lunes, 20 de junio de 2016

Capitulo 742: Ruta desde Huertas al Pico de San Gregorio.

Otra de la rutas que teníamos metida entre ceja y ceja y que aun no habíamos logrado hacer, tocò realizarla en el día de ayer. Sin duda que había ganas y creo que una vez hecha, si volvemos algún día sera en una época mas fresca que la que nos abraza. 

Así como cada domingo, volvimos a quedar en la plaza de Huertas donde nos dimos cita cuatro amigos con ganas de caminar a pesar de que la ruta se nos podía hacer un poco larga. Cuando dieron las siete en el reloj, comenzamos a caminar buscando el cordel que nos llevara hasta la ciudad de Trujillo, donde en su plaza de toros, nos esperaba otro compañero que se animò a realizar la travesía con nosotros.





Nuestro compañero se quedò encargado de comprar el pan y una vez realizados los saludos, nos encaminamos hasta la denostada ermita de Santa Ana, para coger el cordel que nos llevara hasta las inmediaciones del pueblo de Santa Cruz de la sierra. Pero antes de eso, nos quedaban un montón de kilómetros por andar, los cuales a primera hora, se hicieron bastante bien al ser la temperatura algo mas baja que la que tuvimos que soportar después.

Al no emparejar en demasiadas rutas los cinco que fuimos ayer, las conversaciones pueden ser algo mas amenas que cuando haces las rutas con los mismos compañeros, los cuales nos tenemos puestos al día cada domingo.
La idea era realizar la misma ruta que hacemos cuando nos desplazamos el día de Santa Rita, aunque nuestros amigos habían contemplado en algún que otro mapa, la posibilidad de esquivar los dos últimos kilómetros que hay que hacer por asfalto, a lo que todos accedimos encantados, el asfalto en este tiempo es muy dañino para los pies.
Por eso una vez pasadas las famosas bodegas "Habla", nos metimos por el interior de la siguiente finca la cual en los mapas descargados, nos debía de llevar a una calleja que desembocaba justo en las inmediaciones del famoso parque de esta localidad.






Desde que comienzas a caminar el objetivo final siempre le tienes delante, y vamos bromeando en la distancia que nos va quedando según vamos recortando kilómetros. Vamos a buen ritmo y cuando nos dan las diez, la hora del muerdino, llevamos algo mas de quince kilómetros andados.





Como no podía ser de otra forma y buscando una buena sombra, debajo de dos eucaliptos, hacemos mesa redonda cogiendo prestados los comederos de unas vacas. Con inmejorable mesa nos damos el festín de cada domingo y cuando viene nuestro amigo Carlos, abusamos de su cecina la cual cada día que pasa esta mejor.

Una vez recogido el campamento nos disponemos a seguir andando por dicha calleja, la cual debe de hacer un montón de tiempo que no pasa nadie por ella y esta totalmente intransitable. Por eso debemos de saltar varias veces a las cercas de al lado para poder seguir caminando. Por si la ruta de por si es dura, el saltar varios obstáculos la hace un poco mas.


Cuando sonaban las once en el reloj de la plaza del pueblo, entrabamos dentro de la misma. Íbamos bien, algo cansados pero nos sentíamos con fuerza para realizar la ascensión al famoso pico.
La calor iba ganando al fresquito y antes de empezar a ascender, decidimos tomarnos un refrigerio fresquito antes de la cuesta.



Las primeras rampas no son duras y tenemos la suerte de que las dos fuentes que hay, llevan algo de agua, no mucha pero la justa para refrescarnos. Mojarnos un poco, llenamos las cantimploras y seguimos. La temperatura sigue subiendo y alguno de los senderistas sufre una pequeña pájara que nos hace reducir la marcha y subir mas tranquilamente. Es la ley de la montaña, todos juntos aunque haya que parar doscientas veces.


Lo bueno fue que la altura que había hacia que el aire se moviera algo mas y fuera un poco mas fresco, por lo que hasta la cima fuimos un poco mejor.

Y aunque la vuelta la teníamos diseñada para bajar por el Puerto de Santa Cruz, la alta hierba y una plaga de cardos de dos metros de alto justo en el camino de bajada, nos hizo replantearnos el recorrido y por mutuo acuerdo hicimos la bajada por donde habíamos ascendido.





Una vez recuperado el compañero, la bajada fue mas amena y divertida, puesto que nos íbamos festejando las cervezas que nos esperaban en el pueblo. Allí ademas nos esperaba nuestro ángel de la guarda para llevarnos de vuelta a Huertas de Animas, una vez que acumulamos en nuestros pies, unos veinticinco kilómetros.




Otra cabezonada mas que tenemos hecha, a pesar de que la calor no lo quiso poner difícil fuimos capaz de vencer todas las inclemencias para poder decir que nosotros hemos ido andando desde nuestro pueblo, hasta el pico de San Gregorio, sin darnos importancia y pasando un nuevo domingo entretenidos y poniéndonos a prueba.


Las próximas rutas serán ya mas cortas y con baño incluido, aunque no dejaremos de caminar por nuestra provincia la cual deseamos seguir conociendo haga frío o calor.

Nos vemos por las callejas.





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