viernes, 19 de diciembre de 2014

Capitulo 620: Miguel de Molina al desnudo.



De los pocos placeres que uno se puede permitir casi sin salir de casa, estuvo el capricho que anoche nos dimos mi mujer, mi suegra, la tía de mi mujer y un servidor. La noche nebulosa de ayer nos desplazamos hasta la capital de provincia para adentrarnos en su gran teatro, lugar siempre acogedor para cualquiera de los actos que en el se celebren.

Aunque he de decir que no era muy partidario hace dos meses cuando compramos las entradas de ir a ver este espectáculo, una vez visto me alegro mucho de no haberme echado atrás en mi decisión, puesto que anoche, sentado en mi butaca, fui capaz de desconectar del día a día monótono que nos ha tocado vivir.
A pesar de que el camino recorrido era corto, la intensa niebla hizo que se nos hiciera mas largo de lo habitual y llegamos al teatro diez minutos antes de la hora de comienzo. Con la calefacción bastante alta para mi gusto, tomamos asiento y quitamos el sonido a los móviles, cosa que muchas personas no saben o no quieren hacer Y es raro que en cualquier actuación a la que asistas, no suene un molesto móvil.

Entre ruidosas toses fruto de la estación meteorológica en la que nos encontramos, el pianista Cesar Belda tomó asiento en su piano. Aunque el protagonista del espectáculo no hacia su aparición, a pesar de que una voz en on, decía que la rueda de prensa comenzaría en breves minutos. Cuando la gente no sabía si dicha distracción era parte de la función o por el contrario era verdad que el protagonista llegaría tarde al comienzo de la obra, este apareció por el pasillo del gran teatro, con su capa puesta y en una mano, un guarda ropa donde traía metida sus camisas. El teatro con el cartel de todo vendido, comenzó a aplaudir al artista, que no es otro que el gran Ángel Ruiz, el cual es bastante parecido al gran Miguel de Molina.

La bien pagá.

Algunos nos esperábamos un espectáculo basado en las canciones del gran Manuel, pero nuestra sorpresa fue que lo menos hay en dicha obra, son canciones. Eso si, están las mas importantes del gran maestro.
Comenzó el espectáculo como si de una rueda de prensa se tratara. Él, sentado en una silla alta, respondía a las ficticias preguntas que simulados periodistas le hacían sobre su vida. El protagonista inter actuaba muy bien con el público asistente y metiéndose una y otra vez con los pesados y pesadas que no paraban de hacer fotos, con lo que molestan hoy en día los flases de tanto móvil una y otra vez. El artista llegó a un acuerdo hábilmente con el público, diciéndoles que dentro de la obra habría espacio para realizar todo el teatro las fotos que quisieran, pero que por favor, mientras tanto, dejaran los móviles en los bolsillos.

Durante la obra fuimos conociendo mejor la vida de Manuel de Molina, la cual es cierto que no sabia mucha gente entre ellos un servidor, que fue de aquella manera. Como pasaba con los grandes artistas las noticias se falsificaban una y otra vez y al oído de los ciudadanos, siempre llegaba lo que la prensa quería.

Una hora y media después, el gran teatro se rendía a los pies del pianista y del intérprete, los cuales sin duda que anoche hicieron felices a muchos cacereños entre los que por suerte, yo, me encontraba.
Si tenéis algún día la oportunidad de ver esta obra, la recomiendo sin duda ninguna, seguro que os sorprenderá gratamente como me sorprendió anoche a mí y a mis acompañantes.











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