lunes, 10 de junio de 2019

Capitulo 945: Ruta en Cabeza del Buey.



En el día de ayer nos volvimos a poner en ruta y esta vez elegimos una ruta nueva para seguir conociendo pueblos y sus gentes de nuestra Extremadura.
Con mis amigos del grupo " La Trocha" de Belén me gusta salir a caminar porque me tratan como a uno más y con varias rutas realizadas conjuntamente hemos logrado forjar una amistad que a mi me llena mucho.


Fuimos ocho los que al final nos decidimos apuntarnos a la primera ruta que conjuntamente organizaban la FEXME y el ayuntamiento de Cabeza del Buey y que sin duda una vez acabada, podemos decir que fue todo un éxito, tanto la organización como el recorrido el cual nos fascinó a los ocho que nos acercamos desde la plaza de toros de Trujillo, lugar en donde quedamos a las seis y media de la mañana.



A pesar de estar un rato la noche anterior en la feria, no me costó mucho madrugar y mas cuando vas a realizar algo que te gusta. Así que a la hora acordada estábamos montándonos en los coches y poniendo rubo hasta Cabeza del Buey, de donde nos separan mas o menos hora y veinte minutos o algo mas si te lo tomas con calma como nosotros.


A las ocho comenzaban a dar las acreditaciones y poco después estábamos nosotros allí en un enorme parque donde varios voluntarios y voluntarias nos repartieron las camisetas y pulseras.
Sobre las ocho y media repartieron chocolate con churros y la verdad que como la temperatura era fresca, nos entró bastante bien al que lo quiso probar, incluso se pudo repetir, pero con el primer vas tuvimos bastante.



Cuando dieron las nueve de la mañana y después de hacernos la foto de rigor nos pusimos en marcha, a verdad que para nosotros que estamos acostumbrados a ir a rutas de mucha gente fue enriquecedor saber que eramos unas sesenta personas por lo que se podría andar cómodamente y sin agobios de pillar buen paso.
La ruta comienza con un ligero ascenso por callejas y pronto caminamos un rato por asfalto, donde un coche de la policía local de Cabeza del Buey nos escolta para que no tengamos ningún percance y eso nos divierte porque parece que vamos en alguna de las manifestaciones que suele haber en cualquier lugar de Extremadura por el tren.


Cuando terminamos el asfalto que es una cuesta con algo de pendiente llegamos al primer avituallamiento, donde tenemos fruta, barritas energéticas y agua en abundancia. Como en las mochilas llevamos algo para picar solo cojo agua y seguimos caminando para intentar recortar kilómetros lo mas temprano posible para que el sol no nos moleste mucho.

Ahora caminamos por pistas anchas y con buen firme y vamos casi todos andando juntos y comentando otras rutas que tenemos ya en las mochilas y que siempre salen anécdotas a la luz, ademas de ir hablando de la futura ruta a Guadalupe que tanto nos gusta realizar y que tan dura es. Vamos hablando de hacer alguna ruta mas larga para ir entrenando y quedamos en ir a Montanchez desde Trujillo por los cordeles para ir metiendo kilómetros en las piernas y mientras seguimos recortando los diecisiete kilómetros de esta bonita ruta donde pronto nos encontramos un nuevo avituallamiento.


Los destrozos de un incendio reciente nos ponen tristes y son los habitantes del lugar los que nos cuentan lo que pasó y el susto que se llevaron. Menos mal que no llegó a mayores y le atajaron pronto.



En otro avituallamiento nos volvemos a refrescar y las mochilas siguen intactas. Ya queda poco para entrar de nuevo al pueblo pero antes queda lo mas bonito y duro de la ruta, la subida al mirador del Calvario, donde justo en el comienzo nos vuelven a coger el numero de inscripción y nos volveos a refrescar y comer alguna proteína para comenzar a subir.


La subida es dura y puedes ir contando las estaciones del viacrucis que según nos informan realizan todos los años. Sin duda un lugar mágico para tal fin.
Cuando llevamos doce estaciones ya vemos la ermita al fondo, una gran cruz corona la cima y allí están ya los primeros que han subido y que inmortalizan con sus cámaras el lugar. Hay que tomarse un respiro y lo mejor es eso, fotos por aquí y vídeos por allá y cuando llevas un rato en la cima da pena bajar pero hay que volver al parque, no sin antes refrescarnos por alguno de los muchos bares que existen en este pueblo que ronda los cinco mil habitantes.



Llegamos al parque y sobre las dos sacan una deliciosa paella con un refrescante gazpacho que degustamos sentados en una de las mesas que hay colocadas en el parque a la sombra de los arboles.


Algunos repiten y otros nos vemos llenos con lo comido hasta el momento. Y una vez recogido todo toca despedirse de los voluntarios y organizadores y felicitarlos por el buen domingo que nos han organizado.

Sin duda una ruta muy recomendable y que seguro que seguirá contando ediciones porque el empeño de muchos es el disfrute de otros.

Nos veos por las callejas. Gracias.









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