lunes, 17 de agosto de 2015

Capitulo 672: Verde, blanca y negra.



Cumpliendo con lo prometido, ayer domingo nos desplazamos mi familia y yo a Sierra de Gata. Era obligación por nuestra parte el hacer una  visita a los paisanos del lugar. Teníamos demasiado dolor acumulado en nuestras mentes como para no ir al lugar a consolar insitu a sus habitantes.

Seria muy fácil por mi parte el esconder lo que allí vimos ayer. Poner solo fotografías verdes y no contar lo macabro de la zona. Pero yo nunca me escondo y aunque se que hay una campaña a favor de visitar Gata, (cosa que yo hice ayer) no me gustaría que por culpa de mi articulo no fuera la gente. Ahora es cuando hay que ir. Consumir en la zona y ayudar cuando lo pidan en la re forestación. No me vale el que comparte por redes sociales que hay que visitar la zona y luego no predica con el ejemplo.


El viaje le hicimos bien. Nos separan dos horas de camino y existe autovía hasta Moraleja, por lo que en un viaje así cuando uno va en familia y por culpa del trabajo nos vemos poco, hay que aprovechar cualquier resquicio para hacer balance de nuestras vidas y del futuro que tenemos por delante. De esta manera el tiempo pasa rápido y cuando nos quisimos dar cuenta, comenzamos a vislumbrar las primeras zonas dañadas por el incendio.
Las pocas palabras que salían de nuestras bocas eran lamentos y asombro al ver hasta donde habían llegado las llamas. Solamente pensar en los seres humanos que han pasado por ese calvario ya acojona. Ni me imagino vivirlo en directo.

El destino caprichoso quiso que nos pasáramos el primer cruce hacia Acebo y siguiéramos por uno de los lugares mas castigados por las llamas. La estampa que allí vivimos no la olvidaré nunca. Desolación por todos lados, ni un simple pájaro por allí revoloteando. Silencio sepulcral y ese olor a quemado que entristece de manera sobre humana.
Nos encontramos con el presidente de la Junta de Extremadura que acompañaba al líder general de su partido. Me imagino que como cualquier político debe de estar al lado de los que han sufrido una catástrofe así y seguro que muchas de las promesas que ayer hizo en el lugar caerán en saco roto, porque por desgracia no es la primera vez que esta tragedia visita dicho paraje.


Los habitantes de los pueblos afectados intentan recuperar la normalidad, eso sí, sin dejar de lamentarse cada vez que levantan la vista y ven todo o casi todo de color negro.Lo mas curioso es que nadie o casi nadie nombraba la palabra incendio. La pena está en sus rostros pero intentan poner la mejor cara que poseen para con nosotros los visitantes, cosa que uno agradece emocionado, sabiendo lo difícil que es.

Las gentes del lugar con las ropas llenas de hollín, charlan con los políticos poniéndoles las cosas claras. Lo mas duro que oigo de sus bocas es la palabra impotencia al ver como los echaron a muchos de sus tierras cuando querían ayudar a la extinción del incendio. El presidente agacha la cabeza y sabe que en parte llevan razón. Seguramente la coordinación no fue la mas adecuada y por culpa de ello se quemó bastante mas de lo que si se hubiera actuado coherentemente, hubiera ardido.
Otro vecino lamenta que no hayan aprendido nada del ultimo gran incendio allá por el dos mil tres, cuando el fuego dejó calcinadas muchas hectáreas y muchos animales. Lo mismo, ha pasado lo mismo decía en voz alta. La falta de limpieza del lugar decía otro vecino, ha ayudado a que las llamas se propagasen con tanta virulencia. Hay que acometer estas cosas en invierno, presidente, y no dejarlo para cuando es demasiado tarde. Hay que incentivar a los dueños de olivos que hoy por hoy están sin atender.
Me impresiona la sabiduría de las gentes del lugar y lo correctos que son hablando, a pesar de tener lo que tienen encima y sabiendo que muchas de sus pertenencias no las volverán a recuperar.

Cuando escucho a una señora dar las gracias en voz alta a los habitantes de Moraleja, un escalofrío me recorre el cuerpo. La señora con lagrimas en los ojos aun recuerda todo lo que sus paisanos han hecho por ellos, incluido el alcalde de la localidad. Tienen que ocurrir estas desgracias para darnos cuenta que el ser humano tiene corazón...


Una vez que los políticos abandonan la zona nos queda disfrutar del día. Las piscinas de Acebo están espectaculares, así como la de Hoyos y Perales. Sus vecinos se han preocupado de limpiarlas al máximo y lucen mas bellas que nunca. Parecen vergeles dentro de un desierto. Sus aguas como siempre "frescas" para curar reumas y cualquier dolor que uno lleve. El lugar empieza a coger buen aspecto y casi todos los que allí estamos somos de fuera, cosa que me alegra en especial. Hay mucha gente implicada en la causa.


Por la tarde me doy un paseo por los alrededores del comienzo de la ruta de la Cervigona, que tres años atrás hicimos con el grupo de senderismo de Huertas. Podéis imaginaros el aspecto del lugar y como uno sale de el. El color negro se apodera de mis piernas y pronto mi peque y yo desistimos del intento y volvemos sobre nuestros pasos. Nos alegra ver entre tanto árbol quemado alguno que ha tenido mas suerte y se ha salvado y una lagartija nos hace reír puesto que es el primer ser vivo que vemos por la zona.


La naturaleza hará el resto. Solo espero que la repoblación se haga con cabeza. Que escuchen y cuenten con los vecinos de los pueblos que son sabios y que saben como se gestiona algo de esta índole.

Y a todos los lectores decirles que ahora es cuando nos necesitan. Bueno, ahora y cuando los mandatarios se olviden de ellos. Yo intentaré estar ahí, para lo bueno y para lo malo y seguir dando a conocer esta magnifica zona extremeña que se levantará de esta fuerte caída, porque la gente extremeña está acostumbrada a vivir siempre al limite, dependiendo de ellos mismos y buscándose siempre la vida.

Hay que ir a Sierra de Gata.

Un abrazo a todos los lugareños que también nos trataron ayer.










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