miércoles, 15 de junio de 2022

Capitulo 996: Fin de semana en Alquezar y Huesca.



 Pues una vez más nos volvimos a poner en carretera y como siempre que lo hacemos, los días previos son de nervios y preguntas entre los habituales que la verdad sea dicha, hemos formado un grupo muy unido que hacemos lo posible para que todos lo pasemos lo mejor posible, puesto que de eso se tratan estas excursiones tan cortas. Debemos aprovechar desde el primer minuto en que nos sentamos en el autobús, hasta que nos volvemos a bajar una vez que el domingo toca a su fin.





Esta excursión la cambiamos por otra que supuestamente íbamos a hacer por Valencia y que dado lo avanzado del año, supusimos que nos iba a hacer mucha calor por aquellas tierras y decidimos irnos mas para el norte buscando algo de fresco.... Que ilusos!!! Viendo el calor que dejábamos en Extremadura pensamos que algo mejor se estaría y la verdad que hay que decir que si, pero un par de grados como mucho mas frescos.






Así que en el bus nuestro aliado es el aire acondicionado, aunque llega un momento en que siempre hay alguien que tiene frío y toca calentar a todos un poco para seguidamente volver a refrescar al personal cuando las voces maldiciendo al calor que hace, se multiplican dentro del habitáculo.














Vamos descontando kilómetros entre algún que otro chiste, la música de J F, que tendrá que cambiar de altavoz si quiere molestar un poco más a su amigo Antolín, que dice que la música no se oye en los asientos de atrás. De comer "guarrerías" también nos apañamos durante todo el viaje, aunque algunas nos hagan creer que están caducadas, nuestros estómagos están hechos a prueba de bomba.











Cuando llevamos casi cuatro horas de viaje, a los fumadores les empieza a cambiar el carácter y lo que antes eran todo risas, ahora son rezos. Urge parar de inmediato porque los muy tunos, disimulan diciendo que se mea fulanito o menganito, pero el final que buscan ellos es encender el cigarro antes de que se abran las puertas del autobús.





La primera parada en un pueblo de Guadalajara donde nos damos cuenta del calor que hace y para combatirlo, nada mejor que unas cervezas, aunque nos asusta pasarnos con ellas puesto que corres el peligro de querer volver a parar, esta vez si a evacuar líquidos.

Otra vez dentro del bús aunque ya nos queda la mitad del trayecto o quizás menos y si horas atrás no habíamos pegado ojo, los nervios de quedar poco para llegar espabilan a la gente, en especial a un tal "Marchena" que bien podía ser locutor de radio en un programa de ocho horas, tiene saliva para ello....



Y antes de la hora que teníamos fijada, nos bajamos en Alquezar. Recién amanecido el pueblo si ya de por si es precioso, sin ningún turista por sus calles lo es aun más. Así que sin haber desayunado esperamos a que abran alguno de los muchos bares que hay en el pueblo que por las mañanas no madrugan mucho.

Una vez que todos hemos comido algo, vamos en busca del guía contratado para comenzar la ruta, que la verdad sea dicha, está también indicada que no te hace falta nadie para realizarla, aunque es verdad que con guía uno se entera de todos los recovecos de la ruta además de conocer la flora y fauna del lugar.








La ruta es muy corta pero hay que tener en cuenta que no andas por sitios llanos todo el rato, por lo que la gente que la haga tiene que estar un poco preparada, mas aún si hace calor, el ultimo tramo es muy exigente y con calor se puede hacer duro. Las pasarelas son muy cómodas y puedes disfrutar de unas vistas espectaculares. 




Cuando terminamos la ruta lo que apetecía eran unas cervezas para recuperar los líquidos perdidos, antes de poner rumbo a Huesca. mientras todos los integrantes del grupo terminaban de realizar la ruta.



Al llegar a Huesca lo que uno necesita es pillar la habitación para darnos una ducha y esperar a que amaine un poco el calor para conocer la ciudad, así que quedamos un poco antes de la hora de la cena para recorrer algunas de las calles de la ultima provincia aragonesa que me quedaba por traer al blog y que sin duda es la que menos me ha ilusionado conocer de las tres.




Volvemos al hotel a cenar y reencontrarnos con todo el grupo y siempre es buen momento para comentar unos y otros lo que merece la pena conocer de la ciudad y lo que no podemos dejar pasar antes de irnos.




Después de cenar es ya habitual intentar conocer el ambiente nocturno de la ciudad elegida, pero los años no pasan en balde y nos conformamos con sentarnos en alguna terraza y zumbarnos unos calambucos.



El desayuno nos espera el domingo por la mañana antes de recoger los trastes y llevarlos al bus, para cuando las tres y media de la tarde, hora fijada para la vuelta, emprender la marcha.



Nos queda un rato para disfrutar de Huesca y conocer su catedral, además de sus parques y plazas, mezcladas con alguna que otra cerveza que el cuerpo agradece para combatir el calor. Y antes de regresar buscamos lugares donde comer para que el viaje sea completo.

Y la vuelta siempre la usamos para recordar los momentos del finde y echarnos unas buenas risas acordándonos de unas y otras anécdotas vividas en tierras aragonesas. Pensando ya en la próxima que será a últimos de octubre y que volveremos por tierras portuguesas, donde Paqui volverá a organizar un estupendo viaje para sus chicos, porque nosotros somos ya los chicos de Paqui, después de tantos kilómetros en las nalgas tenemos bien ganado el apodo.


Nos vemos en el bus. 













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