domingo, 10 de enero de 2021

Capitulo 982: Beber de la fuente del Caño.



 Estaba planeado desde hacía tiempo, el primer día de enero debíamos peregrinar hasta la fuente de "el caño" para que el primer trago de agua que nos metiéramos en el cuerpo, fuera de este lugar.

Este acto que llevamos haciendo varios años mi peque y yo, se vio interrumpido el año pasado por culpa de la lluvia que apareció bien temprano durante todo el día y nos hizo cambiar de opinión y no acudir a la fuente. Pues aquella decisión nos ha tenido preocupados casi todo el año, mas aún cuando apareció la tan nombrada pandemia que día si y día también nombramos.

"Aunque lleva, truene y relampaguee", allí estamos el día uno, nos decíamos el chaval y yo cada vez que recordábamos lo mal que nos había ido este año a todo el mundo y no solo a nosotros, aunque bien es verdad que pensando fríamente en toda la familia, estamos todos bien de salud, que sin duda es lo mas importante.



Con unas Navidades inusuales de por medio donde no nos hemos juntado con nadie, todo ha sido triste y anormal y la verdad que lo mejor que podía pasar era que se fueran pronto y que la gente respetara todas las medidas que se habían impuesto para evitar los contagios, cosa que una vez comprobado con los datos, no se hizo.

A las uvas llegué de milagro, el sueño se apodera de mí y tengo que hacer un esfuerzo para ver las campanadas.

Y llega el primero de enero y toca el tan ansiado paseo. El perro que cumple ese día nueve años con nosotros no se lo quiere perder y el camino le hacemos pensando en el año que comenzamos y en todo lo bueno que está por llegar, entre otras cosas las tan ansiadas y esperadas vacunas que sin duda será lo mejor para que este año no pinte tan mal como el que dejamos atrás



Llegar al caño y beber es lo que teníamos planeado, pero con la helada que todavía hay en el campo apetece seguir caminando un poco más para estirar las piernas. El agua está templada y apetece para calmar la resaca de la noche anterior.


El perro disfruta mas que nosotros y el hielo de los charcos le hace feliz al pisar en ellos. El próximo destino que tenemos en mente es el puente del río Merlinejo, del que nos separa de casa unos cuatro kilómetros aunque a mi compañero de viaje no le guste andar mas de lo planeado. Llegamos al puente y volvemos, le digo, si quieres volvemos por otra calleja aledaña para no repetir el paseo, aunque recuerdo que la otra calleja tiende a ponerse de agua hasta arriba en varios tramos y para evitar el mojarnos los pies, decidimos volver por el mismo sitio.

El perro sigue disfrutando como solo el sabe y nosotros vamos comentando que cuando se pueda, queremos hacer una ruta bien organizada por esos caminos, a la cual ya la tenemos puesto nombre y distancia, "Las cuatro fuentes y un puente" que tiene unos catorce kilómetros aproximadamente y que si algún día se puede hacer, nos gustaría organizar. Vamos viendo donde hay que poner avituallamientos y contando los voluntarios que nos harán falta para indicar la ruta a todos los que vengan a realizarla.



Cuando mas ensimismados estamos en nuestro proyecto nos espabilan de momento los perros de un vecino que vemos venir a lo lejos, el nuestro que los ha visto antes que nosotros, decide correr sin rumbo en lugar de venir hasta nosotros para que le protejamos. Los otros perros se fijan en el y corren en su busca como si de una pieza de caza se tratara y ni las voces de su dueño, ni las mías evitan la pelea que se prepara en un momento. 


La estampa asusta al ver a mi perro debajo de todos los demás y luchamos por quitarles los otros de encima cosa que por suerte logramos aunque sin evitar varios muerdos que en un principio parecen graves pero que una vez estudiados mas adelante, cuando ya hemos perdido de vista a los otros perros, vemos que no son muy hondos y nos apresuramos para llegar a casa y poder curarle.

Con el susto aun en el cuerpo le limpiamos bien todas las heridas y contactamos con nuestra veterinaria que estudia las heridas a través de fotos y nos dice que le llevemos al día siguiente...



Ha sido una semana muy dura y difícil viendo la evolución de nuestro compañero que ha pasado malos días entre pesadillas y heridas abiertas y que hoy, ya están curadas.

Quiero dar las gracias a los dueños de los otros perros por preocuparse cada día del nuestro, nuestra preocupación ha sido la suya todos estos días y también quiero dar las gracias a los amigos que se enteraron de el episodio y me han preguntado por el perro a diario.



El comienzo de este año no ha sido el esperado, pero como le dije a mi hijo, ojalá y esto sea lo peor que nos pase en todo el año.

 El trago de la fuente de el caño hay que seguir bebiendo cada primer día de año

  







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