martes, 27 de febrero de 2018

Capitulo 895: Volver a Peña Negra.



Seguramente que si alguien nos pregunta cuando llegamos de vuelta al coche a mis compañeros y a mí, que si volveríamos otra vez a subir a Peña Negra, seguro que hubiéramos contestado que no, porque esta ruta es de una exigencia tan grande, que pasa factura en el momento de terminarla. Pero no os preocupéis, el buen senderista se le pasa pronto el miedo y hoy según estoy escribiendo esto, ya estoy pensando cuando me volveré a subir en lo mas alto de esta mole de piedra.


Aunque el día no comenzó como lo teníamos preparado por una baja de ultima hora, mis compañeros Javi y Carlos y un servidor nos montamos en el coche a eso de las siete de la mañana, pasar a por el pan del muerdino y poner rumbo hasta la localidad de Navaconcejo, la cual llamamos cariñosamente mi amigo Javi y Yo, nuestro segundo pueblo, por la cantidad de veces que hemos pateado sus tierras.


El viaje le hicimos bien, en una semana sin vernos amontonamos muchas cosas para contarnos y en viajes largos es bueno tener de que hablar. La temperatura prevista era bastante alta para la época que estamos y lo único que nos mosqueaba era que teníamos que subir a Piornal y allí, la verdad, el tiempo cambia con respecto a cualquier otro pueblo. Pero no, por fin fuimos capaces de conocer la localidad extremeña mas alta con una temperatura agradable.
A eso de las nueve menos cuarto estábamos bajándonos en Navaconcejo. Colgarnos las mochilas, preparar los gps y comenzar a caminar. Apetece el gorro de lana de momento, pero los tres sabemos que pronto nos sobrará ropa según empecemos a subir.


Y es que esta ruta te empieza a exigir desde el kilómetro dos. Las primeras rampas te calientan las piernas y como mucho existen un par de lugares donde el camino es llano. Uno de ellos es la cascada el Calderón, donde siempre nos gusta hacer una parada para beber agua y fotografiar el lugar, aunque este año nos ha dolido a los tres verla con tan poca agua. Allí nos hemos encontrado con tres compañeros senderistas de Caceres, con los que hemos estado charlando un rato e intercambiando impresiones sobre nuestras rutas, es muy agradable encontrarte con gente que ama la naturaleza del mismo modo que nosotros, con las mismas inquietudes y con los mismos gustos.


Seguimos y una vez que abandonas el poco asfalto que pisas en esta ruta, nos vienen las rampas mas duras hasta que subes a Piornal. Una antigua calzada romana te pone el corazón a doscientos y siempre recordamos al pasar por ella a aquel ciclista que el primer año que subimos nos adelantó justo en estas rampas, aunque más adelante se tuvo que bajar de la bicicleta y es que no nos extraña nada vista la pendiente.


Llegar a Piornal es una de las medallas que te vas poniendo en la solapa durante esta ruta. Vamos en busca del merendero que existe a la entrada del pueblo para ver si el aire nos deja comernos allí el muerdino, nuestra experiencia anterior no fue buena. Una vez pasamos mas frío que en un iglú, y la ultima no nos quedó mas remedio que meternos dentro del chozo de escobas que allí sigue y que también nos vino aquel día.


En esta ruta el muerdino hay que hacerle un poco mas largo, puesto que una vez que cruzas la localidad de Piornal comienzas de nuevo a subir.
Hay bastante gente por el pueblo se nota que es domingo. Los tres recordamos en esos instantes la tormenta de granizos que nos cayó encima la última vez que hicimos esta ruta. Fue sin duda uno de los momentos mas duros que he vivido como senderista y esta vez nos sirve para reírnos de lo mal que lo pasamos.


Pronto el camino se empina de nuevo aunque esta vez las primeras cuestas son mas llevaderas. Al fondo vamos viendo ya Peña Negra, justo donde queremos subir. Pero antes nos quedan otros nueve kilómetros que son un poco rompe piernas, puesto que de vez en cuando las rampas son llanos y viceversa y las piernas se van cargando.


La sequía es tan brutal en toda Extremadura, que cuando llegamos al pantano que da de beber a la localidad de Piornal, nos entristece ver su nivel. Allí aprovechamos para echar un trago y descansar un momento antes de iniciar los últimos metros hasta la Peña.
El día está buenísimo para hacer senderismo y tan solo subido en lo alto de la Peña, es donde el aire hace acto de presencia.
Es allí donde a uno le cuelgan la medalla mas grande del día puesto que estamos en lo mas alto y duro de la ruta, de ahí hasta el final es todo bajada.




Unas cuantas de fotografías desde la cima y buscamos la calleja que hay que tomar para volver a Navaconcejo, aunque justo en la Peña no hay ningún camino cercano marcado, por lo que ns toca sortear escobas hasta un poco mas abajo donde gracias a los gps, damos con la calleja que queremos.




No es fácil la bajada aunque todo el mundo crea lo contrario. Las rodillas se resienten bastante y con veintitantos kilómetros en las piernas el cuerpo está cansado. Por eso algo de fruta es necesaria para evitar pájaras. Eso hacemos antes de enfrentarnos a las ultimas cuestas que esta vez hay que bajarlas en forma de ese, lo cual es duro ver la localidad de Navaconcejo tan cerca y saber que te quedan algunos kilómetros, justo hasta llegar al numero treinta y uno que nos marcan los móviles al llegar al coche.




La última medalla nos la cuelga del pecho el dueño del bar donde entramos a refrescarnos el gaznate y estiramos las piernas antes de volver a montarnos en el coche para emprender el regreso.
Ocho horas y media caminando se dice pronto, pero hay que estar un poco "zumbado" para hacer esta ruta y por suerte tengo amigos que están igual que yo.




Volveremos, aún sabiendo que sufriremos.

Nos vemos por las callejas.

La ruta










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