lunes, 1 de febrero de 2016

Capitulo 715: Ruta en Guadalupe 2.016.




Y prácticamente un año después, volvimos a caminar por las calles del bello pueblo de Guadalupe, donde en el día de ayer, volvimos para realizar la famosa ruta de Los Molinos.
Casi sin quererlo hemos dejado pasar un año entre la primera vez que fuimos y la de ayer, que decidimos por consenso el domingo anterior, mientras caminábamos por las cuestas de Serradilla.


El caso es que a las siete de la mañana nos volvimos a dar cita en la plaza de Huertas, donde seis senderistas nos juntamos para realizar la actividad que mas nos gusta realizar la jornada dominical.
La temperatura era asombrosamente cálida para despedir el caluroso mes de enero que hemos tenido, cosa que a los que el frío no nos gusta mucho, pues hemos agradecido. Aunque bien es cierto que sabemos que el frío es necesario.


Cambiando el sistema de comprar el pan en Huertas de ánimas como hacemos los domingos, decidimos al igual que el año pasado comprarle en Guadalupe, dado que recordamos la vez anterior como nos gusto aquel pan de horno de leña.
Así que sin esperar mas senderistas que quisieran venir, nos montamos en los coches y pusimos rumbo a Guadalupe, lugar donde se encuentra esta ruta.


 El pueblo de Guadalupe cuenta en la actualidad con unos dos mil habitantes mas o menos y vive como casi todos sabemos de su Monasterio y lo que rodea al mismo. Es decir, el turismo.
Pero es verdad que Guadalupe no es solo su plaza y su monasterio. Guadalupe son sus fuentes, sus arboles, su fauna y su ganadería, que en esta ruta vamos viendo según vamos andando. Sus habitantes se afanan en esta época en podar sus olivos y otros arboles que cada año les dan de comer.
Tenemos que decir que el camino hasta Guadalupe desde nuestro pueblo no llega a ochenta kilometros y mas de la mitad los hicimos ayer bajo una intensa niebla que nos acompaño gran parte de la mañana.


Yo sigo diciendo que el mayor enemigo del senderista es la niebla. Para mi el agua la puedes repeler y no te molesta a la hora de ir contemplando el paisaje. Pero la niebla es otra cosa. Ayer nos impidió ver las magnificas vistas que existen del pueblo desde lo mas alto de la ruta de los Molinos, así que no nos quedaba otra que seguir andando y esperando a que dicho fenómeno atmosférico, desapareciera del lugar.



Cuando llegamos al pantano que abastece al pueblo, la niebla casi había desaparecido, aunque es verdad que los bancos iban y venían a ratos, aunque el muerdino nos le comimos al solecito que poco a poco iba calentando. Recordamos allí sentados encima del puente, como el año anterior tuvimos que bajar hasta abajo todas las escaleras para buscar un lugar donde no nos diera el intenso aire frío que nos acompaño hace un año. Parece mentira como puede cambiar el tiempo de un año para otro.



Una vez recogido los bártulos, continuamos caminando y el terreno desde el pantano hasta el pueblo, nos es del todo favorable, por lo que si aceleras mucho, esta ruta la tienes andada en poco tiempo, por eso nos gusta parar infinidad de veces para fotografiar lugares y comentar otros que nos recuerdan alguna que otra ruta, de las decenas de ellas que tenemos ya en nuestras botas. Uno se siente un privilegiado al poder comparar unos pueblos con otros, eso si, después de haber caminado por ellos. Hay gente que de oída habla de ellos ignorando gran parte de su belleza y ciñéndose solo a lo que sale en los telediarios, por eso sigo empeñado desde mi humilde blog, a enseñaros todos y cada uno de los lugares por los que caminamos y disfrutamos de los domingos, animando a todo el que quiera acompañarnos que puede hacerlo sin ningún compromiso, sabiendo que nuestras rutas no suelen ser muy largas y que sobre medio día estamos de vuelta.


Cuando vuelves de nuevo a la plaza de Guadalupe la gente se amontona alrededor del Monasterio, donde acaba de finalizar una de sus misas. La gente se hace fotografías, va de aquí para allá y los mas devotos, entran a visitar a la "Morena". El retablo es precioso seas creyente o no y la iglesia impresiona a todo el que entra. Un par de Rumanas pidiendo en sus puertas afean la estampa y seria mas humano que se pusieran en otro lugar o que por lo menos no avasallaran a los turistas con sus formas nada respetuosas.

Antes de volvernos es de obligado cumplimiento comprar la típica morcilla Guadalupense, que degustaremos en mi casa con mi familia un día de esta semana acompañando a los garbanzos y cardillos, para que el plato sea lo mas extremeño posible.

Nos vemos por las callejas, a pesar de las nieblas.

La ruta.














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