llegué en plan macarra....bueno, llegué como debía de haber estado hacia mucho mas tiempo, pidiendo que el encargado de la oficina nos diera una explicación y poder reclamar a alguien lo que nos estaba pasando. Cuando me iba a dar explicaciones el tío mas desagradable ( difícil elección) y por lo visto jefe de la estación, le dicen que ya está arreglado...

Una vez dentro de la oficina algún amigo que también esperaba allí desde hacia menos tiempo que yo, me dice que lo han arreglado como se hace siempre, apagando y encendiendo... no se si era verdad, pero ya no podia estar mas cabreado y opté por reírme y levantar los brazos como celebrando un gol del Athletic, cuando una de las tres trabajadoras dijo mi nombre.

"Ahora que tengas que volver", me dijo un conocido. Con la mirada lo dije todo...

Tres horas después de haber entrado en la ITV de Trujillo, salía con los papeles y la pegatina que me dice que justo dentro de seis meses, tengo que volver.

Odio ir a la ITV, no por lo de ayer, siempre lo he odiado aunque ahora sin duda lo haré mucho mas.

Que ha ganado Trump las elecciones!!! cuidado...Mare mía lo que tenemos que mantener entre todos en esta España mía, esta España nuestra...















1 comentario:

  1. En esa estación son funcionarios y como tal tienen un contrato blindado. Se permiten el lujo de hablarte como les da la gana y de tomarse el tiempo que quieren en hacer el trabajo.
    Mira si cambia la cosa, te vas a Logrosan en la oficina un sola Secretaría que te cobra las tasas y no tienes por que llevarlas pagadas y te arregla todo el papeleo, todo ello con amabilidad y una sonrisa de oreja a oreja. ( no como en Trujillo que están todos amargaos) sólo cuatro mecánicos inspectores que desees de coge el coche en la primera parada no lo deja hasta que termina y además es el quien te entrega toda la documentación. Sin mandos intermedios metidos en despachos ocultos.
    Y todo ello por seis euros más y en quince minutos has hecho todo el trámite merece la pena.

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